POR: GUIJE CUBA
el 31 de mayo en la Historia de Cuba
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• 1869 -
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- Violencia de los Voluntarios de La Habana.
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Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 309-310 nos describe los acontecimientos del 31 de Mayo de 1869 en la Historia de Cuba:
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“El general Antonio Peláez, que operaba principalmente en la región de las Cinco Villas desde los comienzos de la insurrección, fue blanco de los dardos lanzados por la obcecación de los voluntarios. En la hoja suelta ya citada lo hicieron objeto de ataques demasiado duros. Para aquellos acérrimos defensores de la opresión pocos eran los soldados dignos de la causa española. ¿Por qué? ¿De dónde emanaba tan radical criterio? Los voluntarios de La Habana pensaban que los suyos no eran leales sino cuando se entregaban a todo género de desafueros y crímenes. En el papel que hicieron circular el 15 de mayo de 1869 hablaban de esta suerte:
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“"A la absoluta nulidad de nuestra superior autoridad agréguese la conducta infame de los generales Peláez, Buceta y Letona y los brigadieres y coroneles del ejército en operaciones, así como de los que, desempeñando las comandancias y capitanías de partido, han puesto precio a su patriotismo de un modo escandaloso y cínico, manchando sus manos con el vil metal de la insurrección."
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“El lenguaje era procaz. Pero no podían contentarse los voluntarios con la injuria de sus palabras. El general Dulce, el principal entre los acusados, tuvo que apurar los más duros trances. No bastaba un escándalo, aun cuando éste ocurriese en torno a la primera autoridad de la Isla. Al enterarse de que había llegado a La Habana el general Antonio Peláez, los alborotadores prepararon una ruidosa cencerrada, y, en grupos y sin uniformes, se presentaron en el Campo de Marte, frente al hotel donde aquel se hospedaba, al anochecer de 31 de mayo de 1869. Por dicha para el perseguido, se hallaba en aquellos momentos con el Capitán General en el Palacio del Gobierno, de donde partió a refugiarse en un buque. El propósito
de los ciegos servidores de España consistía, después de todo, en ofrecer el espectáculo de un escándalo más.” |
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