martes, 18 de noviembre de 2014

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: EL MARQUES DE LA TORRE.

El 18 de noviembre en la Historia de Cuba

• 1771 -

El Marqués de la Torre

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 651-652 nos describe los acontecimientos del 18 de noviembre de 1771 en la Historia de Cuba:
   “- Felipe de Fonsdeviela, marqués de la Torre, tomó posesión de la Capitanía General el 18 de noviembre de 1771. Pero el Marqués no había esperado á asumir el mando para comenzar a observar la fortuna que a la Colonia le deparaban sus administradores. Así fue como, en escala que hizo en Santiago de Cuba viajando de Caracas a La Habana, notó y comprendió, en su noble celo por atajar el mal y contribuir al bien, que, por culpa del brigadier Antonio Ayanz de Ureta, gobernador de Santiago, "aquellos moradores estaban sujetos a violencias e insultos, y que el mando se ejercía allí sin el decoro y la circunspección que lo hacen respetable". Semejante juicio, expresado por el mismo Fonsdeviela, reflejó la índole de las inclinaciones de la nueva máxima autoridad de la Isla.
   “El estado de La Habana en particular y el de la Isla en general eran deplorables. La capital de Cuba sólo tenía de ciudad, según la frase del historiador Antonio José Valdés, su denominación y las reales concesiones que la colocaban en ese rango, pues en nada lo parecía en lo material. Y acordes con las necesidades premiosas que en seguida advirtió estuvieron las providencias y tareas del Marqués para encauzar el país por la senda del progreso. Transformó casi por completo La Habana. A él se debieron el primer empedrado de las mejores calles, el ensanche de la urbanización, la sustitución por otras mejores de las casas de guano que aún existían, la ampliación del muelle, la construcción del Teatro Principal, la Plaza de Armas, la Alameda de Paula, primer paseo regular trazado en las playas habaneras, y la Alameda Nueva.
   “Realizó numerosas obras públicas de carácter general, ya dando cima a fortalezas defensivas de las plazas de la Isla, ya levantando puentes sobre los ríos principales, ya cuidando el mejoramiento de los caminos. Recorrió a caballo zonas dilatadas, para mejor conocer y remediar sus necesidades. No se limitó a proteger la agricultura por esos solos medios. Conocía las depredaciones que constituían el patrimonio de los llamados visitadores de los partidos, y abolió la funesta práctica de nombrarlos, fundando su resolución en que los que obtenían semejantes comisiones no se ocupaban sino en hacer a los habitantes víctimas de sus violencias y rapacidad, "siendo lo más sensible que los excesos y desórdenes públicos quedaban de ordinario sin corrección ni reforma".
   “Se dejó llevar de afán en afán. Se interesó por la fundación de poblaciones tan bien asentadas como Güines a la par que, atendiendo a la importancia que debía darse al cultivo del tabaco, creó la jurisdicción de Filipina. Combatió y persiguió el contrabando. Buscó ventajas para el tráfico mercantil. El primer censo de población oficial se formó en su período de gobierno. La enseñanza recibió impulso e innovaciones plausibles. El marqués de la Torre lo estudió todo, lo removió todo, en términos tales que, al dejar el mando de la Isla en junio de 1777, pudo estar seguro de que en Cuba había señales de regeneración material y social.”

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