domingo, 16 de septiembre de 2018

LUCHEMOS POR UNA SOCIEDAD PROSPERA, JUSTA Y LIBRE





Por: Lcdo. Sergio Ramos

Tras casi 60 años de dictadura castrista en Cuba dista mucho de poseer una sociedad próspera, justa y libre. Lejos de verse el progreso, se destaca la destrucción, el deterioro, la corrupción, pobreza y la miseria.  En vez de alzar el nivel y la calidad de vida del pueblo, el ciudadano se empobrece cada día más, mientras en Cuba se mantiene inamovible un sistema de privilegios en donde la alta cúpula gobernante, entronizada en el poder desde hace seis décadas, se ha transformado en una rancia y hermética casta, que vive a costa del sudor y la explotación de los trabajadores, quienes perciben salarios de miseria que apenas les da para el sostenimiento de sí y de su familia. Mientras, por el contrario, la corrupta oligarquía gobernante acumula jugosas fortunas a escondidas del pueblo, muchas de ellas guardadas en paraísos fiscales alrededor del mundo.

Por otro lado, el régimen, lejos de darle prioridad a políticas orientadas al desarrollo y el progreso económico del ciudadano, favorece al extranjero a cambio de que comparta sus jugosas ganancias con los altos jerarcas de la oligarquía que usurpa el poder, dejando al pueblo excluido del progreso y de la adquisición de riquezas que realcen su bienestar y su progreso. La dictadura castrista discrimina masivamente contra los ciudadanos, toda vez que se le impide a los cubanos participar en negocios con extranjeros, así como el desarrollar libremente empresas agrícolas, comerciales e industriales. A esto añádase que cada vez que por conveniencia de la cúpula gobernante se abre un pequeño espacio a la empresa privada o cuentapropista, esta es truncada, limitada, y hasta eliminada tan pronto los cuentapropistas empiezan a adquirir riqueza. La razón es simple: la riqueza genera poder y la casta gobernante quiere acaparar el poder de modo absoluto para ellos, por tanto, acaparan y monopolizan para sí, la riqueza que le corresponde al pueblo.

El pueblo está excluido de los más elementales derechos, que son básicos para que pueda alcanzar su bienestar y progreso. Tanto la Constitución de 1976 vigente, como el actual Proyecto de Constitución que recién pretenden imponerle al pueblo, en nada contribuyen para que el ciudadano salga del actual estado de explotación y miseria por parte del régimen, ni tampoco elimina el corrupto sistema que facilita el acaparamiento de riquezas en manos de la casta gobernante. 

El Título II del susodicho Proyecto de Constitución mantiene el poder de acaparar de la propiedad de bienes de producción en manos del estado y determina, como cuestión secundaria y subordinada a la potestad de acaparamiento de propiedad por parte del estado, una la limitada y precaria permisividad de propiedad privada que en nada fomenta, ni contribuye al desarrollo económico de los ciudadanos cubanos, ni al desarrollo económico sostenido del país.

Bajo este pretendido continuismo del actual modelo económico, dejan la puerta abierta a la continuidad del enriquecimiento ilícito de la corrupta cúpula gobernante y de la grave situación de opresión, explotación, pobreza y escases en que tienen sumido al pueblo cubano desde hace seis décadas.   

El camino para lograr una sociedad más próspera y justa empieza por la Libertad. Sin libertad no puede haber bienestar ni progreso para el pueblo. Hace falta la libertad y la garantía plena de los derechos civiles y humanos; como también se requiere el respeto pleno a los derechos económicos de propiedad privada de bienes de consumo y de producción para todo el pueblo, sin excepción. Hace falta una sociedad libre y abierta en lo político, en lo social y en lo económico. Una sociedad en donde el poder político, social y económico no este concentrado y enraizado en el grupito de los altos jerarcas del poder que nos desgobiernan desde hace seis décadas. 

No se trata de que solo algunos privilegiados progresen, sino que todos los ciudadanos cubanos progresen. Pero para que pueda progresar todo el pueblo de Cuba, se necesita que la tenencia del poder político sea democráticamente plural y participativo de todos los sectores del pensamiento político, social y económico del país. Para que entonces, bajo una nueva visión y ordenamiento jurídico enmarcado en la sociedad plural y democrática y por virtud del consenso de todos los ciudadanos cubanos, erradicar el vicio que el presente régimen tiene de emitir leyes, decretos y determinaciones restrictivas conque un aberrante estado pretende restringir y restringe las libertades económicas, sociales y políticas del ciudadano, imponiéndole constantemente camisas de fuerzas que limitan, obstruyen y estrangulan la gran capacidad que tiene nuestro pueblo para progresar.  Leyes perversas y draconianas que han de ser sustituidas por otras que verdaderamente garanticen la libertad, el progreso, la riqueza y el bienestar de todos los ciudadanos cubanos. 

Se trata de en el disfrute pleno de los derechos civiles y humanos, todos los ciudadanos cubanos   tengan garantizados los medios legales para abrirse paso en la construcción de una nueva era de paz y prosperidad para el país. No se trata de que solo algunos privilegiados progresen, sino que todos los ciudadanos cubanos progresen

Cuba requiere un clima de respeto al derecho ajeno y al pensamiento de los demás, por distinto y opuesto que sea al nuestro. Porque del libre fluir de las ideas es que ha surgido y surge el avance tecnológico, cultural y social del ser humano.

Para progresar se necesita un gobierno democrático que cuente con la participación de todos y con todos; y no de regímenes que fomentan enquistamientos ‘ad perpetuan’ de minoritarias castas gobernantes en el poder, agrupadas bajo el monopartidismo que le otorga una constitución excluyente con la vigente de hoy el pretendido proyecto constitucional de marras. 

Para el progreso sostenido del país se requiere reestructuración y apertura. Reestructuración profunda y radical del estado cubano por parte del único y verdadero dueño del poder: El pueblo de Cuba. Apertura plena, para que todos los cubanos, sin excepción, participen, en el marco del respeto y la tolerancia, en la construcción y desarrollo de una libre, nueva e inclusiva sociedad civil.

Se necesita abrir el país a la libre iniciativa y motivación de progreso. La iniciativa requiere como fundamento la libertad de expresar, de actuar, de emprender, de hacer, en lo político, en lo cultural, en lo social y en lo económico. El dirigismo centralizado desde arriba, y el mega control del estado en todas las actividades del quehacer humano, tiene como resultado el nocivo efecto paralizante del desarrollo y solo restringe y conculca las libertades ciudadanas, entronizando en el poder a las oligarquías que lo controlan.  El ejemplo claro es la Cuba que vivimos. 

Motivación es el estímulo, la gasolina para emprender cualquier actividad humana. El ser humano necesita sentirse gratificado por su trabajo y ver que el fruto de su sudor le rinde un provecho tangible. Que lo que gana el trabajador le da para adquirir, no solo los productos y alimentos de primera necesidad, sino las cosas que le hacen su vida feliz, satisfactoria y agradable para sí y para su familia. Esto es la calidad de vida. 

El ciudadano ha de tener la libertad de disponer de sus bienes y de sus dineros bien habidos. Que pueda tener satisfechas sus necesidades básicas y adquirir aquellos bienes que realzan su calidad de vida, como por ejemplo: adquirir una casa propia, comprar muebles, viajar, comprar la ropa que le gusta, poseer enceres, poseer un auto y equipos electrónicos, leer el libro que desee, etc. En una palabra: Tener la libertad de adquirir y disponer de la propiedad de bienes de consumo y de producción. 

Dice un refrán castellano que “El ojo del amo engorda el caballo”. Allí donde la iniciativa está motivada por la posesión y el disfrute del fruto del trabajo y la creatividad, se alcanza el bienestar y el progreso.  Esto debe fomentarse para todo el pueblo, y no para algunos privilegiados.

Entonces: Empecemos por decirle, votarle y apuntarle un contundente NO a la farsa constitucional de la oligarquía castrista, y en consecuencia, todos los cubanos de buena fe, pongámonos de pie y luchemos juntos para extirpar el cáncer del castrismo que agobia a nuestra patria para que así, juntos todos los cubanos, construyamos un país en que todo el pueblo de Cuba tenga y disfrute de una sociedad próspera, justa y libre.

San Juan Puerto Rico, a 15 de septiembre de 2018



No hay comentarios:

Publicar un comentario