El 1º de diciembre en la Historia de Cuba
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• 1895 -
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Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 677-678 nos describe los acontecimientos del 1º de diciembre de 1895 en la Historia de Cuba:
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 “En el campamento de Lázaro López, en territorio camagüeyano, los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, con sus huestes, experimentaron sensaciones gratísimas. El entusiasmo de los revolucionarios se manifestó allí gallardamente. Las palabras que el Generalísimo dirigió en la mañana del 30 de noviembre de 1895 a los libertadores fueron resumen y compendio de las opiniones de los patriotas. El cumplimiento del deber que a sí propios se habían impuesto era superior a toda otra consideración.
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“En el deseo de adelantar en la ruta de Oriente a Occidente, el mismo 30 de noviembre partió la columna invasora del campamento de Lázaro López. El paraje elegido para vivaquear fue La Reforma, en las márgenes del Río Grande, casi contiguo al territorio de Las Villas. Era un magnífico punto de observación. Había que proseguir la marcha emprendida en Baraguá y permanecer alerta sobre las maniobras del enemigo.
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 “Al tiempo de hacer parada los libertadores en La Reforma los españoles al mando del general Suárez Valdés acampaban en Trilladeritas. Ambos bandos adversarios, el de Gómez y Maceo y el de Suárez Valdés, se encontraban a no mucha distancia entre sí. Unos doce kilómetros tan sólo los separaban. El vivaque insurrecto era accesible por diversos puntos, debido a la extensión que abarcaba y a la situación que ocupaba. Pudo creerse que el choque de las armas adversarias no se haría esperar, con mayores veras si se tenía en cuenta la necesidad en que estaba Suárez Valdés de demostrar la pregonada eficacia de su táctica.
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“El lº de diciembre de 1895 continuaron los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo en La Reforma. Se creyó que iba a sobrevenir la acometida de Suárez Valdés contra las huestes insurrectas, pues su misión, en aquellos momentos, como que ocupaba la comandancia general de Las Villas, debía tender a impedir el avance de los libertadores. En efecto, Suárez Valdés levantó sus reales el 1° de diciembre. Quiso acercarse algo, solamente algo, al campo de La Reforma. Conocía que allí se encontraba Gómez y acaso presumía la presencia de Maceo. Pero su resolución era tímida, demasiado tímida. Lo fue en términos tales que durante todo aquel día hubo lo bastante para que Gómez y Maceo, sin moverse de La Reforma, quedasen informados de las maniobras y de la situación de Suárez Valdés y preparasen sus huestes vara combatir próximamente.”
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