domingo, 9 de octubre de 2016

EL EFECTO DE NEGOCIAR SIN EXIGIR

Por: Lcdo. Sergio Ramos 



Recientemente se han producidos importantes negociaciones con vistas a sacar del  estancamiento político a varios países. En la América Latina, una fue la recién concluida entre el gobierno de Colombia y las guerrillas de las FARC, buscando terminar con un conflicto armado de más de 50 años y la otra entre los Estados Unidos y Cuba para lograr un acercamiento entre esos dos países, distanciados desde hace también, más de cinco décadas.
Indudablemente, en uno y otro caso el resultado de los acuerdos afectará de modo particular y por separado a las partes involucradas y a sus respectivos  pueblos. 
Sin embargo, ambas negociaciones tienen algo en común y es la diferencia de posturas a cada lado de las respectivas mesas de negociaciones. En ambos casos, vimos una de las partes sosteniendo una posición fuerte, exigente, rayando en la intransigencia y otra adoptando una conducta débil, condescendiente, más dado a la complacencia con su contraparte. 
Esta diferencia de posturas en sí, genera disparidad de resultados con ventaja para el lado exigente.
Así vemos en el caso de Colombia, como las cesiones otorgadas por el gobierno abrieron la puerta a la impunidad y la inserción forzada de elementos guerrilleros en el gobierno, lo que provocó la reacción del pueblo, que votó mayoritariamente por el rechazo a los acuerdos de paz.
En el caso de las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos, este último optó por una posición complaciente y sin hacer hincapié  en las exigencias fundamentales. De ese modo, nada se acordó relacionado a los derechos humanos que el régimen castrista viola  a diario, ni tampoco , sobre  indemnizaciones por pérdidas sufridas por ciudadanos americanos en Cuba, entre otras.
De la forma en que se haga la paz, se estará fomentando la próxima guerra. El resultado en extremo humillante para Alemania en el Tratado de Versalles de 1919 para dar fin a la Primera Guerra Mundial, dio lugar a crear el génisis del surgimiento del Nazismo y la Segunda Guerra Mundial. La paz ha de acordarse para que sea duradera, justa y satisfactoria para todos los involucrados y afectados, so pena de someterla a la fragilidad que provoca el descontento.
Negociar sin firmeza en las exigencias, desde con un comportamiento en extremo cedente, puede convertirse en rendición más que en negociación. En el caso de Colombia el gobierno cedió en cuestiones muy sensibles que dejan abiertas heridas y cuestionamientos muy serios dentro de una población con sentimientos divididos entre el anhelo de justicia y el deseo de paz. Un aspecto en este sentido, fue la concesión de impunidad a los causantes directos de genocidios y cruentos crímenes de lesa humanidad, a cambio de tan solo pedir perdón.  En primer término, el perdón ha de estar acompañado del arrepentimiento para que sea sincero, sino es una burla a las víctimas. En segundo lugar, el perdón  ha de estar seguido de la justa reparación del daño, sino es injustica.
El otro tema de cuestionable en dicho acuerdo de paz, es el modo en que los causantes del daño se les premia, permitiendo a la dirigencia de las FARC, una forzada inserción en posiciones legislativas y gubernamentales, que se supone sean electivas, por cuanto de  la exclusiva determinación del pueblo en las urnas. Este hecho, aparte de violar la ley, infringe la constitución de ese país, y otorga poder político a una ínfima minoría (las FARC reconocieron tener unos 5,600 guerrilleros) por sobre la voluntad de las mayorías. Premiar al criminal es faltarle el respeto a la justicia y ahondar las heridas de las víctimas. La paz en Colombia está en vilo.
En Cuba hubo otra negociación para lograr un acercamiento y normalización de relaciones entre éste y los Estados Unidos.  Allí se desconocieron los sufrimientos y aspiraciones de un pueblo, debido a que los negociadores de Washington, se replegaron en sus demandas con tal de “normalizar” a toda costa las relaciones diplomáticas entre ambos países. De nuevo, se desconoció en los acuerdos a la víctima principal de la tragedia cubana: El pueblo de Cuba, sometido a una sanguinaria dictadura totalitaria por más medio siglo. Nada se exigió en términos del respeto a los derechos humanos, ni de que se hicieran verdaderas y limpias elecciones multipartidistas y se abriera el camino hacia la libertad y la democracia. Menos se dijo sobre demandas de justicia para las víctimas de la dictadura castrista. 
Mientras el régimen incrementó sus exigencias, tales como la devolución de la base de Guantánamo y el resarcimiento multibillonario exigido a los norteamericanos, desconociendo los daños infringidos por las nacionalizaciones sin indemnización causadas a ciudadanos y empresas estadounidenses, las facilidades para recibir inversiones de empresas americanas, entre otras. 
El efecto causado por dicho acuerdo, fue producir un aumento en el afianzamiento del régimen dictatorial, y como prueba de ello es el incremento desmedido de la represión contra los opositores; y no solamente contra estos, sino además, los abusos contra los trabajadores como los cuentapropistas, bici taxistas, etc. El hecho de la estampida de cubanos buscando llegar a otras tierras es parte de los muchos efectos negativos que está teniendo dicho acuerdo sobre el pueblo cubano. 
En este caso se ignoró por completo y no se le dio ninguna participación a la parte más afectada: El pueblo de Cuba y en consecuencia sus intereses fueron desconocidos. Cuando una parte afectada se excluye de las negociaciones, se incrementan los daños a la parte excluida. 
Otro aspecto, es que la debilidad en la negociación en la política internacional, estimula el avance de los países  rivales en el control e influencia sobre un país dado. Ya vemos como Rusia avanza en su intención de volver a convertir a Cuba en su portaviones estático frente a las costas americanas con la apertura de bases militares y de espionaje electrónico, como en los tiempos de la URSS. 
Tanto en el caso colombiano como en el caso cubano, los negociadores del bando democrático actuaron con debilidad y negligencia, causando acuerdos frágiles y nocivos para los más afectados en cada uno de dichos conflictos: Sus respectivos pueblos. 

 San Juan, Puerto Rico , 08 de octubre de 2016


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