Un día como hoy, enero 21, en nuestra lucha contra el castrocomunismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1959
Víctor Acosta Villafranca, Margarito Alfonso y Felipe S. Barrios López, miembros de las fuerzas armadas de Cuba antes de Castro son fusilados en el Regimiento Rius Rivera de Pinar del Río.
1964
Frank Barrios Ramírez es fusilado en La Cabaña.
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Antonio José Ramírez Méndez es fusilado en la fortaleza de La Cabaña. Era miembro de la organización Unión de Instituciones Revolucionarias. Fue enterrado en el Cementerio de Colón de La Habana.
1965
Juan Manuel Camelo de Medeiros Campos, ciudadano portugués y colaborador insurgente ejecutado. Juan Manuel nació en Portugal en 1936 y desde temprana edad mostró talento para la música y las lenguas. Quería ver el mundo y convertirse en un artista de los cruceros. Después de visitar Cuba varias veces, se enamoró de la Isla y decidió quedarse allí. Se enamoró de una joven de la ciudad de Sagua la Grande y se casaron en 1959. Pronto se dio cuenta de que el país estaba cayendo en el comunismo y se unió a la resistencia. Dejó la Isla varias veces y mientras intentaba infiltrarse de nuevo, fue capturado y enviado a la sede de Seguridad del Estado en Villa Marista, una antigua escuela católica confiscada por el estado. Se filtró la información de que estaba desnudo y lleno de moretones y en muy mal estado físico. Su esposa trataba frenéticamente de encontrar ayuda y estaba asistida por el Embajador portugués, quien intentó sin éxito defenderlo. De repente, se le informó de que había sido ejecutado. El gobierno se negó a decirle dónde había sido enterrado. Dejó a su viuda y a una hija de tres años.
[Fuente: "Juan Manuel Camelo de Medeiros Campo: Ciudadano portugués fusilado," Circuito http://www.aguadadepasajeros.bravepages.com/historias/camelo.htm. /Archivo Cuba]
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Leopoldina Grau “Pola” y Ramón Grau son arrestados por dirigir la operación Peter Pan gracias a la cual mas de 14 mil niños pudieron escapar del comunismo castrista.
1967
Enrique González es fusilado en La Cabaña.
1992
Eduardo Díaz Betancourt es fusilado en La Cabaña. Díaz Betancourt había desembarcado en Cuba el pasado 29 de diciembre de 1991 junto a Daniel Santovenia Fernández y Pedro de la Caridad Alvarez Pedroso con el objetivo de realizar sabotajes y reiniciar la lucha armada en contra del castrismo.
1998
Comienza la visita del Papa Juan Pablo II la que se extendió hasta el día 25.
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GERARDO RODRIGUEZ CAPOTE: Incomunicados en La Cabaña
Año 1963. Prisión de La Cabaña. La Habana.
Incomunicados en las fétidas galeras de la vetusta fortaleza, un grupo de cubanos harapientos esperaban ansiosos su sentencia de muerte o de largos años de cárcel. Yo acababa de llegar, con la inmadurez de mi temprana juventud, sumido en el eco oscuro de las rejas y cerrojos. No puedo describir la visión dantesca que mi memoria grabó.
Recuerdo que me llevaron por pasillos de arcos medievales hasta los Incomunicados. Estábamos debajo del patio de La Cabaña. Me encerraron en la galera #1, tapiada con una puerta de acero. Dentro de la galera, sólo había un preso de mediana edad que cojeaba. Me miró con cierto recelo y me preguntó mi nombre y la causa de mi arresto. Le mentí. Alguien pasó un papel escrito por debajo de la puerta. Sonriendo me dijo que ya sabía quién era yo.
Sorprendido, pregunté: “¿Quién es usted?”
Me respondió: “Me llamo Ricardo Olmedo Moreno y fui herido en el ataque a Palacio cuando tratábamos de ajusticiar al dictador Fulgencio Batista”.
También me dijo los motivos por los cuales los comunistas lo habían arrestado. Me enseñó su encausamiento y comprendí la gravedad de nuestra situación y la razón de estar incomunicados en los Incomunicados.
Con Ricardo aprendí a sobrevivir en la cárcel. Era un hombre esculpido en mármol y acero. Su presencia atemorizaba a los carceleros. Fue mi ejemplo y uno de los hombres más valientes que he conocido en mi vida. Un día le pregunté que si no tenía miedo. Me respondió que sí, pero que sabía controlarlo. Después agregó: “Tú sabes que afuera hay cientos de hombres y arriba miles. Tú y yo no estamos aquí por privilegios. ¡Nos van a fusilar!”
Siguió diciendo: “Si te pones a llorar te van a arrastrar por los pasillos y te fusilarán como un cobarde. Solo te pido que cuando vengan a buscarnos tú salgas conmigo, cantando el himno nacional, para que ellos vean que tú y yo somos un par de cojo…”
Un silencio grande se abrió entre nosotros. No dije nada, pero la dureza de sus palabras me ayudó mucho. Un día escuché mi nombre y me vinieron a buscar. Los pensamientos latían en mi mente. Ricardo se interpuso entre el militar y yo.
“¿Qué pasa con el muchacho?”, les gritó.
“Hay órdenes de sacarlo de esta galera”, respondió el militar.
Nos apretamos en un largo abrazo que él interrumpió cuando las lágrimas saltaron a mis ojos. Le dije que no quería dejarlo solo. El me empujó y se alejó diciéndome: “Sálvate tú”.
Cuando quisieron conmutarle la pena de muerte a cambio de su claudicación pública, les respondió que él no era artista para hablar por la televisión y que no lo molestaran más y acabaran de fusilarlo.
Y lo fusilaron. Ni la cortina oscura de los años ha podido borrar de mi memoria aquel 30 de mayo de 1963. La sangre heroica de Ricardo Olmedo será siempre un símbolo viril de rebeldía y libertad, que nadie podrá borrar de las piedras ensangrentadas del paredón.
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