La calidad académica
De reciente publicación, el Academic Ranking of World Universities, conocida como Shanghai Ranking y prestigiosa entidad en clasificar las universidades del mundo, publicó el informe de este año. Hace referencia a mil centros universitarios y los evalúa a nivel general y por materias; desde las ciencias naturales hasta las humanidades.
Lo que podemos deducir de estos resultados es que en Puerto Rico falta mucho trabajo por hacer. Recibiendo la universidad del estado una cantidad de dinero considerable, el rendimiento general ha sido pobre. La burocracia se lo ha tragado todo y el resultado neto ha sido una incompetencia administrativa colosal que impide que veamos la luz al final del túnel.
De las primeras diez universidades del mundo con mejor calificación ocho son de los Estados Unidos y dos de Reino Unido. Harvard aparece invencible en el primer lugar. Luego siguen en orden descendente, Stanford, Universidad de Cambridge, Instituto Tecnológico de Massachusetts, Universidad de California en Berkeley, Universidad de Princeton, Universidad de Oxford, Universidad de Columbia, Instituto Tecnológico de California y la Universidad de Chicago. Esta última, tal vez, la que más premios nobel ha producido y famosa por la gran cantidad de economistas de prestigio egresados.
Las universidades de Yale —primera en Derecho en el mundo, según el “ranking”, y conocida por ser la primera en establecer el método socrático en sus cursos—, Cornell, la Universidad de París, Universidad de California en Los Ángeles, Universidad de Pennsylvania, Universidad de Johns Hopkins, Colegio Universitario de Londres, Universidad de California en San Diego, Universidad de Washington y la Universidad de California en San Francisco, completan las primeras mejores veinte universidades del planeta. Dieciséis son de los Estados Unidos, tres de Reino Unido y una de Francia.
De Latinoamérica solo fueron clasificadas las de Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay. La Universidad de Puerto Rico no aparece en ese prestigioso grupo. Aunque, el Recinto de Ciencias Médicas está dentro de los primeros setecientos mejores. Luego de las primeras cien, la clasificación se hace por grupos de centenas. La Universidad de São Paulo es la primera de las latinoamericanas y ubica entre las primeras ciento cincuenta. Le siguen la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional Autónoma de México, que están entre las primeras trescientas. La Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de Uruguay están un poco sobre la posición número novecientos. Fuera de estos cinco países no hay ninguna otra universidad latinoamericana que haya podido ser clasificada entre las mejores mil del planeta.
Antes de que en 1636 se fundara Harvard como la primera universidad de los Estados Unidos, ya Latinoamérica llevaba casi cien años con universidades. Para los historiadores, en Perú y Santo Domingo están las primeras universidades fundadas por el imperio español. Hay un debate sobre cuál fue la primera, si la Universidad Nacional Mayor de San Marcos o la Universidad de Santo Tomás de Aquino. La documentación tiende a indicar que la dominicana fue la primera en fundarse, mediante bula del Papa Paulo III, el 28 de octubre de 1538. Sobre la peruana los documentos sugieren que su fundación fue en 1551. Aunque, hace unas décadas el historiador Aurelio Tió manifestó que en Puerto Rico hubo una anterior a esas dos.
La universidad como centro de enseñanza mayor surge en la Edad Media y es hechura europea. En los finales del siglo once se fundan las universidades de Bolonia y de Oxford. Ya en el siglo trece hay un surgimiento de universidades en toda Europa; Cambridge en 1209; Palencia en 1208; Salamanca, primera en tener una facultad de medicina, en 1218; Valladolid en 1241 y la de París en 1275. Si en el siglo XIII fueron fundadas varias universidades, el “boom” ocurriría en el siglo XIV, luego de que surgiera el título de “Universidad” —del latín ‘universitas magistrorum et scholarium’; o sea, comunidad de académicos—, donde toda Europa se sembraría de universidades.
Todo inicia con los famosos copistas. Aquellos frailes y sacerdotes de vida monástica que tuvieron la tarea de traducir al latín las grandes obras de los pensadores griegos, hebreos y árabes. Gracias a ellos el mundo occidental y la humanidad entera ha degustado esas grandes elucubraciones del pensamiento humano antiguo. Fue una inmensa obra ejecutada por la Iglesia Católica y no hay manera de poder retribuir ese incalculable aporte a la historia universal.
Nuestra universidad está en crisis. Con un campus sucio, edificios enfermos ausentes de debido mantenimiento, merma de estudiantes, mal servicio y oferta académica pobre, los regentes de turno tienen la obligación de ponerla acorde a los tiempos y en un sitial donde compita con las mejores universidades del mundo.
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