jueves, 16 de junio de 2016

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA.

POR: GUIJE CUBA


El 16 de junio en la Historia de Cuba

• 1608 -

- Gobierno de Ruiz de Pereda.




Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 341-342 nos describe los acontecimientos del 16 de junio de 1608 en la Historia de Cuba:

   “Para suceder en el mando de la Isla a Pedro de Valdés, gentilhombre del Rey, general de galeones y alférez mayor de la orden de Santiago, llego a Cuba el 16 de junio de 1608 Gaspar Ruiz de Pereda, caballero de Santiago. Tuvo su gobierno más de un punto de entidad. Ya en la ejecución de regios mandatos, ya en busca de beneficios para la Colonia, ya afrontando situaciones difíciles, se agito Ruiz de Pereda en medio de pasiones e intereses encontrados. Era hombre fuerte en presencia del peligro y del ajeno desmán. Triunfó de ellos hasta que, en septiembre de 1616, después de traspasar el término ordinario en el Poder a instancias del ayuntamiento de La Habana, entrego la vara al capitán Sancho de Alquízar.

   “Ruiz de Pereda se encontró de entrada frente a la necesidad de auxiliar la exploración de las minas existentes junto al lugar que, poblado por quienes se ocupaban con el laboreo de ellas, estaba llamado a convertirse en la villa de El Cobre. Acudió ` con presteza a los requerimientos del capitán Francisco Sánchez de Moya, que se hallaba dirigiendo los trabajos mineros, y pudo en seguida obtenerse el resultado apetecido, ahuyentando a piratas y corsarios y recogiendo los materiales extraídos.

   “La asistencia prestada por Ruiz de Pereda a Sánchez de Moya dio ocasión al comienzo de rencillas funestas entre la Capitanía General y el gobierno de Santiago de Cuba. Juan de Villaverde, que, para desempeñarlo se traslado a la región oriental en las naves destinadas a socorrer el beneficio de las minas, fue un pernicioso iniciador de competencias estériles y censurables. Sin embargo, los esfuerzos de Ruiz de Pereda para contrarrestar las extralimitaciones de Villaverde a la par que para cumplir la orden de limpiar el país de extranjeros nocivos, mantuvieron la normalidad en el seno de la Colonia.

   “El más serio conflicto en que se vio envuelto Ruiz de Pereda fue el provocado por el obispo Alonso Henríquez Almendares de Toledo. Este descendiente de los reyes de Navarra quería que fuesen trasladados a La Habana la catedral y el asiento de su mitra, y, habiendo informado el Capitán General en sentido contrario, la lucha entre el poder temporal y el espiritual se entablo en seguida. El prelado, autoritario e irascible, pretendió vejar a Ruiz de Pereda. El Gobernador se defendió y tuvo a su lado al Ayuntamiento y al pueblo. El Obispo expidió un decreto de excomunión contra todos aquéllos, a quienes se cerraba la entrada de los templos, se retiraba la administración de sacramentos y se negaba el entierro en sagrado. La casa de Ruiz de Pereda fue apedreada y anatematizada por el clero de La Habana. La excomunión fue levantada por el Arzobispo Metropolitano, pero los desafueros del intolerante Almendares pasaron con la mayor impunidad y de hecho acabaron por tomar carta de naturaleza.”

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