jueves, 12 de mayo de 2016

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA.

POR: GUIJE CUBA


El 12 de mayo en la Historia de Cuba

• 1895 -

- José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo en Cuba.




Diario de José Martí en Cuba.

-José MartíMáximo Gómez y acompañantes llegan al campamento de Dos Ríos. Permanecen en este campamento hasta la madrugada del 19 de mayo que salen del campamento de Dos Ríos y llegan hasta La Vuelta Grande, de allí Martí se lanzó a “la carga”, su caballo dirigiéndose hacia la zona de Dos Ríos donde sucedió el trágico suceso.

En el campamento de Dos Ríos Martí emite una circular A los Jefes y Oficiales de Jiguaní, le escribe a Antonio Maceo, a Bartolomé Masó el 12 de mayo y el 15 de mayo, a Rafael Portuondo Tamayo y a Manuel Mercado que no termina, posiblemente por la llegada de Masó.

- Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 271-272 nos describe los acontecimientos del 12 de mayo de 1895 en la Historia de Cuba:

   “La presencia de José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo en la región oriental de la Isla vigorizó el esfuerzo bélico. Los defensores de la independencia experimentaron el contacto e influjo de los rectores de la Revolución. La hora de la libertad, lo mismo para los jefes y oficiales que para los individuos de tropa, no podía ser más decisiva ni más trascendental. Los patriotas, estrechándose pecho contra pecho, estuvieron prontos a continuar la obra emancipadora bajo hermosos auspicios emprendida.

   “Después de las conversaciones de Martí, Gómez y Maceo en la primera decena de mayo de 1895 los dos primeros se separaron del tercero. Gómez y Martí tomaron el camino de la jurisdicción de Holguín. Con buena escolta, compuesta de gente conocedora de la comarca, pudieron el Delegado del Partido Revolucionario y el General en Jefe del Ejército Libertador operar con las facilidades compatibles con las circunstancias.

   “El pensamiento de dirigirse sucesivamente a Manzanillo y a Camagüey animaba a Gómez y Martí. Ellos esperaban encontrar casi al principio de tal ruta al general Bartolome Masó, el prócer que de manera tan decidida, firme y patriótica había sabido sostener el pabellón cubano en las horas difíciles de la prueba inicial, en los días inciertos que siguieron al 24 de febrero de 1895.
  
 “El 12 de mayo de 1895 Gómez y Martí, siguiendo el rumbo hacia donde pudiesen encontrar a Masó, pasaron por Dos Ríos y Vuelta Grande y se detuvieron en La Jatía. En La Jatía estuvo Martí activísimo. Recibió noticias de procedencia varia. Escribió. Una de sus cartas fue destinada a Antonio Maceo.
  
 “Después de las incomprensiones que señalaron el encuentro de Maceo, Gómez y Martí en Mejorana, con palabras y hechos tristes, la grandeza de los próceres tenía que entrar en acción. La carta que en La Jatía, el 12 de mayo de 1895, escribió Martí a Maceo, en busca de noticias del hijo de Mariana Grajales, llevó a éste palabras de honda cordialidad. Martí confesó que llevaba una pena: era la de creer que no estaba aún bien encendido el espíritu que la pujanza de Maceo podía infundir en todas partes con un solo paseo "Súbase en los estribos -pidió Martí a Maceo-, y haga arder los hombres a su voz." Esta manera de expresar la admiración hacia el héroe probaba que en la mente de Martí no quedaban ni vestigios de los desagrados de Mejorana.

   “Martí comunicó a Maceo las ansias de su espíritu. Con estilo muy en armonía con las circunstancias de tiempo y lugar que corrían, y con acento de fundador, Martí escribió a Maceo: "Eso es lo que me preocupa: que entre pronto la guerra en un plan general, -que ofenda, y ocupe el país, antes que el enemigo aún insuficiente, perezoso y aturdido, -que nos pongamos pronto en marcha para el revuelo final, que -si no dejamos condensarse al enemigo- puede ser cercano. Vea eso en mí, y no más: un peleador: de mí, todo lo que ayude a fortalecer y ganar la pelea." El correo que llevaba esto se iba, e iban un abrazo de Martí para Maceo y las gracias del Apóstol al General por los sucesos que le adivinaba en aquellos días.

   “De las incomprensiones de Mejorana no quedaba nada en la cabeza de Martí. Los creadores de la Nación sabían que en perdonar y olvidar radicaba el secreto de enorme parte de sus grandezas. Ellos, humanos, muy humanos, como que eran conductores de muchedumbres, no ignoraban que tenían que perdonarse recíprocamente y echar al olvido las angustias de comunes desazones. Y Martí, en la carta que dirigió a Maceo el 12 de mayo de 1895, dejó palpitar su corazón sobre el corazón de su parigual en el anhelo de redimir a Cuba.”

• 1537 - 




- Ataques piratas y la primera Flota armada enviada a la Indias.

De “Historia Documentada de San Cristóbal de La Habana en el Siglo XVI: Basada en los documentos originales existentes en el Archivo General de Indias en Sevilla” Tomo I, por Irene A. Wright, Imprenta El Siglo XX, República de Brasil 27, La Habana, editada en 1939, páginas 12-14.

   “Desde que en 1518 se extendió la noticia de que los navíos españoles, abarrotados de oro, hacían la travesía sin protección desde Méjico a España, las mismas costas de la península y más tarde las rutas del comercio indiano, se vieron muy frecuentadas por los corsarios franceses. La primera noticia concreta que yo he tenido de las molestias que proporcionaban a la Habana, relata cómo a principio del año 1537, un francés que ya había hecho estragos en Tierra Firme, apareció ante la Habana, en ocasión que en el puerto había cinco navíos españoles próximos a partir para España "por el canal de Bahama". Cuando ya se retiraba este corsario de delante de la Habana al puerto de Marien (1), Juan de Rojas y Juan de Bazan obligaron a tres de estos cinco navíos a perseguirlo y combatirlo. Después de una lucha de artillería en este puerto que, según dijo Gonzalo de Guzmán, duró tres días, los franceses estaban ya dispuestos a huir, pero el viento sopló repentinamente desfavorable para los españoles, que se vieron obligados a abandonar sus navíos, quemando dos y llevándose el tercero. Parece que este corsario entró audazmente en la bahía de la Habana y anunció su propósito de saquear la población en el caso de que sus navíos sufriesen algún daño durante la permanencia en el puerto. Se supone que sus designios eran esperar en la bahía a los navíos españoles que llegasen de Tierra Firme y Méjico, pero luego marchó a su captura más al oeste, probablemente en el cabo de San Antón, donde por las dificultades para doblarle era fácil el acecho de las embarcaciones. Cuando las noticias del éxito que alcanzaba llegaron a la Habana, un navío que había allí desembarcó en aquel lugar lo que llevaba a bordo en barras de oro y plata y se fue hacia Méjico con aviso de los sucesos para el virrey de Nueva España. Parece que fue esta la primera vez que tan precioso cargamento se desembarcó en la Habana para su segura custodia, porque a causa de los corsarios era peligrosa la travesía entre Cuba y España.
   “En el verano de 1538 un francés a quien Diego Pérez con su buen navío La Magdalena había ahuyentado de Santiago de Cuba, cayó sobre la Habana, quemó un bajel en la bahía, saqueó la población, de la que los habitantes habían huido, y permaneció allí quince días. La audiencia de Santo Domingo informó al rey que cuando se marchó se llevó las campanas de la iglesia, v que había ultrajado la imagen de San Pedro, colgándola a la puerta de una choza, donde sirvió de blanco para las naranjas que le tiraban los tripulantes del navío enemigo, cuyo protestantismo encontró desahogo satisfactorio en esta expresión del iconoclasmo tan en yoga en Francia en esta época. 

   “Para evitar acontecimientos de esta clase, España envió sus primeras armadas a Indias. La descarada, atrevida y continua presencia de los franceses en el Mar Caribe, la obligó a proteger el comercio de América. En Enero de 1537 la corona despachó a Blasco Núñez Vela al mando de once barcos para traer de las Indias a España la remesa anual de oro, plata, etc. Por cédula de 12 de Mayo se anunció su llegada al gobernador de Cuba. Según todas las apariencias, fue esta la primera flota enviada a las Indias para proteger la plata "real y de particulares", y tal vez tocara en Santiago para recibir en aquel puerto la contribución de Cuba a tan preciosa carga. Las demás armadas que siguieron, hicieron escala en la Habana. La armada de cuatro a seis navíos cuya llegada se había anunciado a Cuba en Octubre, 1541, fue a la Habana desde Nombre de Dios, y a Méjico se dio orden de remitir la plata de Nueva España a la Habana para que allí la recogiese el capitán general que mandaba dicha armada. Así es que en esta temprana fecha quedo determinada la ruta que, con la Habana como punto de cita, había de seguir el comercio entre Tierra Firme, Méjico y España. Fue, pues, la Habana el lugar donde había de adquirir vigor la defensa por tierra del comercio español, como complemento de la defensa marítima.”

   “(1) Marien.- Mariel.”

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