jueves, 18 de septiembre de 2014

Autodidactismo en la escuela cubana

Autodidactismo en la escuela cubana

Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. (H. REYES)
Faltan profesores y los libros, antes gratuitos, se alquilan. ¿Qué ha sido de la tan propagandizada educación superior revolucionaria?
Claudia estudia oboe en una de las escuelas profesionales de arte que existen en Cuba. El instrumento de Claudia es crucial, y muy necesitado en las distintas orquestas sinfónicas a lo largo de la Isla y, sin embargo, en algunas no hay profesores de oboe.
Claudia es de Santa Clara, y para estudiar su instrumento tuvo que trasladarse a Matanzas. Deberá comenzar la carrera en otra ciudad, lejos de los suyos, solo porque en Santa Clara no hay profesores de oboe; pero… a 15 días de empezado el curso, en Matanzas tampoco hay profesor para ella.
"Al llegar, no tenía ni litera", dice. "Hay muchas muchachas de música de diferentes provincias y todas somos becadas. Las camas que estaban vacías ya estaban guardadas para las continuantes. A eso súmale que aún no ha llegado la profesora de mi instrumento". 
La enseñanza artística es uno de los orgullos que más esgrime el Ministerio de Educación. Más de 10 escuelas profesionales de arte en el país y una ENA (Escuela Nacional de Arte) en la capital. Todas las disciplinas. Miles de alumnos. Cientos de profesores… ninguno de oboe.
Al menos, en Santa Clara, Y a 15 días de empezado el curso, tampoco en Matanzas. Sí hay oboístas en Santa Clara. Pero, al parecer, no están categorizados para impartir clases. Mientras, Claudia continúa en Matanzas, sin profesor. Recibiendo materias que puede cursar en su ciudad.
Esteban estudia periodismo en primer año. Llegó a la carrera por vías informales y debe estudiar más porque no está tan preparado. Esteban quiere ser fotoperiodista. Él necesita una cámara y buenas clases. La primera ya la tiene por esfuerzo propio; las clases brillan por su ausencia.
El departamento de Periodismo de la Universidad Central de las Villas nunca ha visto al fotoperiodismo como un género, tan importante como la entrevista o el periodismo de investigación. "Aunque está en el programa, no es muy apreciada ni seguida", dice Esteban.
Comenzó muy bien. Manuel de Feria, eminente fotorreportero del periódico Vanguardia y con más años de experiencia que sus jefes, impartió clases en 2002. Profesores de la Universidad de La Habana ofrecían conferencias. Ahora, nada. Se vuela el turno por falta de profesores.
"La opción que me queda es ser autodidacta, porque aquí no aprendo nada", comenta Esteban mientras planea irse a estudiar a La Habana, donde no solo hay un par de escuelas de fotografía, sino que el Instituto Internacional de Periodismo José Martí ofrece buenos cursos de fotoperiodismo.
Amanda también comenzó en primer año. Medicina. La escuela le tenía preparada una sorpresa ¡Hay que pagar los libros! 130 pesos por el uso de los materiales de estudio. Otro de los triunfos que siempre ha esgrimido la Revolución es que la bibliografía es gratuita.
Hoy no. Se alquilan. Amanda no está molesta con pagar el dinero, ella trabajó en sus vacaciones en una sandwichera para ayudar a sus padres y tener, según dice, "mi propio dinerito", pero no le gusta el sarcasmo del tema y se ríe sabiendo que tiene razón.
"El tema de los libros fue evolucionando con los cursos. Primero eran gratis. Luego, los pagabas si los rompías. Después, si se perdían pagabas tres veces el valor del texto. Hoy te los cobran con antelación, pero es previendo, para que lo cuides", comenta un profesor universitario.
Claudia, Esteban y Amanda son ejemplos de otros muchos que a lo largo del país comenzaron este curso sus respectivas carreras. Músicos, fotoperiodistas y médicos deberán ser autodidactas en las escuelas de las que alardea el Ministerio de Educación porque además de la explosión de matrículas hay déficit de profesores, de libros, y de… ¿Revolución? 

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