MARTI Y DIOS
Nuestro verdadero Martí
El héroe patrio cubano se definía “Cristiano, pura y simplemente cristiano”
Un día 28 de enero nació en La Habana José Martí y Pérez, quien se convertiría en el «apóstol» de la Independencia cubana.
Estudió en España Derecho Civil y Canónico, fundó el Partido Revolucionario Cubano y se destacó como eminente orador. Pero su legado espiritual y literario lo consagra como uno de los poetas y prosistas más sublimes de continente americano.
Apenas siendo un estudiante en la Madre Patria colocó en uno de sus cuadernos de apuntes: “Cristiano, pura y simplemente cristiano. Observancia rígida de la moral, –mejoramiento mío, ansia por el mejoramiento de todos, vida por el bien, mi sangre por la sangre de los demás–; he aquí la única religión, igual en todos los climas, igual en todas las sociedades, igual e innata en todos los corazones”.
El poeta y cristiano Cintio Vitier afirma que José Martí se acercó al cristianismo ateniéndose a la pureza de la doctrina evangélica y totalmente ajeno a las instituciones eclesiásticas, al recorrer los escritos y reflexiones de Martí sobre sus creencias, aparece claramente reflejada la idea que los patriotas americanos siempre cultivaron: la separación era de la corona, más no del cristianismo y sus valores fundamentales. Y ello explica sus reclamos al clero español que mantenía una postura contraria a la libertad de Cuba.
De hecho, estudiosos del prócer afirman en el pensamiento martiano se afirma la convicción de que Dios está en la idea del bien y justo allí se encuentran los sentimientos más profundos que dieron fuerza a Cristo. Era, en realidad, un propulsor del respeto por todas las manifestaciones de fe que ubicaran al Creador como centro y raíz de sus motivaciones compasivas para conseguir el bien común. En una oportunidad exclamó: “Cuán desventurados son los pueblos que matan a Dios!”
Martí eligió lo que para el habría de ser un calvario de privaciones, suplicios morales y renuncia a los goces de la existencia egoísta, fue un hombre de alma pura que pasó por la tierra predicando y regalando amor, se sintió unido a todos los desdichados y escribió incansablemente”.
Algunas de sus frases más famosas prueban que no sólo no era ateo -como conviene proclamar a los sistemas que esclavizan y pretenden sacar a Dios de la vida de la gente- sino que era un hombre profundamente creyente:
– «La idea de Dios es la más grande de todas las ideas»
– «Cristo fue un hombre admirable»
– «Todo pueblo necesita ser religioso, no solo lo es esencialmente sino que por su propia utilidad debe serlo»
– «Un pueblo irreligioso morirá porque nada en él alimenta la virtud»
– » Todas las grandes ideas tienen su Gran Nazareno»
José Martí consideró que los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen».
En Martí había amor cristiano, compromiso con el prójimo y prioridades que centraban a la persona humana como producto del respeto a la obra creada por Dios.
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