martes, 30 de septiembre de 2014

Socialistas trasnochados extrañan a Fidel Castro


Socialistas trasnochados extrañan a Fidel Castro

Compadecen a Raúl por considerarlo víctima impotente de las circunstancias. Y de paso se compadecen a sí mismos


raul-y-fidelLA HABANA, Cuba -Ahora ocurre que los socialistas trasnochados extrañan a Fidel Castro. Sienten nostalgia por los tiempos en que, según ellos, el Caballero de París era el único limosnero de La Habana. Y no encuentran consuelo más que en hablar o escribir sobre el futuro como el sueño con que volverán a soñar esta noche, cuando se acuesten con la barriga llena y el corazón deshecho en menudos pedazos.
No es que abominen del raulismo sino que más bien compadecen al nuevo dictador por considerarlo víctima impotente de las circunstancias. Y de paso se compadecen a sí mismos, pues calculan que –aunque algunos aún no son tan viejos-, difícilmente puedan ver materializadas sus ensoñaciones, ya que es mucho el tiempo que exige la transición histórica que nos están bajando desde arriba:
Del fidelismo totalitario y aberrante, a la dictadura de generales empresarios. Y de ésta, a la tercera dinastía, donde los herederos conservarán el régimen de partido único, aunque no sea el único -tal vez existan otros de mentirita-, y aunque no se llame comunista. También conservarán, claro, el control sobre el poder económico y la sociedad civil. En fin, un albañal bastante parecido al del PRI en México, que podría desgobernar en Cuba durante otros cincuenta años (con el consenso aprobatorio del mundo civilizado), pero que al final valdrá la pena, pues serviría de puente para el proyecto de socialismo participativo y sustentable con que aburridos catedráticos estadounidenses y politólogos gárrulos de Europa le han inflado los sesos a nuestros socialistas trasnochados.
Es un proyecto que nos recuerda aquel chiste, según el cual, estando de visita en el hospital psiquiátrico de Mazorra, Fidel Castro vio a un loco que vertía algo en un tanque para luego ponerse a revolverlo con un palo. Al preguntarle, ¿qué haces?, el loco respondió que estaba construyendo el socialismo. Entonces Fidel le sugirió que mejor se ahorraba tiempo y construía el comunismo. A lo que el loco dijo: Es una buena idea, pero tendré que agregar otro cubo de mierda.
Pues, ni más ni menos, otro cubo es justo la diferencia que hay entre el socialismo “próspero y sostenible” que dicen defender los generalotes que hoy sostienen la sartén por el mango, y el “participativo y sustentable” que acarician en sueños sus cómplices de la izquierda bistec habanera, intelectuales y artistas en mayoría, que no por gusto deberán ser ellos (y no el pueblo inerme) los convocados para otorgar legitimidad legal y coartada moral al tanque de mierda. Y de paso le darían un empujoncito a la historia a ver si absuelve a Fidel Castro.
Nuestro futuro está engrasado ya como el de una maquinaria. Y los socialistas trasnochados lo saben, pues, traumas y nostalgias a un lado, forman parte del engranaje.
El próximo paso de los caciques, luego de fortalecerse un poco económicamente, lo cual les está costando trabajo porque son inútiles y muy corruptos, será lavarle la cara a la institución dictatorial. Mejorarán un poquito la situación económica para las clases media y alta -los pobres nunca cuentan-, con lo cual cambiarían su imagen pública. Y lo demás ya irá caminando por sus propios pies, propiciado por la falta de cultura política y democrática de la gente (que está acostumbrada a ver a los gobernantes como los jefes y no como lo que son, sus servidores), y por la falta de escrúpulos de la intelectualidad cachanchana.
Mientras, los que sueñan en el otro lado, al extremo derecho de la cama, seguirán esperanzados con las pugnas generacionales y las dudosas facciones que se enfrentan por el relevo de los altos cargos, pero ajenos al hecho de que aquí ya todo el show fue escrito como con el dedo de Dios, y en él hay cabida sólo para tres grupos contendientes. En el primer grupo podríamos ubicar a los opositores, que no tienen la menor posibilidad de llegar no ya al poder, ni siquiera al escrutinio público, así que no les queda sino la alternativa de viajar compulsivamente al extranjero digamos que para ir empapándose acerca de cómo es la vida en democracia. Y en cuanto a los dos restantes grupos, están compuestos por “perfeccionadores” del socialismo que, sean o no oficiales, actúan bajo el camuflaje de la armonía mutua, seguros de que disponen de todo el tiempo del mundo para concretizar sus coartadas, una y la misma para ambos.
Entonces, no hay nostalgia ni trauma que valga entre nuestros socialistas trasnochados. Sean unos más conscientes que otros, según el caso, el socialismo es para ellos exactamente lo mismo que fue para Fidel Castro, pura trama.
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