miércoles, 1 de julio de 2015

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: AZUCAR Y ESCLAVITUD.

POR: GUIJE CUBA


El 1 de julio en la Historia de Cuba

• 1550 -

- Azúcar y Esclavitud.

- Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 371-372 nos describe los acontecimientos del 1 de julio de 1550 en la Historia de Cuba:

   “José Antonio Saco lo dijo con precisión insuperable: ingenios de azúcar y negros esclavos, en los días de la colonización de Cuba por los castellanos, podían tomarse por sinónimos. El criterio económico de los hombres de aquellos días así se manifestaba. Estaba demasiado arraigada la idea de que era imposible el fomento de la agricultura y de las industrias sin la existencia de la oprobiosa institución de la esclavitud. Personajes cristianísimos no hallaban inconveniente en patrocinar propósitos y planes que, en realidad de verdad, no eran sino la más rotunda negación de los principios gustos proclamados por el dulce Maestro.

   “De aquella manera se pensaba unánimemente respecto del desarrollo económicosocial del Nuevo Mundo en el siglo XVI. A tal dictamen se ajustó el licenciado Gonzalo Pérez de Angulo en el gobierno de Cuba, como pudo verse en el memorial que dirigió al emperador Carlos V en 1° de julio de 1550 en demanda de soberana ayuda para los pobladores europeos de la Isla. El Gobernador pidió entonces al monarca español que prestase a determinados vecinos diez o doce mil pesos y contribuyese al establecimiento de cinco o seis ingenios, "con cuya contratación habría diezmos y salarios para el Gobernador y Oficiales".

   “A juicio de la primera autoridad de la Isla, no bastaba que fuese a ésta otorgado aquello. Fijó su pensamiento en la introducción de esclavos africanos, y no anduvo con ambages ni rodeos para mostrarse afiliado a la escuela que no concebía la existencia de ingenios de azúcar sin esclavos. Pérez de Angulo puso mucho empeño en llevar al convencimiento del Emperador la necesidad de coadyuvar al adelanto del país a trueque de ampliar el comercio de carne humana. Su opinión, como la de cuantos más abogaron a través de los tiempos en igual sentido, debió de ser muy persuasiva, pues, al cabo, la Metrópoli estuvo acorde con los entusiastas defensores de la trata.

   “Ni en tal ocasión estuvo solo ni aislado Pérez de Ángulo. Contó con el concurso de varones de la preeminencia del provincial de los frailes dominicos del Perú. Este predicador de las doctrinas de Jesús creyó muy del caso y muy en armonía con su ministerio informar a la Corona, estando él en Sevilla, después de haber visitado a Cuba, que debía prestar atención preferente al memorial de Gonzalo Pérez de Angulo. Y, además de hacer recomendación tan especial, apuntó procedimientos que consideraba adecuados y señaló el número, crecido por supuesto, de africanos cuya introducción era menester para que la Isla no se perdiese.”

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