martes, 25 de noviembre de 2014

"Cuba, Un pueblo que llora y sufre".

"Cuba, Un pueblo que llora y sufre".
Por Carlos Díaz Olivera.


Un pueblo que llora y sufre, que mira el presente sin tener ánimos para el futuro, se proyecta con esas luces sin colores por un tunel sombrío y estrecho lleno de huecos que a veces impide el paso, a todos lo que se lanzan a esa aventura desconocida, llena de peligros y costumbres que distan mucho, de lo suyo, de ese cielo que siempre es azul salpicado de los colores que se ven a lo largo de la sabana, o de la montaña, verde, carmelita, amarillo, y al final las olas encrestadas de un mar que a veces se enoja, y se calma, como cuando  el viejo José se enfadaba y posteriormente se reía de manera alegre e inocente.
Formaban parte de ese equipaje que surcaban las olas que venían de aquí para allá, eran parte integral de ese pueblo que lloraba, sufría y que sufría al mirar el presente, que poco a poco se convertía en pasado y que ayudaba un poco a hacer brotar la esperanza, y la fe en un despertar soñado por todos, formaban ese equipo sin boletos para el viaje, ese viaje que tanto habían deseado y que ya les brindaba, esa felicidad de libertad que tanto necesitaban.
La balsa continuaba su lenta marcha, dentro de un mar embravecido, los remos a veces seguían un rumbo desconocido al igual que los brazos que los empuñaban, la balsa se negaba a sosobrar como si hubira existido un pacto con los titanes que dominaban esas aguas enfurecidas por sus cóleras, que se igualaban a los otros que habían quedado en ese pueblo marchito, como dioses terrenales, malvados y terribles que no sentían la mínima idea de la compasión. La negra oscuridad se sintió vencida por esos rayos de luces que desde lo más alto caían y daban el toque mágico de los cuentos de hadas, de hadas dulces que impregnaban a las aguas antes salvajes, una tranquilidad musical, melódica. La balsa ya no avanzaba, sus tripulantes estaban en esas profundidades eternas que a veces no entendemos, o mejor, no queremos entender, porque nos cuesta trabajo aceptar lo terrible y tenebroso del final que apenas tuvo un inicio de esperanza...
El diario del país de las esperanzas, daba la triste noticia en la mañana y citaba, que las corrientes del golfo habían lanzado a la costa, algo que se perecía a una balsa, gomas, tablas, cuerdas, todo unido para alcanzar el sueño anhelado y que no pudo ser logrado, se observó que en unas de las tablas se leía el siguiente mensaje: "Sali de una isla sin libertad ni porvenir y no sé si llegaré, pero si esto acurriera, ya yo soy un hombre libre, y eso nadie me lo puede prohibir, he muerto en la libertad deseada y alcanzada".
Dedico este pequeño artículo a todos aquellos hombres y mujeres que han perdido sus vidas en busca de la libertad necesaria en las aguas del estrecho de la Florida, o en cualquier otro punto de nuestro injusto planeta. A todos ellos mis respeto sin importar el medio empleado, ya sea el tren de aterrizaje de un avión o una vieja camioneta cruzando las fronteras peligrosas, o esa gomas de camiones, o de lo que se hayan encontrado para intentar pasar al mundo de las libertades.

 "Cuba, Un pueblo que llora y sufre". Dedico este pequeño artículo a todos aquellos hombres y mujeres que han perdido sus vidas en busca de la libertad necesaria"... Por Carlos Díaz Olivera. cubademocraciayvida.org web/folder.asp?folderID=136
         carlosdiazescorpion@gmail.com

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