martes, 26 de julio de 2016

Los que van a morir se saludan

 
Dr. Darsi Ferret
Miami, Florida. 23 de julio de 2016.


 
La Convención Republicana, que se realiza por estos días en Cleveland, me recuerda a esos lamentables varamientos de ballenas. Es como si en vez de una manada de cetáceos encallando en la arena, se tratara de un Partido asistiendo al suicidio colectivo bajo las luces, cámaras, micrófonos y el foco de la atención mundial.
Como era de esperar, el magno evento ha servido a los republicanos para coronar a Donald Trump y depositar en él las esperanzas de ganar la Casa Blanca y así llegar al codiciado premio gordo de conducir por cuatro años el destino de la gran nación. Tambien muestra las pugnas y divisiones rancias en el establishment, inferidas por las notables ausencias.
El homenajeado, Trump, durante toda la campaña ha exhibido y dado rienda suelta a su mayor cualidad, el excentricismo. Jamás ha ocupado cargo público y se proyecta no como político, sino como lo que es, todo un showman al mejor estilo Hollywoodense.
Su discurso está plagado de demagogia y de la barata, aunque vende en el mercado. Sus promesas se concretan a consignas manipuladoras que ni siquiera se molesta en inventarse una explicación de cómo haría para materializarlas. Construir un muro fronterizo y pasarle el cheque al otro lado, acabar con el terrorismo, retornar las empresas al país, desmontar los acuerdos económicos que no benefician a EEUU… son algunas de sus declaraciones estrellas.
Su slogan: “hacer grande a EEUU otra vez”... es todo un contrasentido. En qué momento la nación americana dejó de ser la más poderosa e influyente del mundo? Por citar solo un elemento, hasta hace poco, en 2008, EEUU producía unos 5 millones de barriles de petróleo diario y hoy pasa los 11 millones, por lo que ocupa la primera plaza como productor mundial, al desplazar a Rusia y Arabia Saudí a los segundo y tercer puestos en el ranking mundial. Todo indica que en esta materia en poco tiempo se volverá autosustentable, y ello gracias a algo tan anodino como el Fracking y las rocas de esquisto.
En plena era de la informática y el conocimiento, la potencia americana no tiene igual y bajo su patente desarrolla lo más novedoso salido de las tecnologías y la aplicación de estas en el desarrollo industrial, las investigaciones y descubrimientos de toda índole.
Es la única nación desarrollada que dejo atrás la turbulencia de la crisis mundial del 2008 y hoy crece con paso firme y estable. En cambio, Europa todavía ando dando tumbos y no acaba de encontrar el camino del crecimiento esperado. 
Volviendo al tema, el Partido Republicano acaba de mostrar su hoja de ruta. Opta por la decisión de acelerar en reversa. Junto a Trump, sostiene la bandera de la política antiinmigrante, antiaborto y antigay. Le agregan a esa agenda habitual el alabar las políticas proteccionistas y de aislamiento internacional. Y, por supuesto, aderezan el potaje partidista regresando a la propagación de un discurso beligerante que resulta risible, no por ser retrógrado, sino por la imposibilidad de ejercer tal rol en el contexto actual.
La Globalización, el Internet, las redes sociales y demás modernas tecnologías han empujado a la Humanidad a una nueva era. Hoy, los paradigmas y esquemas que funcionaban antes se han despedazado y son otros los conceptos y dinámicas.
Ya no se hace estado de opinión sólo desde las formaciones políticas establecidas o desde los grandes medios informativos. Cualquiera con un simple celular puede generar una tormenta a nivel mundial, y los hechos se viven en tiempo real aunque sucedan en latitudes geográficas distantes.
Promoviendo la intolerancia, el racismo, el populismo descafeinado, difícilmente se consiga cultivar la pasión y el interés de las mayorías. Nunca como en estos tiempos ha sido tan determinante la voluntad y suma del voto de los inmigrantes, mujeres, negros, pobres, gay y jóvenes. Sectores que tanto Trump como su plataforma, el Partido Republicano, siguen empeñados en desconocer.
El único respiro que tienen los republicanos es que del otro lado del ring su oponente también es de papel. Son tiempos aciagos para la dirigencia política de los EEUU. Esperemos que los cambios y nuevos tiempos globalizados traigan mejores frutos.

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