lunes, 2 de marzo de 2015

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: DELEGADO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO.

POR: GUIJE CUBA


El 2 de marzo en la Historia de Cuba

• 1895 -
Juan Gualberto Gómez, delegado del Partido Revolucionario en La Habana.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 129-130 nos describe los acontecimientos del 2 de marzo de 1895 en la Historia de Cuba:

   “Los sucesos ocurridos en la provincia de Matanzas el 24 de febrero de 1895 habían asestado rudo golpe a uno de los núcleos llamados a desarrollar con mayor eficacia los designios revolucionarios. El fracaso sufrido por Juan Gualberto Gómez inmediatamente después del alzamiento de Ibarra revistió caracteres más graves por lo mismo que se trataba, entre los aprehendidos, del delegado de Martí en La Habana, claro paladín de los ideales de redención. Lo ocurrido entonces constituyó una contribución más del ilustre escritor a la causa que siempre defendió.

   “Gómez cayó prisionero de los españoles. Fuerzas de la Guardia Civil lo condujeron el 2 de marzo de 1895 a La Habana. Las autoridades de la Colonia no quisieron omitir la realización de actos ostensibles con motivo de la llegada de cubano tan eminente a la capital de la Isla. El propio 2 de marzo fue llevado al Palacio de la Plaza de Armas y hasta la presencia del Capitán General. ¿Dudaría el general Calleja de que Juan Gualberto Gómez estaba en poder de los servidores de la corona española?

   “La atención dedicada por los funcionarios de la Colonia a Juan Gualberto Gómez estaba justificadísima. Quien tenía la confianza absoluta de Martí no podía ser sino un varón de condiciones excepcionales, seguramente peligrosas para la subsistencia de la dominación de España en Cuba. Y Gómez era el hombre en cuyo corazón Martí veía lo mejor del suyo, tan rico en grandezas.

   “Luego fue pasado al castillo de El Morro. A largo y complicado proceso se le sometió. Una sentencia dictada no mucho después lo condenó a veinte años de prisión. Pero ni aun así estaba satisfecho el opresor. El fiscal de la causa seguida contra el alterador llegó a solicitar para el mismo la pena de muerte.

   “Las cosas, al cabo, cambiaron. El notable hombre público pudo, apenas restablecida la paz con el triunfo de la Revolución, prestar sus servicios a la instauración de la República. Su palabra fácil y persuasiva y su pluma brillante y lozana laboraron entonces, no menos que antes, por el ideal de antiguo alentado. Los esfuerzos del incansable luchador en la Convención Constituyente fueron extraordinarios. El hombre tenido por perdido irremisiblemente el 2 de marzo de 1895 era uno de los organizadores de las instituciones nacionales.

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