lunes, 23 de noviembre de 2015

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA.

POR: GUIJE CUBA

El 24 de noviembre en la Historia de Cuba


• 1895 -




- La Invasión Libertadora en Camagüey: Avanza de Divorcio a Hato-Arriba, en total 4 1/2 leguas recorridas.

• 1859 -



- Gobierno de Francisco Serrano.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 663-664 nos describe los acontecimientos del 24 de noviembre de 1859 en la Historia de Cuba:

   “Difícil y amarga labor pareció que iba a ser la de gobernar la isla de Cuba inmediatamente después de ocupar la Capitanía General por segunda vez José Gutiérrez de la Concha. Un reguero de sangre señalaba su paso por el mando supremo de esta Antilla. Persecuciones, intrigas, venganzas ruines y suplicios fueron arbitrios aprovechados por Concha para oprimir a los criollos. La senda que debía recorrer su sucesor estaba erizada de abrojos.

   “A Concha sucedió en el mando de Cuba el general Francisco Serrano, hombre de criterio amplio, conciliador, digno por temperamento y justiciero por convicción. Genuina virtud tenía que poseer quien ante la actitud de la intransigencia española, ganosa de elevar a sistema los draconianos procedimientos de Concha y sus iguales, se aventurase, como se aventuró Serrano, a tender su mano al cubano, cobijándolo también con la justicia y el derecho.

   “Serrano asumió el gobierno de la Isla el 24 de noviembre de 1859. La sociedad cubana lo acogió con respeto. Por su parte, el trató de no perder la consideración de los criollos. Desde la protección prestada a la instrucción pública hasta el homenaje que oficialmente rindió a la veneranda memoria de José de la Luz y Caballero, en todo quiso y logró estar Serrano como cumplía a su condición de gobernante caballeroso e hidalgo.

   “Supo ser severo con los dictados de su conciencia para obedecerlos y seguirlos hasta el día mismo en que entregó el gobernalle de la Isla al general Domingo Dulce y Garay. Hubo en su tiempo toda la libertad que era posible que hubiese dentro del absolutismo colonial. La prensa periódica, a cuya cabeza llegó a marchar El Siglo, gozó de las garantías que estaba en el poder de Serrano deparar a la emisión del pensamiento. Autorizó la organización de los reformistas para que defendiesen mejor sus principios y aspiraciones frente a los españoles intransigentes, a quienes ni semejante acto de equidad parecía tolerable. Procuró ser hombre de honor y gobernante de honor. Apreció con exactitud sus derechos y deberes. En el desarrollo de su actividad brillaron un talento previsor y un alma abierta al bien y al decoro.”

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