TRUMP: EL ESTADO JUDÍO DE ISRAEL ES EL MOMENTO DE REALIZACIÓN
Por el Dr. Oscar Elías Biscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Presidente del Proyecto Emilia
Medalla Presidencial de la Libertad
Por el Dr. Oscar Elías Biscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Presidente del Proyecto Emilia
Medalla Presidencial de la Libertad
El exceso de misericordia es interpretado defectuosamente en el lado negativo, lo comprendí rápidamente pero tardío en edad, cuando arbitrariamente el régimen de terror castro-comunista me puso a convivir las 24 horas de muchos días con individuos depreciables socialmente en las cárceles socialistas cubanas. Una injusticia abominable, cuya encarcelación.
Asimismo, el exceso de misericordia afecta la justicia que la puede doblar y quebrar en perjuicio de las personas y la sociedad; porque donde no hay justicia, nunca habrá libertad ni verdad. Por eso, hay que saber calibrar esta desmesura de conmiseración y mucho más en un rey (presidente). Empero, la justicia con una pequeñísima dosis de misericordia reconforta a muchos en felicidad, acercando lo terrestre al Divino.
Algunos reyes famosos de la antigüedad cumplieron con las características de buena gobernabilidad, justicia y bienestar económico de sus pueblos y habían sido escogidos para reinar por el Dios Bíblico, como Salomón, reino de Israel (971-931 a.C.) y personalidades no judías tal como Ciro el Grande, imperio persa (550-330 a.C.), y Alejandro Magno, imperio griego (336-323 a.C.).
Ciro y Alejandro fueron profetizados cientos de años antes en las escrituras bíblicas, hasta la división de su imperio en cuatro por sus generales en el caso del griego; incluso, más de 130 años anterior a su nacimiento y por su propio nombre fue llamado Ciro.
Ciro II el Grande tomó la ciudad de Babilonia en 539 a.C., abatió el imperio caldeo o babilónico, fundó su imperio persa y liberó de la esclavitud al pueblo judío en el exilio, autoriza su regreso a su patria y la construcción del Templo de Jerusalén (516 a.C.), en el mismo lugar donde se encontraba el edificado por Salomón (960 a.C.). Este segundo templo después del regreso del exilio no tenía la majestuosidad del primero y fue restructurado en una maravillosa obra por Herodes el Grande, el rey de Judea y Samaria y otras regiones (37-4 a.C.), reino donde nació Jesús Nazareno, en Belén de Judea, quien visitó a ese Templo.
Alejandro Magno inició su campaña militar hacia el Asia menor, actual Turquía, (334 a.C.) y doblegó Siria, Damasco, Fenicia y Tiro. La ayuda judía a Tiro fue enorme que la resistencia tenaz de los tirios irritó a Alejandro y desencadenó medidas drásticas y dejó en ruina a la ciudad-Estado y se exacerbó su ira destructiva y venganza hacia los judíos.
El rey griego se dirigió a Jerusalén (333 a.C.) con todas aquellas ideas obsesivas de desbastar la ciudad judía. La población y directivos oraban y pedían al sacerdote de Templo, Jadua. Éste cumplía los pedidos de su gente y rogaba con insistencia a Dios (YHWH). Las tropas griegas a la salida de la ciudad, en posición de asalto y los judíos no sabían que hacer si rendirse o luchar y de cualquier forma habría los mismos resultados traumáticos de Tiro.
En el momento de máxima tensión en la población de la ciudad judía. El Ángel de Jehová se presentó al sacerdote Jadua y le comunicó que saliera y recibiera en procesión al rey extranjero y sus tropas de guerra. Tomaron sus indumentarias religiosas y sus ropas de gala sacerdotal y se dirigió a la comitiva militar en las puertas de la ciudad. Ambas figuras prominentes, el rey griego, victorioso en todas las batallas contra el imperio persa, y el sacerdote judío, responsable principal del Templo de Jerusalén.
El rey Alejandro contempló de lejos la hermosa procesión y la postura honorable del sacerdote principal y sus prosélitos levitas; entonces el Rey bajó del su caballo y se arrodilló ante el sacerdote judío. Ambos grupos quedaron consternados por la posición de Alejandro Magno, sus valientes soldados, los religiosos, la población y los dirigentes de la ciudad. Hubo un tiempo de meditación e incomprensión hasta que el rey Alejandro explicó a todo el acontecimiento.
Alejandro les narró a sus tropas que había tenido una revelación en visión antes de salir de Macedonia, donde veía a un sacerdote y su nombre que le decía en mandato divino que debía ir a Asia sin miedo, ya que estaba escrito que los persas le serían entregados a él. Ese religioso era el mismo que lo recibía en la comitiva, Jadua, el sacerdote principal del Templo de Jerusalén.
El rey Alejandro y el sacerdote Jadua caminaron juntos y entraron en la ciudad de Jerusalén y al Templo. Alejandro ofreció sacrificio al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. También conoció las profecías sobre sus conquistas en Asia, cuando leyó los libros de Daniel (536 a.C.) y Zacarías (520 a.C.).
Así como el Dios Bíblico ungió a grandes reyes, Salomón, Ciro y Alejandro; en esta actualidad de un mundo convulso por los apetitos belicosos de tierra y poder y el afán de imponen un mundo autocrático con destrucción de la cultura occidental, ya sea por los globalistas izquierdistas o las
tiranías de Putin, Xi y Jamenei. Dios ha escogido para su obra terrestre de dignificación humana y pacificadora, como líder y presidente de los Estados Unidos de América, a Donald Trump.
El presidente Trump ha realizado cosas únicas en liderazgo del país. El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel; traslado de la Embajada de su país a esta ciudad judía. Reconocer la Altura del Golán dentro de la administración y tierra de Israel. Estuvo en el Muro Occidental de la ciudad de Jerusalén y su acreditación como judía e indivisible. Recientemente levantó el embargo militar a Israel.
Éste es el momento idóneo para ayudar al pueblo israelita y construir el Estado Judío de Israel. Con Judea Samaria y Jerusalén, indivisible y eternamente judía. Y la creación del Estado de Palestina, ayudar a ese pueblo que sufre las tiranías de los terroristas radicalistas islámicos de Hamás, en la Franja de Gaza (Hamastán) y la Autoridad Nacional Palestina y OLP con su régimen comunista en Cisjordania (mi artículo en https://www.diariolasamericas.com/opinion/independencia-y-paz-la-edificacion-del-estado-judio-israel-n4153457).
El régimen de terror cubano declaró en Moscú (2022), que EEUU era enemigo de Cuba. Este régimen cubano nunca se ha escondido para decirlo y ponerlo en la práctica contra el pueblo de Israel. Ya buscó su destrucción y arrebatarles su tierra como Estado en las guerras árabe israelí y derrotado el ejército cubano castrista, ahora lo hacen con el poder de la diplomacia y la información, descrédito y humillación a la nación hebrea, en los
organismos internacionales.
La Nueva Nación es una publicación independiente cuyas metas son la defensa de la libertad, la preservación de la democracia y la promoción de la libre empresa. Visítenos en: http://wwwlanuevanacion.com
El Dr. Oscar Elias Biscet es un líder de derechos humanos, ex preso de conciencia durante 12 años y ganador de la Medalla Presidencial de la Libertad. Vive en La Habana, Cuba, y puede ser contactado a través de su teléfono 011-537-699-1774. y de su sitio web: www.OscarBiscet.com.
La Nueva Nación es una publicación independiente cuyas metas son la defensa de la libertad, la preservación de la democracia y la promoción de la libre empresa. Visítenos en: http://www.lanuevanacion.com
Favor de incluirme en su lista de distribución de LA NUEVA NACION: alfredocepero@bellsouth.net.
Asimismo, el exceso de misericordia afecta la justicia que la puede doblar y quebrar en perjuicio de las personas y la sociedad; porque donde no hay justicia, nunca habrá libertad ni verdad. Por eso, hay que saber calibrar esta desmesura de conmiseración y mucho más en un rey (presidente). Empero, la justicia con una pequeñísima dosis de misericordia reconforta a muchos en felicidad, acercando lo terrestre al Divino.
Algunos reyes famosos de la antigüedad cumplieron con las características de buena gobernabilidad, justicia y bienestar económico de sus pueblos y habían sido escogidos para reinar por el Dios Bíblico, como Salomón, reino de Israel (971-931 a.C.) y personalidades no judías tal como Ciro el Grande, imperio persa (550-330 a.C.), y Alejandro Magno, imperio griego (336-323 a.C.).
Ciro y Alejandro fueron profetizados cientos de años antes en las escrituras bíblicas, hasta la división de su imperio en cuatro por sus generales en el caso del griego; incluso, más de 130 años anterior a su nacimiento y por su propio nombre fue llamado Ciro.
Ciro II el Grande tomó la ciudad de Babilonia en 539 a.C., abatió el imperio caldeo o babilónico, fundó su imperio persa y liberó de la esclavitud al pueblo judío en el exilio, autoriza su regreso a su patria y la construcción del Templo de Jerusalén (516 a.C.), en el mismo lugar donde se encontraba el edificado por Salomón (960 a.C.). Este segundo templo después del regreso del exilio no tenía la majestuosidad del primero y fue restructurado en una maravillosa obra por Herodes el Grande, el rey de Judea y Samaria y otras regiones (37-4 a.C.), reino donde nació Jesús Nazareno, en Belén de Judea, quien visitó a ese Templo.
Alejandro Magno inició su campaña militar hacia el Asia menor, actual Turquía, (334 a.C.) y doblegó Siria, Damasco, Fenicia y Tiro. La ayuda judía a Tiro fue enorme que la resistencia tenaz de los tirios irritó a Alejandro y desencadenó medidas drásticas y dejó en ruina a la ciudad-Estado y se exacerbó su ira destructiva y venganza hacia los judíos.
El rey griego se dirigió a Jerusalén (333 a.C.) con todas aquellas ideas obsesivas de desbastar la ciudad judía. La población y directivos oraban y pedían al sacerdote de Templo, Jadua. Éste cumplía los pedidos de su gente y rogaba con insistencia a Dios (YHWH). Las tropas griegas a la salida de la ciudad, en posición de asalto y los judíos no sabían que hacer si rendirse o luchar y de cualquier forma habría los mismos resultados traumáticos de Tiro.
En el momento de máxima tensión en la población de la ciudad judía. El Ángel de Jehová se presentó al sacerdote Jadua y le comunicó que saliera y recibiera en procesión al rey extranjero y sus tropas de guerra. Tomaron sus indumentarias religiosas y sus ropas de gala sacerdotal y se dirigió a la comitiva militar en las puertas de la ciudad. Ambas figuras prominentes, el rey griego, victorioso en todas las batallas contra el imperio persa, y el sacerdote judío, responsable principal del Templo de Jerusalén.
El rey Alejandro contempló de lejos la hermosa procesión y la postura honorable del sacerdote principal y sus prosélitos levitas; entonces el Rey bajó del su caballo y se arrodilló ante el sacerdote judío. Ambos grupos quedaron consternados por la posición de Alejandro Magno, sus valientes soldados, los religiosos, la población y los dirigentes de la ciudad. Hubo un tiempo de meditación e incomprensión hasta que el rey Alejandro explicó a todo el acontecimiento.
Alejandro les narró a sus tropas que había tenido una revelación en visión antes de salir de Macedonia, donde veía a un sacerdote y su nombre que le decía en mandato divino que debía ir a Asia sin miedo, ya que estaba escrito que los persas le serían entregados a él. Ese religioso era el mismo que lo recibía en la comitiva, Jadua, el sacerdote principal del Templo de Jerusalén.
El rey Alejandro y el sacerdote Jadua caminaron juntos y entraron en la ciudad de Jerusalén y al Templo. Alejandro ofreció sacrificio al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. También conoció las profecías sobre sus conquistas en Asia, cuando leyó los libros de Daniel (536 a.C.) y Zacarías (520 a.C.).
Así como el Dios Bíblico ungió a grandes reyes, Salomón, Ciro y Alejandro; en esta actualidad de un mundo convulso por los apetitos belicosos de tierra y poder y el afán de imponen un mundo autocrático con destrucción de la cultura occidental, ya sea por los globalistas izquierdistas o las
tiranías de Putin, Xi y Jamenei. Dios ha escogido para su obra terrestre de dignificación humana y pacificadora, como líder y presidente de los Estados Unidos de América, a Donald Trump.
El presidente Trump ha realizado cosas únicas en liderazgo del país. El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel; traslado de la Embajada de su país a esta ciudad judía. Reconocer la Altura del Golán dentro de la administración y tierra de Israel. Estuvo en el Muro Occidental de la ciudad de Jerusalén y su acreditación como judía e indivisible. Recientemente levantó el embargo militar a Israel.
Éste es el momento idóneo para ayudar al pueblo israelita y construir el Estado Judío de Israel. Con Judea Samaria y Jerusalén, indivisible y eternamente judía. Y la creación del Estado de Palestina, ayudar a ese pueblo que sufre las tiranías de los terroristas radicalistas islámicos de Hamás, en la Franja de Gaza (Hamastán) y la Autoridad Nacional Palestina y OLP con su régimen comunista en Cisjordania (mi artículo en https://www.diariolasamericas.com/opinion/independencia-y-paz-la-edificacion-del-estado-judio-israel-n4153457).
El régimen de terror cubano declaró en Moscú (2022), que EEUU era enemigo de Cuba. Este régimen cubano nunca se ha escondido para decirlo y ponerlo en la práctica contra el pueblo de Israel. Ya buscó su destrucción y arrebatarles su tierra como Estado en las guerras árabe israelí y derrotado el ejército cubano castrista, ahora lo hacen con el poder de la diplomacia y la información, descrédito y humillación a la nación hebrea, en los
organismos internacionales.
La Nueva Nación es una publicación independiente cuyas metas son la defensa de la libertad, la preservación de la democracia y la promoción de la libre empresa. Visítenos en: http://wwwlanuevanacion.com
El Dr. Oscar Elias Biscet es un líder de derechos humanos, ex preso de conciencia durante 12 años y ganador de la Medalla Presidencial de la Libertad. Vive en La Habana, Cuba, y puede ser contactado a través de su teléfono 011-537-699-1774. y de su sitio web: www.OscarBiscet.com.
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