El Parque Gandhi de 5ta Avenida entre calles 24 y 26, el escenario de reunión habitual de las Damas de Blanco cada domingo luego de su caminata por la libertad, estaba desusadamente vacío. Las descubrí reunidas con varias decenas de activistas en el paseo interior de esta vía. Comprendí que por alguna razón, la rutina este domingo sería diferente y me adelanté al encuentro con ellos.
La jornada estaría dedicada a homenajear y recordar al mártir de la lucha cívica Orlando Zapata Tamayo, quién murió hace cinco años un 23 de febrero al cabo de la agonía espantosa con que concluyó la huelga de hambre que protagonizó y el asesinato de los cuatro aviadores de Hermanos al Rescate, derribados en una avioneta civil con matrícula norteamericana en aguas internacionales por un fuertemente artillado Mig de las Fuerzas Aéreas, por supuesto Revolucionarias y únicas capaces de cumplir una orden de ese estilo.
Como ya es costumbre, la actividad era observada por curiosos, periodistas y los inevitables confidentes de los órganos consagrados a reprimir. El tráfico en la vía se comportaba con la normalidad acostumbrada y la regularidad era interrumpida por vehículos de agencias de protección, usadas con harta frecuencia en los frecuentes aquelarres y fanfarrias represivas que reducían la velocidad de la marcha al pasar frente a Damas de Blanco y activistas. También, alguno que otro carro patrullero.
Para la ocasión, Berta Soler anunció la convocatoria a una consulta revocatoria sobre su liderato en el seno del movimiento ‘Damas de Blanco Laura Pollán’. Y ya por este carril, se podía apreciar el apoyo y el respaldo con que cuenta la Sra. Soler, en su condición de líder y portavoz de nuestras imprescindibles Damas de Blanco.
Pude ver al promotor ciudadano Antonio G. Rodiles, su esposa y sus colaboradores. Ángel Moya y otros fotorreporteros de diversas agencias independientes. Todos, en una colaboración y competencia fraternal por reportar los hechos sin trampearse y ayudándose mutuamente con la mejor vibra posible.
María Cristina Labrada –Dama de Blanco- no consiguió llegar, porque fue arrestada cuando se disponía a salir. Por esta razón no fue posible disponer de volantes en homenaje a Orlando Zapata Tamayo quien fuera homenajeado a pesar de todo. Los volantes y fotos que presidieron la jornada fueron los consagrados a los cuatro pilotos de Hermanos al Rescate, de los que se dispuso cantidad suficiente.
La marcha se inició y continuó por la 5ta Avenida en dirección al túnel que une el municipio Playa en que nos encontrábamos, con el municipio Plaza. Mientras transitamos por la 5ta Avenida no hubo incidencias que lamentar o cosa alguna que amerite atención, más allá de algunos vecinos que teléfono en mano, describían lo que veían, al alguno o alguna interesado en la descripción. Solo vale destacar la solidaridad, la camaradería y el apoyo mutuo consagrado por Damas de Blanco, periodistas, opositores y todos los que de una forma u otra participaban en esta jornada.
Cuando llegamos al túnel, la comitiva de Damas de Blanco, opositores e incluso curiosos o quizás no tan curiosos, entró al mismo por la senda que transita desde el municipio Plaza al municipio Playa, desde el municipio Playa. Por mi parte, escogí la otra senda y así por el carril destinado a los peatones llegamos al otro extremo y comenzó la fiesta.
Tres ómnibus del transporte público transportaban uniformados de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y parapoliciales o personas vestidas de civil. Estas desplegaron una brutalidad policial y una violencia absolutamente desproporcionada contra los pacíficos opositores y Damas de Blanco.
Nunca he palpado tanta violencia. Tres uniformados de PNR me levantaron en vilo, me condujeron de esta forma a un carro jaula y me arrojaron dentro. Desde mi muy incómoda posición vi como Yuri Valle Roca era traído por un grupo al principio indeterminado de uniformados y que de inmediato constaté que se trataba de ocho uniformados. Le pidieron a Valle Roca que entregara su teléfono móvil, se negó y le dieron en mi presencia la paliza más encarnizadamente brutal que recuerdo. De principio fueron ocho uniformados, posteriormente se le unieron dos más y totalizaron diez. Le arrebataron el móvil y me pidieron el mío, que les entregué sin hacer resistencia.
Alguien vestido de civil, ordenó a los responsables del carro jaula que partieran de inmediato y salimos hacia un destino que supe con posterioridad era el Vivac de La Habana. Este es un centro de detención administrado por PNR, ubicado en Calabazar en el municipio capitalino Boyeros.
En un marcado contraste con la brutalidad policial y la violencia desproporcionada desplegada por los uniformados de PNR, los oficiales, agentes, miembros, etc., de la policía Seguridad del Estado se comportaron con una contención y un comedimiento desusado. Fueron medidos hasta la gentileza en su trato hacia los detenidos y ciertamente para la ocasión, mostraron un respeto que también amerita ser reportado.
Aunque como manifiesta un colega que goza de mis respetos y confianza, se trata de que organizaron la coreografía y no participaron en la ‘Chorus line’, opinión que comparto, ciertamente hay un cambio cualitativo provocado quizás, porque desean hacerse potables a los compañeros del Norte. Se trata solo de que necesitan dinero y nada más.
Luego de tres horas aproximadamente de detención arbitraria, las más honrosas de este año 2015 que recién comienza, fui transportado en compañía de otros disidentes en otro carro jaula hasta la calle Dolores y Calzada de Güines, en que finalmente fui liberado.
Para Cuba actualidad: j.gonzalez.febles@gmail.com
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