lunes, 29 de septiembre de 2014

Cuba quiere desarrollar turismo de élite en condiciones climáticas adversas

Cuba quiere desarrollar turismo de élite en condiciones climáticas adversas

09/29/2014 8:02 AM 
 09/29/2014 4:18 PM


Cuba apuesta a potenciar el turismo de élite asociado al golf mientras la sequía en el país se vuelve más frecuente e intensa.
Según el estudio “Impacto del Cambio Climático y Medidas de Adaptación en Cuba” reseñado por el diario oficial Granma, los expertos identificaron la disminución de las lluvias en la región oriental del país, las altas tasas de evaporación y los eventos frecuentes de seguía intensa prolongada como factores que inciden “en el deterioro de los suelos y la disminución de las reservas de agua, lo que repercute de manera desfavorable en la producción agrícola”.
El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) de Cuba también informó recientemente que el volumen de agua almacenado en el país había disminuido al 54 por ciento en agosto, mientras que más de la mitad de las cien cuencas hidrográficas que aportan agua potable a la isla se encontraba en un estado desfavorable o cercana a estarlo.
Sin embargo, la semana pasada un funcionario del Ministerio de Turismo en Cienfuegos dijo a la agencia Prensa Latina que en esa provincia del centro del país se espera la construcción de ocho campos de golf de 18 hoyos en las zonas de Rancho Luna-Pasacaballos y Playa Inglés-La Tatagua, como parte del plan de desarrollo turístico hasta 2030.


Anteriormente, el director de negocios del Ministerio de Turismo, José Daniel Alonso, había dado a conocer planes de extender la construcción de campos de golf en Cuba a través de empresas mixtas, con capital chino y europeo.
Alonso informó a la Agencia Nacional de Prensa a mediados de septiembre de la creación de una empresa mixta entre la compañía estatal Grupo Palmares y la firma china Beijing Enterprises Holdings Limited, para el desarrollo de campos de golf e inmobiliarias en la zona de Bellomonte, al este de La Habana.
Un proyecto similar iba a desarrollarse en esa zona por la firma británica Coral Capital pero dos de sus ejecutivos fueron investigados por corrupción en Cuba y liberados en 2013.
Una segunda empresa mixta de Palmares, se creó a inicios de este año con la compañía británica Esencia Hotels and Resorts, que construirá elCarbonera Golf and Country Club, con una inversión estimada en 350 millones de dólares. El proyecto incluye un campo de golf de 18 hoyos, alrededor de 700 apartamentos, un centro comercial y un hotel en un tramo de playa cercano al balneario turístico de Varadero.
El funcionario también mencionó dos proyectos similares que se están preparando con participación de empresas españolas, para construir campos de golf en la zona de El Salado, al oeste de La Habana, y en Punta Colorada, en la provincia de Pinar del Río. Asimismo se refirió a zonas como la playa de Santa Lucía en Camaguey y Covarrubias, en las Tunas, como áreas con escasa infraestructura y donde se pueden crear “circuitos a distancias que no superen, entre sí, los 30 minutos por carretera, y en cuyas cercanías se encuentren aeropuertos internacionales en operación”.
El número total de los proyectos en consideración resulta difícil de conocer pero la agencia de noticias china Xinhua, asegura que Cuba espera tener en los próximos 15 años al menos 29 campos de golf. En 2012, el Ministro de Turismo, Manuel Marrero, había dicho a la prensa local que el estado cubano estaba en negociaciones con empresas extranjeras para construir 16 campos de golf.
Hasta ahora, los reportes de prensa no han abordado el impacto medioambiental de este boom de los campos de golf en una isla que sufre sequías frecuentes y ha tenido muchos problemas con el abastecimiento de agua a la población y la irrigación para la agricultura. Expertos de la isla calculan que la sequía del 2004, la mayor en 74 años, le costó al país cerca de $3,000 millones.
El golf moderno surgió en Escocia, uno de los países más húmedos de Europa. En St. Andrews, donde se encuentra el campo de golf más antiguo del mundo— St Andrews Links Old Course— llueve como promedio 690.8 milímetros de lluvia durante 121 días del año.
Los campos de golf son grandes consumidores de agua, sobre todo en los trópicos, que tienen altas tasas de evaporación. Según datos del 2012 de la Asociación de Golf de los Estados Unidos, los campos de 18 hoyos en el sureste del país, consumen una media de 4,934 metros cúbicos de agua al año por cada acre irrigado a un costo de $107,800 anuales. En Estados Unidos el campo de 18 hoyos tiene como promedio 100 acres, de los cuales se irriga el 80 por ciento.
Pero el golf es una actividad rentable. Un estudio realizado en el 2008 por el Ministerio de Medio Ambiente español sobre el impacto territorial de esta actividad, indicaba que la media de los beneficios anuales de un campo de 18 hoyos se situaba próxima a los dos millones de euros. En Irlanda del Norte, el turismo asociado al golf genera alrededor de $44 millones anuales para la economía local.
El arquitecto ambientalista islandés Edwin Roald aseguró a el Nuevo Herald que el golf y las preocupaciones medioambientales no tenían que estar reñidas. El experto mencionó tendencias en la construcción de campos de golf que intentan reducir su impacto mediante el uso de especies de hierba que sean más tolerantes a la sequía, la reducción del área de césped y su sustitución por arena así como el reciclaje del agua utilizada, lo cual sería “un gran paso de avance”, destacó.
Esto último implicaría una gran inversión en tecnología de tratamiento de aguas residuales que no está disponible en la isla a gran escala. De hecho, no es una práctica generalizada en el golf. En Estados Unidos, solo el 12 por ciento de los campos de golf emplean agua reciclada para la irrigación.
En el caso cubano, la Estrategia Nacional Ambiental para el 2010-2015 del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente identificó problemas como “el estado crítico” de las plantas de tratamiento de agua, que permanecen “paradas una gran parte del año” ; “el agravado déficit de cobertura de tratamiento de residuales en el país” así como “el decrecimiento del aprovechamiento y reuso de los residuales líquidos de la actividad agroalimentaria e industrial” como factores que incidían en la contaminación de las aguas en Cuba.
Pero aunque Roald advierte que “hay que tener mucho cuidado al seleccionar las áreas para los campos de golf”, está convencido de que esta actividad “puede ser un gran instrumento para impulsar la economía y se puede convertir en un recurso para la comunidad, especialmente si se entiende que el campo de golf puede tener un formato flexible”, subrayó.
Este arquitecto ha impulsado la idea de adaptar los campos a los terrenos disponibles y abandonar la idea de un formato fijo de 18 hoyos. “Si Cuba quiere convertirse en un nuevo destino para los golfistas, se encuentra en una excelente posición para destacarse y llevar el golf sostenible a otro nivel”, opinó.
La idea de desarrollar este deporte en la isla forma parte de una estrategia que incluye también el desarrollo de actividades náuticas para atraer a un turismo de alto consumo. Desde el 2009, se realiza un torneo de golf anual, la Copa Montecristo, en el Varadero Golf Club con el auspicio de la empresa mixta Habanos S.A.
A partir del 1959, los deportes náuticos, el tenis y el golf fueron criticados como símbolos de la burguesía “decadente” y antiguos clubes fueron convertidos en “círculos obreros”, instalaciones para el “disfrute” de los trabajadores.
El golf no ha dejado de ser un deporte caro, practicado solo por quienes pueden pagarlo, pero las percepciones en Cuba fueron cambiando a partir de los años 90 del siglo pasado, cuando el gobierno volvió a incentivar el turismo para obtener divisas tras el desplome del campo socialista. El antiguo Havana Biltmore Yacht and Country Club, en Jaimanitas, al oeste de La Habana, que contaba originalmente con un campo de golf de 18 hoyos, se convirtió en el Club Habana, un lugar selecto que frecuentan diplomáticos, artistas y otros que puedan pagar los $2000 anuales que cuesta la membresía.
También a mediados de 90, el estado decidió la re-conversión del antiguo campo de nueve hoyos Dupont de Nemours en Varadero, en un moderno campo de 18, único en el país, para lo cual se contrató al arquitecto francés Christian Pensu. En La Habana, sólo existía otro campo de 9 hoyos en Capdevilla, conocido como el “diplo golf”, pues sólo los diplomáticos podían acceder a él.
El Varadero Golf Club fue inaugurado en 1997 y según recuerda Yamilet Hernández, quien fuera su directora comercial hasta 1999, “casi siempre estaba lleno pues era el único que existía en Cuba de ese tipo. Sabíamos con antelación la cantidad de jugadores que íbamos a tener pues trabajábamos con turoperadores especializados en golf del mundo entero”.
Según Hernández, solo los caddies cubanos que se convirtieron luego en jugadores profesionales utilizaban el campo pues los “green fees” que se cobraban en aquella época eran de $100 dólares. “¿Quién va a ir a jugar golf si además no sabe cómo funciona?”, agregó.
Para la construcción de los nuevos campos, el gobierno ha ofrecido extraordinarios incentivos a los inversores extranjeros. Cuba concedería el derecho de superficie por “99 años o perpetuidad”, según reportó la prensa local.
Puede seguir a Nora Gámez Torres en Twitter por @ngameztorres

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