martes, 21 de febrero de 2017

CUBA NO ES SOBERANA NI LIBRE, SIMPLEMENTE UNA ISLA ESCLAVA


Dr. Oscar Elías Biscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Presidente del Proyecto Emilia
Medalla Presidencial de la Libertad
En Cuba existe una dictadura totalitaria comunista; que viola flagrante y sistemáticamente los derechos humanos y las libertades básicas del pueblo cubano desde su instauración en 1959.
Muchas cosas mancillan la dignidad del pueblo cubano; sin embargo, hay dos recientes que debemos refutar para exaltar el espíritu de libertad y nos allane el camino hacia la libertad de Cuba.
El fracaso de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en su encuentro los días 21 al 25 de enero de 2017, en su V Cumbre, en la República Dominicana, fue evidente por su esencia antiamericana y la falta de consolidación de los derechos humanos y las libertades básicas como objetivos primarios para sus miembros y la no condena de la injerencia castrochavista en los países que la conforman. Asimismo se suma la ausencia en el encuentro de muchos mandatarios y presidentes que demuestra la falta de interés por enrumbar este camino junto a la integración de la región.
Empero lo más vil fue dedicar un tiempo solemne y de recordación a dos tiranos de la región, Fidel Castro Ruz, de Cuba, y el venezolano Hugo Chávez Frías. En relación con esta acción de vileza, la presencia del dictador militar y mandatario de Cuba, Raúl Castro.
Castro, con un discurso injerencista, en contra de los procesos democráticos elegidos por sus propios pueblos, se opuso al orden dispuesto libremente en Puerto Rico, Islas Falklands y Brasil. Además, realizó una arenga falsa sobre la soberanía y libertad existentes en Cuba.
En Cuba existe una dictadura totalitaria comunista; que viola flagrante y sistemáticamente los derechos humanos y las libertades básicas del pueblo cubano desde su instauración en 1959 hasta hoy. El régimen castrocomunista es un poder de facto, por sustituir la democrática Constitución de 1940, sin contar por lo dispuesto en ella, ni con el apoyo del voto libre del pueblo cubano.
El 3 de enero de 1959 entra en funcionamiento el primer Gobierno castrista y sus miembros fueron seleccionados directamente por Fidel Castro. Esta entidad administrativa reafirma la Constitución de 1940, pero por sus actos, entra en desacato continuo y sistemático, al desconocer y sustituir artículos constitucionales sin las prerrogativas dictadas por dicha Constitución. 
El Gobierno castrista suspende el poder legislativo y da esta preferencia al poder ejecutivo a través de su Consejo de Ministros; y elabora una ley fundamental que entraría en funcionamiento el 7 de febrero de 1959. Esta Ley empodera en exceso al Primer Ministro, cargo que seis días después ocupara Castro, y con el Artículo 97 hace obligatorio la asistencia a las urnas. Esto, junto al terror de estado, impulsa a la multitud obediente a asistir a la consulta del castrismo en 1976. 
Fidel Castro gobernó por decreto desde 1959 hasta 1976. Este año se institucionaliza la dictadura a través de su Constitución comunista; donde Castro, en busca del poder absoluto, fusiona los cargos de Presidente y Primer Ministro, al estilo propio de Adolfo Hitler.
La Constitución de 1976 es estalinista. Rompe el estado de derecho y ahoga la libertad y la soberanía popular, dándole el privilegio al Partido Comunista de estar por encima del Estado y de la sociedad; su puesto es vitalicio, de soberanía absoluta, que no tiene que postularse ni contar con la voluntad del ciudadano para ocupar la administración del país.
Por todo eso, Cuba es una isla esclava, y con profundo e inexorable amor patrio, el Proyecto Emilia declara ilegitimo e ilegal al régimen castrocomunista y todas sus instituciones de poder, incluyendo su adefesio constitucional. También reclama una evocación fuerte de solidaridad internacional para la condena de la tiranía de Castro y apoyar al pueblo cubano en su camino hacia la libertad, el respeto de los derechos humanos básicos y el estado de derecho.
En realidad, actitudes solidarias como las recientes del gobernador del estado de Florida, Rick Scott, son bienvenidas, necesarias y altruistas para evitar el sostenimiento económico, político y moral del régimen tiránico de Castro; y frenar el prolongado e innecesario sufrimiento del pueblo cubano, bajo una dictadura caduca, fracasada e inmoral, que se niega a ser sepultada por el espíritu democrático de una nación. 
La Nueva Nación es una publicación independiente cuyas metas son la defensa de la libertad, la preservación de la democracia y la promoción de la libre empresa. Visítenos en : http://www.lanuevanacion.com
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