sábado, 11 de octubre de 2014

Sanidad en el Ejército Libertador

POR: GUIJE CUBA


El 11 de octubre en la Historia de Cuba
• 1896 -
- Sanidad en el Ejército Libertador.
Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 575-576 nos describe los acontecimientos del 11 de octubre de 1896 en la Historia de Cuba:
   “El azote de las enfermedades infecciosas cayó sobre toda Cuba en el año de 1896. Las epidemias se propagaron con igual intensidad que la guerra. El hacinamiento en las poblaciones dominadas por las armas españolas desarrollaba vertiginosamente la fiebre amarilla, la viruela y el paludismo. Los campos enseñoreados por las fuerzas libertadoras no quedaron a salvo de tamaños azotes.
   “El Consejo de Gobierno dedicó casi toda su sesión del 11 de octubre de 1896 a considerar las medidas indispensables para evitar en las filas del Ejército Libertador los estragos provenientes de la viruela. Dos médicos y patriotas, Gustavo Pérez Abreu y Eugenio Molinet, concibieron un plan sanitario y lo sometieron al estudio del Consejo. Pérez Abreu prestaba servicios profesionales en el Cuartel General. Molinet era el Jefe de Sanidad del Tercer Cuerpo. El Gobierno acogió la iniciativa de Molinet y Pérez Abreu con la buena atención que merecían ellos por su capacidad académica y por sus funciones oficiales.
   “El informe sanitario de Gustavo Pérez Abreu y Eugenio Molinet enfocó la gravedad de la viruela y los medios y modos de combatir la terrible enfermedad. Era necesario vigilar el movimiento de personas que pudiesen trasmitirla. Era esencial procurar que la gente procedente de zonas infectadas estuviesen en las mejores condiciones de aseo y salubridad. Era urgente crear con el carácter de permanente un centro de vacuna animal que suministrase toda la linfa requerida por un servicio eficaz. Era preciso colocar al frente de este centro de vacuna a un médico o a un practicante entendido. Si la vacunación de las fuerzas libertadoras no llegaba a evitar casos de viruela, debía procederse primeramente a aislar al enfermo o a los enfermos y después a quemar todos los objetos de su uso, con exclusión de sus armas, que serían desinfectadas convenientemente.
   “El Consejo de Gobierno aprobó sin reparo alguno el proyecto de Pérez Abreu y Molinet para combatir la propagación de la viruela. Los proponentes habían indicado a Camagüey como lugar en que debían ser aplicadas las medidas por ellos ideadas: en Camagüey estaba la esfera de acción privativa de ambos. El Consejo juzgó tan bueno el plan que hizo extensivas sus disposiciones a todo el territorio de la República.
   “La sanidad en el Ejército Libertador constituyó un honor de los cubanos que combatían por la libertad. La capacidad creadora de los que así acomodaban la lucha a los medios deparados por los adelantos de la civilización no podía ser puesta en duda. Los propulsores de la República en esta Antilla sabían que tan importante como vencer a los adversarios con las armas de la guerra era usar a tiempo los recursos inventados por la sabiduría humana para evitar la pérdida de vidas a causa de horribles enfermedades.”

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