Lo que pasa es que los hijos de quienes toman las decisiones 'van a su escuela en carros con aire acondicionado', se queja un chofer.
La base de ómnibus que brinda servicio a las escuelas especiales de toda la ciudad está en franca crisis. Las 36 guaguas Girón con las que cuenta no alcanzan para cubrir las necesidades de los centros, sobre todo por el estado de deterioro en que se encuentran muchos vehículos.
A la mayoría no les cierra la puerta, les faltan asientos, no tienen luces interiores y sus motores hacen un ruido ensordecedor que maltrata el oído de los niños.
"Cuando llueve tengo que buscar un portal para bajar a los niños de la guagua y meterlos allí hasta que escampe, porque adentro cae más agua que afuera", cuenta Reinier, un joven chofer de la base. Para colmo, los frenos están tan gastados que hay que "meter el pie como tres veces" para que la guagua se detenga.
Otro chofer cuenta que un niño se le cayó dentro de la guagua y se dio un golpe fuerte en la cabeza. "Es que a la hora que los recogemos todavía está oscuro y no tengo luz dentro de la guagua", argumenta.
Asegura que en los almacenes no tienen piezas de repuesto, las tienen que conseguir los propios choferes pues, si la guagua no trabaja, no les pagan. Sin embargo, sí hubo presupuesto para poner un GPS en cada una de ellas.
Según explican ambos choferes la cifra ideal de ómnibus que se requiere en la base es de 40. "Hacen falta 36, uno para cada escuela, y cuatro de repuesto, para que no falle el servicio".
Es responsabilidad de esta base, situada en el municipio Guanabacoa, trasladar a niños de la ciudad que estudian en escuelas especiales. "Cada guagua tiene un recorrido que abarca varios municipios, según la escuela. Los niños que trasladamos son sordomudos, ciegos, síndrome de Down. Ellos nos necesitan y se merecen un mejor servicio", señaló un trabajador.
"Otras provincias tienen guaguas Yutong, con mejores condiciones. Hace poco nos prestaron 10 para ayudar con la crisis, pero ya las tuvimos que devolver. Yo quisiera que vieras lo contentos que se ponen los niños con las guaguas nuevas, aunque la felicidad les duró poco", agregó.
Las guaguas de turismo y los ruteros de cinco pesos incomodan a Reinier. "Las Transtur te pasan por al lado vacías o con cuatro turistas, gastando combustible y espacio por gusto. Los ruteros son una buena idea, porque el transporte urbano hay que reforzarlo, pero esas mismas guaguas podrían contratarse para que den un solo viaje por las mañanas para una escuela y luego se incorporen al transporte urbano", opina.
Además de los muchos años de explotación, otra cuestión que afecta el estado de los ómnibus es su uso para otras cuestiones que nada tienen que ver con llevar a niños a sus escuelas. También tienen que transportar a los Camilitos, a los estudiantes de la Escuela Lenin y a unidades militares. Las usaron cuando el Papa visitó La Habana, en los carnavales y hasta para llevar a mujeres del Partido a los actos de repudio contra las Damas de Blanco.
Hace dos meses el ministro del Transporte visitó la base y prometió mandarles guaguas nuevas, de las Yutong que están entrando al país, pero hasta el momento no se ha recibido la primera.
"Escolares no le importa a nadie", lamenta Reinier. "Lo que pasa es que los barrigones que toman las decisiones no tienen ningún hijo o nieto en las escuelas especiales. Todos ellos van a su escuela en carros con aire acondicionado. Ninguno de ellos tiene que esperar hasta las nueve de la mañana en el punto a ver si hay transporte para recogerlos, ni tienen que viajar en asientos sin espaldar. No dejan de recibir clases porque la Girón se rompió".
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