Al igual que sucedió en 1993 para atajar una de las mayores crisis económicas que se recuerdan en la Isla, la circulación de divisas vuelve a tomar protagonismo, de acuerdo con la
última resolución emitida por el Banco Central de Cuba. Las disposiciones permiten a las personas no residentes en el país abrir cuentas bancarias en monedas extranjeras en determinadas entidades nacionales.
Ya en octubre del año pasado el tema de la redolarización de la economía adquirió protagonismo en el debate económico tras la
apertura de más de 70 tiendas con productos de mayor variedad y calidad que los ofertados en mercados habituales, pero en este caso con la condición de que se pagara en divisas mediante tarjetas magnéticas.
Estas medidas fueron ampliamente cuestionadas, porque "no apuntan a una solución definitiva y de largo aliento al complejo y distorsionante sistema de múltiples tipos de cambios y dualidad monetaria. Son medidas para afrontar la crisis actual y buscar algún alivio rápido a los crecientes desbalances financieros que se vienen acumulando desde 2015", escribió el economista Pavel Vidal entonces.
A inicios de 2019 muchos confiaban en la pronta unificación de las dos monedas que circulan en el país, pero este anhelo se ha vuelto a aplazar con la aparición de las últimas resoluciones en materia económica. Si antes la dualidad monetaria era el problema, la "solución" ha sido introducir una tercera moneda.
La posibilidad de que residentes en el extranjero abran cuentas en Cuba es remota, pues los emigrados han sido históricamente perjudicados por el régimen cubano, que los ha despojado de sus derechos dentro del país y no les han brindado ningún tipo de garantías en los últimos 60 años.
Pero la caída de las remesas por la crisis del coronavirus, la suspensión del turismo internacional, la debacle económica venezolana y las sanciones impuestas por la Administración Trump han puesto al Gobierno cubano en una situación en la que no ha podido disimular sus necesidades económicas, acudiendo entonces a una población a la que ha despreciado históricamente.
Tampoco serán los residentes en la Isla especialmente favorecidos, pues solo una ínfima parte de ellos tiene acceso a las divisas y las monedas nacionales, las que manejan mayormente, se devaluarán cada vez más. Ejemplo de ello es que unos días después del anuncio de la apertura de las tiendas en divisas el pasado octubre el CUC mostró una depreciación en los mercados informales entre un 10% y 20%.
Por otra parte, "un excesivo auge del dólar puede igualmente acabar siendo una pesada losa para el CUP, como ocurrió en los años del 'Periodo Especial'. El dólar acaba siendo la moneda de los 'ricos' y el CUP la moneda de la canasta normada y la libreta de racionamiento", como explicó Elías Amor en un texto publicado recientemente
en DIARIO DE CUBA.
"Tener que devolvernos a los mecanismos monetarios y financieros de los años 90 es un reconocimiento de facto del fracaso de la desdolarización. Que nuevamente se tenga que recurrir a monedas extranjeras para hacer funcionar los mercados domésticos confirma que fracasaron las políticas e instituciones que guiaron el funcionamiento del CUC desde 2004", expresó Pavel Vidal.
Mientras el Gobierno se mantiene en un vaivén entre las dos crisis, numerosos expertos reclaman medidas que marquen un cambio real en la productividad del país y no se siga dependiendo de las riquezas foráneas.
El economista Omar Everleny, en un texto publicado en
Progreso Semanal, afirmó que "una expansión del sector privado doméstico, que desde la apertura de 2010 probó capacidad de crecimiento basada en motores ajenos a la privatización, creciendo de unos 147.000 'cuentapropistas' a más de 620.000 en una etapa pre Covid-19", podría ser una de las medidas que contribuya a
maximizar las utilidades del país.
"Sin una reforma financiera que se haga acompañar de una reforma productiva seria –es decir, que incentive la producción del país por todas las formas productivas (estatales, privadas, cooperativas) aprobadas–, va a ser difícil salir de la crisis por la que Cuba atraviesa", consideró en
otro artículo.
Una respuesta definitiva a
la crisis es difícil de encontrar tanto en el regreso al dólar como en la unificación monetaria, pues como señaló Vidal, "la redolarización es una medida que alivia en el corto plazo, pero deja muy mal paradas a las instituciones que definen las políticas económicas. Si no pudieron manejar adecuadamente el CUC, qué garantías existen para un futuro escenario donde solo circule el peso cubano".
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