viernes, 2 de febrero de 2024

Un día como hoy, febrero 02, en nuestra lucha contra el castrismo

Un día como hoy, febrero 02, en nuestra lucha contra el castrismo
 
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
 
Comparta estas efemérides. Gracias.
 
PROHIBIDO OLVIDAR.
 
1959
 
Fracasa un atentado contra Fidel Castro en el Santuario del Cobre,Santiago de Cuba, Oriente al caérsele de las manos a uno de los complotados una granada. Fueron arrestados por este hecho José Duany Cobas, Juan A. Rivera, Miguel Vázquez y Jorge López.
 
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Leonardo Jiménez Martínez ejecutado en el cuartel del ejército en Colón por un pelotón de fusilamiento. Fue acusado falsamente de la muerte de dos estudiantes que luego se vieron en Colón, Matanzas vestidos con el uniforme del Ejército Rebelde. Otro policía también fue ejecutado bajo los mismos falsos cargos. Dejó a su esposa, un niño de 6 años y una niña de 10.
 
[Source: Written testimony of daughter, July 29, 2019. Ruíz, 1965, p. 241. Beruvides, 1993, p. 132. Cuban American National Foundation, Quilt of Fidel Castro's Genocide, 1994. United States Information Agency, 1993, Year 1959. /Archivo Cuba]
 
1962
 
Son fusilados en los fosos de La Cabaña el estudiante   de Derecho Octavio Barroso, Coordinador Nacional de Unidad Revolucionaria y el dentista José Antonio Muiño Gómez. 
 
En 1959, luego de la llegada al poder del gobierno revolucionario, el Dr. Muiño comenzó a trabajar como dentista en la base de la Fuerza Aérea en San Antonio de los Baños. Las actividades comunistas y la influencia soviética pronto se hicieron evidentes y, como católico devoto, no aceptó la formación ideológica, lo que llevó a la vigilancia constante por parte de la Seguridad del Estado. En junio de 1961 fue arrestado. Meses después, fue sometido a un juicio sumario y ejecutado inmediatamente por cargos de actividades contrarrevolucionarias. Dejó esposa, dos hijas y un hijo adoptivo.
 
[Tito Rodríguez Oltmans, Crónica de Mártires que Lucharon contra el Castro-Comunismo; Dr. Jose Antonio Muiño Gomez, Tribuna Tito, oct. 9, 2011. / Archivo Cuba]
 
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Octavio Barroso Gómez coordinador nacional del movimiento de resistencia Unidad Revolucionaria ejecutado por actividades "contrarrevolucionarias". Dejó una esposa y dos hijos pequeños, de 3 y 5 años. Cuando se enfrentó al pelotón de fusilamiento, gritó "Viva Cuba Libre, Viva Cristo Rey".
 
[Written testimony of sister, Ana María Cardelle, Memorial Cubano, February 18, 2007. United States Information Agency, 1993, Year 1962. / Archivo Cuba]
 
1964
 
Ramón Romero es asesinado durante los interrogatorios en el G2 de La Habana. 
 
1966
 
El opositor Joaquín F. Miranda Hernández es asesinado en Consolación del Norte, provincia de Pinar del Río. 
 
1967
 
Luís Díaz Reyes es asesinado por una patrulla comunista cuando trataba de irse de Cuba en una lancha que partió cerca de la Minas de Matahambre, provincia de Pinar del Río. 
 
1972
 
Carlos Duque Miyar, oficial de Estado Mayor de las guerrillas del Escambray, comandadas por su hermano Evelio, muere por inadecuado tratamiento médico en la cárcel de Ariza, provincia de Las Villas. 
 
Ex miembro del Ejército Rebelde y oficial de Estado Mayor de las guerrillas del Escambray fue capturado en 1961 cuando se quedó sin municiones combatiendo en la batalla de Güinia de Miranda (provincia de Las Villas). Fue sentenciado a treinta años de trabajos forzados. Fue severamente torturado en prisión y sometido a salvajes palizas que afectaron sus pulmones. Murió en prisión por complicaciones pulmonares sin recibir atención médica. Fue trasladado al hospital de Santa Clara demasiado tarde para salvar su vida.
 
[Eduardo de Juan, 1997, p. 280. Presidio Político Cubano, 1997, p. 157. Gómez Estrada, 1990, pp. 49 and 211. Evelio Duque Miyar (brother), 1995, pp. 39-41, 91 and 97. Pardo Mazorra, 1992, p. 565. / Archivo Cuba]
 
1975
 
Enrique Torres Pérez muere de cáncer sin recibir la atención médica adecuada en el Hospital Calixto García de La Habana. Torres Pérez estaba condenado a cumplir 30 años de prisión por haber desembarcado en 1960 en expedición comandada por Armentino Feria “el Indio”.
 
1976
 
 Pedro Bermúdez se suicida en la cárcel de Santa Clara. 
 
1977
 
 Victoriano Santovenia muere en la prisión El Mijial, provincia de Oriente.
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LAS CABAÑITASPor Manuel Barba
 
Durante el segundo año de la dictadura castrista se utilizaron varias construcciones aledañas para establecer un centro de seguridad para interrogar a detenidos por causas políticas o como decían ellos, delitos contra-rrevolucionarios.  Ese conjunto de casas estaba situado en la 5ta. Avenida y calle 14 en la barriada de Miramar.  Casas confiscadas a sus legítimos dueños quienes o abandonaron el país o fueron a su vez detenidos, sancionados, y sus propiedades confiscadas.  El organismo represivo que se ocupaba de esas labores era la incipiente Seguridad del Estado, primeramente conocida en 1959 como el DIER, Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde, popularmente conocido como G-2, uno de los departamentos del ejército dedicado a inteligencia e investigaciones. Este complejo de edificios se encontraba frente por frente a la residencia del expresidente de la república Dr. Ramón Grau San Martín, quien vivió allí hasta su fallecimiento en 1969.
 
Dentro del complejo había varias celdas que albergaban grupos de detenidos, alrededor de 10 presos en cada una.  Estas celdas se habían construido modificando las habitaciones y demás espacios de las casas originales y asegurándolas con barras de metal.  Existían también varias oficinas administrativas y pequeños cubículos que servían para interrogar a los detenidos.
 
Todo parece indicar que a partir de las multitu-dinarias detenciones de opositores que se realizaron a partir del desembarco de Playa Girón, arribaron a Cuba oficiales de la seguridad del estado checo para entrenar debidamente a los guardias de seguridad cubanos. Es posible que hayan llegado también oficiales de la Stassi, la seguridad de la RDA.  Una de las primeras medidas que se tomaron entonces fue establecer un centro de detención diferente.  Los detenidos seguían siendo conducidos a 5ta y 14 pero ahí se establecía si el detenido requería ser conducido a un nuevo lugar secreto que luego fue designado por los presos como Las Cabañitas.  La primera característica de Las Cabañitas era su condición de clandestinidad. Era un lugar desconocido al que se conducía a los detenidos sin que pudieran ver a donde eran llevados.  En mi caso particular, después de llevar dos semanas aproximadamente en 5ta y 14 me llamaron una noche, alrededor de las 11:00 p.m. y me condujeron al lote de aparcamiento del centro.  Allí estaba estacionado un jeep marcado como un vehículo del Ministerio de Salubridad.  Abrieron la puerta del fondo, me envolvieron la cabeza con una toalla, me acostaron en el piso del jeep, me cubrieron con una colchoneta y me mantuvieron pegado al piso del auto presionando mi cuerpo con sus botas.
 
Después de un buen rato de viaje, sorteando numerosas curvas para despistar la verdadera dirección del recorrido, el jeep se detuvo y los dos guardias me sacaron del carro, siempre con la toalla alrededor de la cabeza.  Así me condujeron hasta que abrieron una puerta, me hicieron entrar y me dijeron que me quitara la toalla.
 
Era un pequeño cuartito, más bien un closet grande, de unos dos metros de ancho por dos y medio de fondo, sin ventanas.  Un bombillo en el techo que nunca apagaban.  Para dormir el suelo sin más nada.  En la puerta una pequeña ventanilla por la que el guardia observaba al detenido.  Cuando uno tenía ganas de orinar tenía que llamar al guardia que por la ventanilla te alcanzaba una lata con un mango de madera. Cuando había necesidad de ir al inodoro había que caminar con la cabeza cubierta por un capuchón hasta un pequeño excusado donde había que hacer las necesidades sin quitarse el capuchón.  Las comidas las pasaban también por la ventanilla. Las únicas salidas eran para acudir al cuarto de los interrogatorios, el recorrido de ida y vuelta había que hacerlo encapuchado y guiado por un guardia.
 
En la galería donde yo estaba habría otras diez «cabañitas» Nunca las pude ver, pero las voces de los detenidos hablando con los guardias daban fe de su existencia.
 
Era casi imposible determinar dónde estaban situadas las «cabañitas», pero al cabo del tiempo, hablando con otros presos que habían estado en ese lugar, intercambiamos opiniones y memorias sobre donde pudieran estar ubicadas.  Yo, por ejemplo, recuerdo que a la segunda o tercera noche de estar allí se escucharon gritos lejanos y ruidos como si hubiese algún disturbio.  Meses después me enteré que por la fecha en que había oído los gritos había habido disturbios y protestas en el pueblo del Guatao, por lo que con esa pista y algunas más proporcionadas por otras víctimas  fuimos atando cabos y determinamos que Las Cabañitas estaban en la carretera del Guatao, cerca de Punta Brava. Años después haciendo un estudio topográfico de la cárcel de mujeres de Nuevo Amanecer, antigua casa de campo del compositor Ernesto Lecuona,  me acerqué a la carretera y a unos 250 metros vi una casa que tenía todas las características de Las Cabañitas, aunque para esa fecha hacía ya bastante tiempo que las habían dejado de utilizar.
 
El uso de un centro clandestino para «procesar» detenidos les daba a los agentes de la seguridad grandes ventajas, pues podían tener a los presos aislados todo el tiempo que quisieran  sin que nadie supiera donde se encontraban. La desorientación que producía el hecho de no saber el lugar en que se estaba influía desde el principio en el estado de ánimo del preso.
 
La falta de higiene y algunos casos la completa desnudez en que se mantenía al detenido creaban una sensación  de indefensión  y de inferioridad manifiesta, pretendían con ello algo así como convertirnos en un animal que tiene que seguir y obedecer al amo soportando además amenazas y violencia física.
 
Los interrogatorios y las comidas no tenían un orden definido estas últimas podían estar separadas por un par de horas o doce. La luz de la celda siempre estaba encendida y no se sabía cuándo era de noche o de día, ni el tiempo transcurrido. En este aspecto la desorientación era total.
 
Las amenazas de fusilamientos eran muy creíbles, y en ocasiones hasta había escenificaciones donde se  montaba un «paredón» con la intención de amedrentar al detenido.
 
A veces se prohibía echarse en el piso y había entonces que mantenerse de pie y sin poder dormir, con un guardia dando voces durante el tiempo que estimaran conveniente, de este modo el estrés físico potenciaba al síquico.
 
Todo esto en medio de una soledad total, días y más días sin fin, a merced de carceleros todopoderosos; temiendo que se podía «desaparecer» sin mayores consecuencias, pues ni los familiares más allegados tenían idea de donde podíamos estar. Era la maquinaria trituradora del estado marxista-leninista tratando de destruir a los que osaban oponérsele.
 
Mi estancia en las cabañitas se extendió por 18 días, de ahí fui trasladado a la Prisión de la Cabaña y allí comenzaría una nueva etapa de represión.
 
 


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