martes, 3 de febrero de 2015

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: EL HIMNO DE LAS VILLAS.

POR: GUIJE CUBA


El 3 de febrero en la Historia de Cuba

• 1874 -

- El Himno de Las Villas.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 72-73 nos describe los acontecimientos del 3 de febrero de 1874 en la Historia de Cuba:
   “El cubano rebelde del tiempo heroico de la Guerra Grande quiso invadir el territorio de Las Villas. Desvelos e intentos e sucedieron en pos de la realización del atrevido sueño. La obra, difícil y riesgosa, demandó energías y elementos extraordinarios, que debían acumularse antes de acometer de manera definitiva su ejecución. Carlos Manuel de Céspedes acarició más de una vez con entusiasmo verdadero el proyecto. Luego, cuando su deposición se había consumado, aquella idea patriótica no dejo de tener albergue en los pechos libertadores, animosos y resueltos.

   “Estudio y preparación singulares requería el plan de invadir el territorio villareño. El sucesor de Céspedes en la Presidencia de la República, Salvador Cisneros y Betancourt, lo comprendió así. Al tomar por su cuenta la iniciativa de antes alentada, se ocupó en agrupar a los principales jefes de la Revolución, para deliberar ampliamente alrededor del magno empeño. El 3 de febrero de 1874 se hallaron reunidos muchos de aquéllos con Cisneros y los auxiliares del Poder Ejecutivo de la República en San Diego de Buenaventura. El general Máximo Gómez había aguardado allí al Presidente. Gómez estaba llamado a dirigir más tarde o más temprano el avance de las huestes insurrectas hacia la tierra de Eduardo Machado y Miguel Jerónimo Gutiérrez.

   “La primera de las reuniones de San Diego, límite de los departamentos de Oriente y el Centro, se celebró el 3 de febrero de 1874. Presidió Salvador Cisneros y Betancourt. Quedaron iniciados el estudio y la discusión de la proyectada invasión. Casi se llegó aquel día al acuerdo definitivo. La reunión, de todas suertes notable, lo fue aún más por la presencia allí de Antonio Hurtado del Valle, el dulce vate que tan famoso hizo el pseudónimo El Hijo del Damují. Muchos de los circunstantes, tocados en el alma por el entusiasmo de la jornada en preparación, instaron al poeta para que improvisase algo alusivo a la futura hazaña. El Hijo del Damují acabó por acceder, y poco después corría de mano en mano el Himno de Las Villas, una de cuyas estrofas quedó escrita así:
¡Alzad un himno que al éter suba
y que surcando rápido el mar
al Mundo enseñe que sabe Cuba
a sus tiranos avasallar.

   “El noble y puro enardecimiento de los libertadores subió de punto al calor de la repetición del Himno de Las Villas. Los transportes de entusiasmo se sucedieron. Todos contemplaron en el cielo de las ilusiones patrióticas dilatarse como dominio propio de la Revolución el vasto territorio villareño,
donde las cañas de oro se dan
   “hermosos y verdes valles. Los anhelos del cubano se vieron refrenados casi durante un año más, pero, lejos decaer, fue robusteciéndose día tras día el ansia de echar la voz del pueblo que gemía
en las riberas del Agabama
y en las orillas del Damují.”

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