jueves, 26 de febrero de 2015

Prefieren “bucear basureros” que trabajar para el Estado


“Llego a mi casa, me doy un buen baño, me visto bien, me pongo perfume, y ¿quién dice que yo vivo de los basureros?”

foto del autor
(foto del autor)
LA HABANA, Cuba.- La recolección de materia prima se ha convertido en una forma de empleo recurrente para muchos cubanos. En los últimos 4 años se ha incrementado el número de personas de diferentes edades que salen en la mañana, acompañados por una carretilla o carretón, para recolectar latas de aluminio, cartón, tuberías de cobre y otros materiales para venderlos en los diferentes Puntos de Venta.
José Alberto Perdomo, un Recolector de Materia Prima de 42 años, nos habla de su día a día por las calles de la ciudad; de los peligros que entraña la actividad que realiza y la falsa percepción que algunos tienen sobre la labor que realiza.
Nos explica Perdomo que “este es un trabajo duro. La gente nos llama ‘buzos de basurero’, y hay ocasiones que hasta nos gritan insultos y nos miran con desprecio; incluso, para algunas personas lo que nosotros hacemos resulta muy simple, pero nadie imagina el drama que tenemos que vivir cada día y los riesgos a que nos exponemos”.
El recolector expuso algunos de los aspectos de un trabajo donde los beneficios nunca compensan el sacrificio. Según su testimonio, “es muy difícil dedicarse a recolectar materia prima en Cuba; sobre todo por la falta de condiciones higiénicas. Todo el tiempo estamos expuestos a contraer enfermedades infecciosas, resultar heridos por los objetos de cristal roto (en Cuba toda la basura está mezclada en los contenedores); incluso, también nos arriesgamos a sufrir accidentes cuando revisamos contenedores de basura en las avenidas de mucho tráfico”.
(foto del autor)
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Otro de los entrevistados, Geraldo Villaverde Amador, de 66 años, expresó que “muchos de nosotros hacemos este trabajo sin los medios de protección requeridos, como son los guantes y ropas adecuadas, y además de estar constantemente expuestos a coger un virus, si viene un inspector y nos ve revisando el contenedor de basura, nos pone una multa, desde 50 pesos , unos 2.50 dólares, hasta lo que él entienda, y si a la persona que vierte la basura fuera del contenedor no se la ponen, porque a mí que la recojo”.
Otros entrevistados coincidieron en considerar injusto que el gobierno les haga pagar un impuesto de 30 pesos, argumentando que son jubilados; sobre todo, porque cuando tienen problemas no hay donde quejarse, ni quien les dé solución, ya que no tienen ni jefe ni sindicato.
Alfredo Carmona, un recolector de 73 años aseguró que la mayoría de las veces tienen que protestar ante los responsables de los puntos de venta, como ocurre con el que está ubicado en calle 13 esquina A, Lawton, municipio 10 de Octubre, La Habana, porque “siempre nos roban en el pesaje de la materia prima que llevamos, y casi nunca tienen dinero efectivo para pagarnos en el momento, por lo que tenemos que regresar al cabo de los 3 o 4 días para que nos paguen. ¡Imagínese usted, después de tanto sacrificio! Parece que ellos piensan que nosotros no tenemos familia que mantener”.
Los recolectores entrevistados consideran que el precio que paga el Estado por las materias primas recolectadas es “una miseria”. Villaverde Amador nos dice: “ Por un kilogramo de laticas de aluminio pagan 8 pesos, por la botella de cerveza te dan 1.20 y por la de ron 2.50, todo en pesos”.
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(foto del autor)
Algunos jóvenes dedicados a esta actividad opinaron que para ellos es preferible “bucear basureros” que trabajar para el Estado. Reconocen que para las personas mayores esta labor es más difícil, pero “para nosotros es la solución. Todo es cuestión de suerte.”
Francisco Moreira, de 27 años, nos dice que “mi zona de operaciones es Miramar y algunas partes del Vedado; sobre todo donde frecuenta el turismo, y los residentes del lugar tienen mayores ingresos. Yo recojo muchas cosas en muy buen estado, como ropa, zapatos y hasta algunos electrónicos. Luego llego a mi casa, me doy un buen baño, me visto bien y me perfumo, y a ver quién dice que yo vivo de los basureros?”
Parece indudable que son muchos y diversos los caminos del cuentapropismo, o cualquier forma de trabajo propio, pero lo que sí es cierto es que cuando se trata de sobrevivir, el ser humano es muy creativo y arriesgado.

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