sábado, 6 de abril de 2024

Villa Marista (Cuarta parte)

Villa Marista (Cuarta parte)
 
 5. Más de medio siglo de guerra secreta.
 
Autor: Julio César Álvarez.
 
Cuando los aldabonazos de la transición, de la revolución, del cambio, o como se le quiera llamar, se escuchen retumbar en nuestras puertas, tendremos que decidir, entre otras muchas cosas, cuál será el destino de nuestra policía política, léase Departamento de Seguridad del Estado (DSE).
 
Por supuesto que debe desaparecer, no sólo porque lo deseen quienes fueron perseguidos por ella, sino sencillamente porque ya no tendrá a nadie a quien perseguir. No obstante, sería bueno echarle una mirada al método más efectivo utilizado en los antiguos países ex comunistas al efectuarse la transición.
 
Cuando el sistema de gobierno comunista desapareció en los países de Europa del Este y la Unión Soviética, los gobiernos resultantes emplearon varios modelos para lidiar con sus respectivas policías políticas, que iban desde el desmantelamiento total del servicio de seguridad, hasta la conservación no sólo de sus estructuras, sino también de su personal.
 
El único servicio secreto comunista que fue desmantelado en su totalidad desde un inicio fue la Stasi, de la desaparecida República Democrática Alemana. A este método se le llamó "método de liquidación". Los archivos secretos fueron desclasificados y  el pueblo pudo ver lo que de cada uno tenía guardado la Stasi. Todo el que colaboró en la represión a la oposición con ese servicio de seguridad quedó expuesto en ese proceso. Ellos fueron llamados los "Stasi-Positivos".
 
A nuestro pueblo, y en especial a nuestra oposición, le resultaría beneficioso que se ponga en práctica ese método de transparencia, para que todos puedan enterarse de quién colaboró con el Departamento de la Seguridad del Estado en la represión a los grupos de oposición. Esos serían nuestros "DSE-Positivos".
 
Este es un asunto muy importante para la disidencia. La efectiva labor de la policía política dentro de los grupos de oposición ha llevado al fracaso a más de una estrategia opositora, al desencuentro de más de un disidente, y muchos en sus filas padecen del síndrome de "agentitis", que los hace ver informantes de la Seguridad del Estado por todas partes.
 
Tampoco debiéramos confundir la transparencia con una cacería de brujas, ni con venganzas personales. Si se hace, que se haga para una efectiva reconciliación. Y la mejor estrategia para lograr esto está en las páginas de la Biblia, en la regla de oro: "y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos". Si alguien tiene que responder por un delito, que lo haga ante los tribunales.
 
Después de más de medio siglo de guerra secreta contra la disensión, donde la policía política ha usado el escenario de los grupos de oposición como un teatro de títeres, en el que con hilos secretos ha sembrado la discordia  con sus marionetas, urge al final del camino saber a ciencia cierta qué personajes fueron los que se movieron al compás del ritmo y de los hilos invisibles de la Seguridad del Estado, no vaya a ser cosa que, por esas ironías que depara el destino, elijamos presidente a un "DSE-Positivo".
 
http://www.cubanet.org/articulos/mas-de-medio-siglo-de-guerra-secreta/


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