viernes, 3 de febrero de 2017

Martí es de todos




José Martí, puntualizó con su vida y ratificó con su muerte,  que los compromisos con la Patria no tienen fecha de expiración y que el tiempo que se esté fuera de la tierra natal incrementa la pasión por ella,  lo que motivo que escribiera, “Solo son bellas las playas del destierro cuando se les dice Adiós”.
Conocía también que la lucha, la prisión y los atropellos de los esbirros fortalecían el espíritu de quienes padecían los abusos de la tiranía, por eso también subrayó, “La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio”, como hacen día a día muchos compatriotas al otro lado del muro castrista.
Martí demostró que era posible fortalecer los vínculos entre diferentes generaciones y como se podía estrechar  la asociación con los que luchaban al interior de la isla contra la metrópoli española y los que habían optado por el destierro, ya fuera como emigrante o exiliado, porque es prudente decir que no todos los que están fueran de Cuba son exiliados, la mayoría son emigrante, exiliado es quien lucha por el regreso en libertad y democracia.
Él  enseñó a hacer la tarea que algunos cumplen hoy. Cubanos de las dos orillas luchando para destruir la dinastía totalitaria de los hermanos Castro.
El Maestro fue capaz de interpretar los diferentes intereses  y  las diferencias. Acrecentó las esperanzas de los desterrados  y permanentemente reiteró  el compromiso de luchar con independencia de los resultados.
Martí conocía que durante la Guerra Grande la alianza entre los que luchaban dentro de Cuba y en el exterior,  era vital para la victoria, por eso su intenso trabajo para unir todas las fuerzas contrarias a la Corona en la “Guerra Necesaria”. La llamó así porque aunque no gustaba de la guerra,  tenía conciencia que en ocasiones son inevitables.
Por otra parte estaba consciente de las diferencias  entre los distintos factores que concurrían en el proceso,  hoy también sucede, pero al igual que hizo el Maestro con aquella pléyade de Patriotas insignes debe hacerse en el presente. Hay que procurar el denominador común que  permita desarrollar una estrategia que lleve la democracia y el respeto a los derechos ciudadanos a Cuba 
El 24 de Febrero fue la concreción de la obra de dos insignes patriotas, Juan Gualberto Gómez y José Martí.  En la actualidad es imprescindible que los opositores de intramuros y los de extramuros se fundan, porque es una condición necesaria para llevar la democracia a Cuba
Los opositores que están en la isla se encuentran en la primera trinchera. La más peligrosa y la más heroica, por eso merecen admiración y respeto, pero a pesar de los riesgos, a pesar de la alianza entre los que están en Cuba y los de afuera, no se aprecian progresos que puedan precipitar el final de la dictadura, en consecuencia,  es necesario un replanteamiento de la lucha.
Hay que reflexionar. Analizar lo que se ha estado  haciendo. Tener la entereza de rectificar errores sin caer en la autocompasión. 
En la guerra de independencia hubo un Martí que supo leer la realidad y dispuso un plan. Hoy no está.  Habría una aproximación a  la meta si los que están en Cuba  señalan los errores y deficiencias de los exiliados y desde aquí  se les dicen sus faltas
Se debe bregar para que se aprecie que los cubanos demócratas,  sin importar fronteras,  son una fuerza política legítima que representa los mejores intereses de la nación. Que sean vistos como una expresión política independiente de cualquier influencia extranjera,  porque aunque no tengan Patria,  tampoco tienen amo.
Hay que esforzarse como dice Amado Rodríguez  por dejar de ser opositores para ser oposición. Elaborar estrategias a corto y largo plazo que a la vez que aumenten el perfil político de la oposición aproxime a la victoria, procurar que por encima de las diferencias personales se establezca un movimiento nacional que coordine  sus gestiones y que tome la iniciativa contra la dictadura.
Ser cautelosos con lo que se dice y hace.  Las denuncias deben fundamentarse. La dictadura cubana no es de terciopelo pero hay quienes con su actitud trasmiten esa percepción.

Basar las estrategias en factores extranjeros es hipotecar el presente sin garantizar la independencia y existencia del futuro. Hay que intensificar el trabajo hasta convencer que los problemas nacionales no los va a resolver el inquilino de la Casa Blanca, ni aun los cubanos exiliados por muchos que se esfuercen.

Los que están en Cuba con sus acciones pueden provocar los cambios  necesarios hasta alcanzar la libertad, son ellos,  con el apoyo del destierro, los pioneros de la democracia.


Pedro Corzo
Periodista
(305) 498-1714

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