Para Marlene Azor Hernández, reconocida socióloga y periodista cubana, el bloqueo interno es actualmente lo más preocupante
LA HABANA, Cuba. – “Es responsabilidad del gobierno cubano levantar el bloqueo interno para enfrentar la epidemia del COVID-19”, afirma Marlene Azor Hernández, reconocida socióloga y periodista cubana.
Para esta especialista en políticas públicas del régimen de Cuba y su relación con las violaciones de derechos humanos, el bloqueo interno es actualmente lo más preocupante.
“La política del gobierno ha sido tardía en cerrar las fronteras e irresponsable invitando al turismo la isla y en cerrar las escuelas. Es irresponsable porque no está incentivando a los productores de alimentos privados, que son los que más producen alimentos en el país. Es irresponsable porque no permite la distribución privada al margen de Acopio, siempre ineficiente”, aclara.
Ante la actual crisis nacional por la pandemia, muchos cubanos se han sumado a exigir el fin del embargo norteamericano, lo que la profesora ha catalogado como inoportuno pues se ha incrementado la represión en la Isla y “no se le pide al Estados Unidos lo que es responsabilidad del gobierno cubano”.
Similar aspiración se tuvo durante la administración de Barack Obama (2008-2016), cuando se desarrollaron ciertas aperturas. No obstante, las negociaciones demostraron ser un fracaso. Para Azor, sin el apoyo internacional y las sanciones económicas y diplomáticas crecientes, “no podremos los cubanos, solos, salir de esta situación dantesca”.
Asimismo, advierte que el régimen de La Habana “no negocia, impone sus condiciones o rompe la mesa de negociación si no es escuchado, esa es la diplomacia tradicional estalinista”. Si quisiera negociar, añade, “ya habría destrabado la economía y eliminado la represión política interna, pero la dictadura da todas las señales hacia lo opuesto”.
Azor Hernández es hoy consultora del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con sede en Madrid, pero también forma parte de esa intelectualidad cubana forzada al exilio por disentir. Fue profesora de la Universidad de La Habana (UH) por 17 años hasta que fue expulsada por sus críticas al socialismo castrista.
Como profesora de la Facultad de Filosofía e Historia, presentó una tesis doctoral sobre “Las experiencias históricas de los Socialismos de Estado”, con fuertes críticas a los sistemas de este tipo. Azor reveló que Fidel Castro personalmente prohibió el análisis del modelo que Cuba copió de la dictadura estalinista totalitaria soviética, aunque a nivel de discurso decía que era necesario estudiar las causas del derrumbe.
“Para seguir siendo profesora universitaria, tenía que hacer un nuevo doctorado que en Cuba significa bajar la cerviz, y decidí que no iba a hacerlo. Ya el decano Rubén Zardoya Loureda me había comunicado que no podría darme permiso para ser invitada a universidades extranjeras porque yo había declarado que no hacía una guardia más en la universidad. En pleno ‘período especial’, las mujeres hacíamos guardia ‘simbólica’, de 11 de la noche a 2 de la madrugada, y luego no había cómo regresar a la casa”.
Del mismo modo, refiere que su ruptura con el régimen ocurrió en 1987, cuando Castro inició la política de rectificación de errores y tendencias negativas. “Recuerdo que oyendo su discurso ‒relata‒ pensé: este tipo es un irresponsable y yo no lo puedo quitar del puesto. Eso marcó mi deseo de irme de Cuba, aunque lo logré solo a finales del 1999”.
Sin embargo, para Azor la decepción comenzaría a llegar desde mucho antes. Por sus excelentes calificaciones como estudiante y dirigente estudiantil, fue enviada a la Unión Soviética (URSS) a estudiar Comunismo Científico, “una mala ciencia ficción de la cual me liberé gracias a la formación occidental que me habían dado mis profesores de la Escuela de Letras”, asevera. En Cuba “sigue intacto el totalitarismo soviético si analizamos sus leyes, sus instituciones y sus políticas públicas. Sus mecanismos de dominación y control son idénticos y sus consecuencias desastrosas”, apunta.
Para esta erudita cubana, aunque la UH y la intelectualidad del país gozaron un gran prestigio e influencia en los años republicanos, el proceso iniciado en 1959 rompió con su autonomía e influjo en la sociedad.
“El asalto contra la autonomía universitaria en 1962, por parte de Fidel Castro, expulsó a miles de profesores con un pensamiento liberal y de muy buena formación, y se cerraron todas las ciencias sociales para reabrirlas vaciadas de sus contenidos. Entre la desinformación, la ausencia de formación y la mordaza política, los profesores todos nos sentíamos muy improvisados, unos nos dábamos cuenta, otros ni se enteraban porque habían llegado a ser profesores universitarios por ser cuadros del partido”.
Por estos motivos, considera que, desde entonces, cada generación entra y sale de la UH desarmada de conocimientos. Por otro lado, los profesores universitarios, como el resto de la población, “están atemorizados y muy mal formados si a las Ciencias Sociales se refiere”. Y agrega: “sin autonomía universitaria, sin despenalizar la discrepancia, no creo que renazca una universidad que se respete”.
Sobre las reformas llevadas a cabo en los últimos años tanto por Raúl Castro como por Miguel Díaz-Canel, Azor señala que lo que se está viendo en la Isla es un proceso de legalización de las prácticas totalitarias: “Toda la legislación que se ha aprobado en los últimos tres años, ‘legalizan’ la dependencia económica laboral, cívica, social, cultural y política del ciudadano al estado-partido. La nueva Constitución de la República es un bodrio lleno de contradicciones; como toda la normativa desde hace tres años, se ha hecho para la comunidad internacional, no para la ciudadanía”.
Para Azor, esta “legalización” de las políticas totalitarias “no conduce a un estado de derecho, sino a su contrario”. De igual forma, las medidas adoptadas solo han pretendido “ordenar el campamento” y continuar imponiendo “un capitalismo militar de estado, en el cual, los militares, dueños de los activos más importantes del país, controlen toda la actividad económica además de la política”, refirió.
La crisis del régimen cubano se debe además al peso de las sanciones internacionales. En este sentido, Azor explica que, desde la firma en el 2008 de los dos pactos internacionales de derechos humanos de la ONU (Organización de Naciones Unidas), Cuba ha recibido un sinfín de señalamientos y sugerencias para respetar los derechos laborales, civiles y políticos; así como los relacionados específicamente con la mujer, la discriminación racial, contra la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes.
“Por ejemplo ‒puntualiza‒ en mayo del 2018 se le hicieron 116 señalamientos y sugerencias al Estado cubano en la ONU que este rechazó, y todas tienen que ver con las violaciones de derechos civiles, jurídicos y políticos del gobierno cubano. Aún hoy, la ciudadanía cubana no sabe nada de estos y otros señalamientos por la política estalinista totalitaria del gobierno. El tema de los derechos humanos, sigue estando prohibido en la opinión pública cubana y en las Ciencias Sociales: el que lo toque, pierde su puesto de trabajo y pasa al ostracismo, como todos los periodistas, profesores, estudiantes y activistas independientes”.
Como forma de enfrentar las sanciones internacionales o “para evitar en lo posible ser abucheado en Naciones Unidas”, una de las estrategias utilizadas por la dictadura ha sido pactar con otras de las naciones que igualmente violan los derechos humanos.
No obstante, hoy, en Naciones Unidas y en el Parlamento Europeo, “el gobierno cubano es abiertamente criticado, algo que no pasaba una década atrás. La política de la Unión Europea de ‘compromiso constructivo’ con el gobierno de La Habana y a través del Acuerdo de Cooperación firmado en el 2016 ya ha sido fuertemente contestado, aunque hay que seguir insistiendo en la necesidad de sancionar al gobierno por su continua violación de derechos humanos. Un ejemplo de ello fue la resolución a favor de José Daniel Ferrer”, expone.
Además de Consultora de la OCDH, Marlene Azor escribe en revistas internacionales especializadas y tiene publicado varios libros de investigaciones con análisis de la realidad cubana.
Aunque, desde 1999, Marlene Azor radica en el exterior de la Isla, ha seguido de cerca la situación creada en Cuba por el COVID-19 debido a la ineptitud e incapacidad de respuesta de los gobernantes, y manifiesta una gran preocupación por el futuro del país en este sentido.
Para ella el exilio forzado ha sido desgarrador, pero eso no le ha impedido consagrar su vida a la libertad de Cuba.
“Creo que la deuda personal y profesional que tengo con mi país ‒afirma‒ es liberarlo del totalitarismo medieval estalinista, con sus aberrantes leyes, instituciones, y políticas públicas. Somos un país occidental, por geografía, historia y cultura, pero el gobierno cubano no se ha enterado”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario