domingo, 13 de agosto de 2017

EL MARIEL, 37 AÑOS DESPUES




MARIEL 37 AÑOS DESPUÉSQUE LOS EX ESBIRROS SE ARRODILLEN Y ARRASTREN HASTA LA ERMITA DE LA CARIDAD DEL COBREpor Esteban Fernandez

Muchos cubanos sabemos la historia, otros no, otros no habían ni nacido, otros que me leen quizás sean de otra nacionalidad. Y algunos prefieren hacerse “los chivos locos” al respecto.

La cuestión fue que después de Fidel Castro tirar un alarde de que quitaría los guardias de la entrada de embajada del Perú, aquello se llenó de miles de compatriotas pidiendo asilo. La solución del máximo tirano fue abrir el Puerto del Mariel y permitir que exiliados vinieran en botes a recoger a sus familiares. 

Lanzó uno de sus más siniestras peroratas terminándola con el “¡No los queremos, no los necesitamos que se vayan los gusanos!”. Era una una clara incitación -más que incitación fue una orden- para abusar de los hombres, mujeres y niños que vieron al Mariel como su puerta de escape de la ignominia.

Y hoy en día, 37 años más tarde, esos mismos que les abren hipócritamente las puertas de los Comités de Defensa a los recién llegados, fueron los mismos que durante varios días escupieron, les tiraron huevos cluecos, y les echaron los perros enardecidos a los pobres infelices deseosos de salir de aquel infierno. 

Es muy importante que los cubanos, y el mundo en general, comprendan que al abrazar al visitante o al recibir una contraorden “arrancarle las tiras del pellejo”, están simplemente OBEDECIENDO INSTRUCCIONES SUPERIORES. Por eso me molesta tanto cuando alguien llega de Cuba y alardea de “lo bien que lo trataron” sin saber que eso es producto de una consigna que cambia en cinco minutos si “de arriba” reciben el mandato de hacerlos picadillo a dentelladas.

Y si eso me molesta, más me indigna que haya gente que exculpa o le tira un manto de olvido a los abusos cometidos durante la estampida del Mariel.

Yo no, yo no perdono, a pesar de que hacía muchísimos años había salido de aquella basura. Yo me defeco en todo el que tiró un huevo, en el que lanzó un gargajo y el que le echó los perros encima a ciudadanos que no habían cometido delito alguno.

¿Qué ahora muchos están pasando hambre? Eso me importa un comino. ¿Qué están llamando pidiendo limosnas, comida, alimentos, medicinas? Que se jodan. Que vayan al Mariel a ver si en suelo todavía quedan algunos vestigios de los huevos que lanzaron y que les pasen la lengua por encima.

Yo les aconsejo que traten de encontrar a aquellos perros -hoy viejos y famélicos- que atizaron contra la población indefensa, y si no tiene aceite con que freírlos, ni condimentos que echarles, cómanselos vivos. 

Y si salieron de Cuba arrodíllense y pidan perdón, y arrástrense hasta la Ermita de la Caridad del Cobre, para ver si ella los perdona, yo no puedo, ni quiero ni me sale de las entrañas.

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