sábado, 27 de julio de 2019

OPINION DE CARLOS ALERTO MONTANER

From: RODOLFO NODAL TARAFA 
Subject: Re: OPINION DE CARLOS ALERTO MONTANER

Comentario revelador de mi especial y apreciado amigo el preclaro intelectual chileno Enrique Renard, hombre de integridad a toda prueba, que como otros muchos conocidos cubanos me han escrito sobre el tema del despreciable CA Montaner en similares terminos.

RNT.



El Lunes, 7 de septiembre, 2015 12:47:24, Enrique Renard < escribió:

Mi querido Rodolfo,
Montaner es un farsante izquierdista (en el fondo un admirador de Castro) que, al producirse el golpe militar que salvó a mi país del desastre allendista, lanzó una diatriba en su columna del diario puertorriqueño El Nuevo Día, vociferando contra "los generalotes que han pisoteado la democracia en Chile", todo ello sin tener la más remota idea de qué fue lo que causó ese golpe militar, ni del contexto ni de la historia política de Chile. Me quedé - lo confieso - con la boca abierta al leer esa columna proveniente de un exiliado cubano, es decir, de una víctima de la dictadura comunista castrista, porque Montaner vivía en Puerto Rico en esa época (1973). No se puede caer en contradicciones de esa naturaleza y permanecer honesto, digo. Yo trabajaba en El Nuevo Día en esa época y escribí un artículo rechazando las imbecilidades de Montaner en esa columna, y el editor del periódico, Carlos Castañeda, rehusó publicarlo. "Nosotros estamos con la Revolución..." me dijo muy seriamente. A lo cual me sentí inclinado a decirle, "Y entonces qué hacen ustedes aquí en Puerto Rico, en vez de estar colaborando con la gloria revolucionaria comunista de su país?..."  
Pero luego pensé "valdrá la pena ponerme a polemizar con estos idiotas hipócritas sabiendo que no son gente de buena fe?..."  
Por cierto, poco tiempo después fui despedido del periódico. Hablas de Montaner como una sabandija. No puedo decirte que no estoy de acuerdo.
Un abrazo,
Enrique

Enrique Renard



On Monday, September 7, 2015 3:25 AM, RODOLFO NODAL TARAFA <rodnodal@yahoo.com> wrote:


Nada  nuevo aqui, ni mucho menos original... las tesis comparativas del efecto socioeconomico de las religiones de creencias irracionales en dogmas rigidos de fe ciega como los  catolicimos, incluyendo en primer lugar el romano-papista en contraste con el protentantismo, es de antigua prosapia y ha sido tratado exhaustivamante por diversos autores  de calibre, entre ellos alguno que demuestra claramente como el catolicismo frances influye filosoficamente de manera negativa en la conduccion de la sociedad y en la produccion economica de ese gran pais frente a Alemania, controlada  por el norte protestante despues de la reforma de Lutero y mas austera  y disciplinada.  Lo que si no trata este sabandija de Montaner, cipayo empedernido y comerciante de las letras siempre a la busqueda del pesebre para saciar su tradicional avaricia y explotacion economica de la modesta notoriedad literaria con que cuenta en el gran mundo de las letras hispanas... lo que si no trata digo, es ninguna accion util y relevante a la solucion de la tragedia que nos duele a todos los cubanos decentes y de principios por la destruccion parcial y a proposito de la patria bajo la esclavitud vergonzosa a un orate proconsul del Nuevo Orn Mundial. Este despojo humano que es el traidor entreguista Montaner a los poderes  de la oligarquia siniestra encabezada por la entente Rothchild-Rockefeller, se dedica exclusivamente a comerciar con su modesta habilidad para escribir, sirviendo de criado siempre arrastrado ante los poderes esclavizantes. Ironicamente y como burla al publico lector enterado, la ultima produccion comercial del escritorsito menor es una novela titulada "Tiempo de Canallas" en cuyo ultimo vocablo calificativo le corresponde colocarse a el, pero no como "canalla" sino como "canallita". porque hasta ahi nada mas es adonde alcanza su estatura,




El Lunes, 7 de septiembre, 2015 1:38:55, Joe Noda <sept1933@bellsouth.net> escribió:





 

Es la cultura, querido César, pero no exactamente la religión

CARLOS ALBERTO MONTANER
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El gran tema a debate en América Latina sigue siendo por qué a las personas de cultura ibérica –incluyo a los brasileños– les va relativamente mal cuando se contrasta su nivel y calidad de vida con los de sus vecinos angloparlantes del Norte.
Mi admirado amigo César Vidal –sabio y prolífico como pocos– le atribuye una parte sustancial del desarrollo de los países más prósperos del planeta a la Reforma protestante (“Es la cultura, querido Carlos Alberto”). Afirma, y debe ser cierto, que a fines del siglo XX el 90% de los Premios Nobel son protestantes o judíos.
Coincido con César en que el secreto de la desigualdad en la intensidad del desarrollo radica en la cultura, pero, aunque la religión forma parte de ella, sospecho que las diferencias en el desempeño económico y social de las naciones van por otros rumbos, aunque admito que el apego a la verdad, la condena del hurto y ciertos hábitos de moderación que predican los protestantes, tienen una clara relación con el éxito económico.
Esto lo confirmé en Guatemala con los indígenas cachikeles de la mano del antropólogo Estuardo Zapeta. La mitad de la etnia se había convertido al protestantismo en una de sus variantes evangélicas, lo que entrañaba la renuncia al alcohol y mejores comportamientos laborales. En números grandes, les iba mucho mejor que a quienes habían permanecido dentro del catolicismo.
De alguna manera, César se acoge a la hipótesis de Max Weber, publicada en 1905 en La ética del protestantismo y el espíritu del capitalismo. Sus ideas –las de César– las pueden leer en la página web del Interamerican Institute for Democracy. Las de Weber se basan, fundamental aunque no únicamente, en el examen del calvinismo y su culto por el ascetismo, la austeridad y la búsqueda del enriquecimiento como una señal de salvación.
Sin embargo, como sabemos, lo que llamamos protestantismo tiene un origen teológico: el pleito contra el papa León X por la venta de indulgencias encaminadas a reducir o eliminar los años de purgatorio.
El papa, un Médici refinado, quería edificar la Basílica de San Pedro y le hacía falta una gran cantidad de dinero, así que puso a la venta la posibilidad de acelerar la llegada al ansiado cielo y organizó una especie de campaña de marketing despachando a sus mejores prelados para que manejaran el negocio.
Martín Lutero, disgustado por la ridícula estafa (que no era nueva en la Iglesia), muy dentro de la tradición escolástica hizo publicar sus 95 tesis para “disputar” la práctica papal y, sobre todo, para poner en duda el control del no tan Santo Padre sobre el purgatorio, ese estadio (hoy desaparecido en el catolicismo) en el que las almas eran castigadas por los pecados cometidos en vida antes de ingresar en el cielo. La tesis 82, por ejemplo, plantea una pregunta lógica: si el papa tiene ese dominio sobre el purgatorio, ¿por qué no lo vacía de una vez?
Prácticamente todas las querellas entre Roma y el protestantismo están montadas sobre bases teológicas. La virginidad de María, la predestinación frente el libre albedrío, el número de los sacramentos, la autoridad de la Biblia, las relaciones entre los creyentes y Dios, el papel de los santos, del bautismo o de la Trinidad.
Todo remite a opiniones sobre creencias religiosas, incluido el muy importante asunto del celibato de los clérigos. Casi nadie dentro del protestantismo plantea que el catolicismo conduce a la pobreza o al atraso. Lo ven como una desviación de la prédica de Cristo.
Es verdad que una parte de la Europa dominada por la Contrarreforma española que permaneció fiel al papa fue retrasándose con relación al norte angloalemán, pero ¿quién puede negar el empuje del sur de Alemania, tenazmente católico, o la Francia sujeta al papa, gran poder en el continente europeo durante los siglos XVII, XVIII y casi todo el XIX?
También es cierto que España repudió los trabajos manuales y los instrumentos de crédito hasta el reinado de Carlos III, en la segunda mitad del siglo XVIII, pero esa conducta se afincaba en la visión suscrita por el mundo pagano grecorromano que inevitablemente recogió el cristianismo. Eso está en Platón y Aristóteles, y está en la conducta de la clase dirigente romana. El trabajo manual era cosa de esclavos y plebeyos.
Tal vez la mejor prueba de que el cristianismo tiene un peso menor en el desarrollo hay que buscarlo en las sociedades orientales, que no conocieron la Reforma o la Contrarreforma, y lograron situarse a la cabeza del planeta. Pienso en Japón, en Corea del Sur o en Taiwán.
Por eso me pareció muy valioso el testimonio de Yokoi Kenji, un colombiano-japonés que conoce ambos mundos. Es fácil encontrarlo en YouTube. Para él la clave del éxito japonés está en la disciplina y la perseverancia. De donde se deduce que el fracaso relativo de Colombia (o de toda Iberoamérica) está en lo contrario.
Son muchos más elementos culturales, querido César, pero por ahí van los tiros.
Periodista y escritor. Su último libro es la novela Tiempo de Canallas.
© Firmas Press

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