lunes, 11 de agosto de 2025

Un día como hoy, agosto 11, en nuestra lucha contra el castrismo.

Un día como hoy, agosto 11, en nuestra lucha contra el castrismo.

Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.

Comparta estas efemérides. Gracias.

PROHIBIDO OLVIDAR.

1959 

Rafael Pedraza es fusilado en Pinar del Río.

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La URSS firma un contrato para obtener 170 mil toneladas de azúcar. Con esta adquisición la URSS buscaba introducir una punta de lanza en Cuba para desarrollar su penetración en la región. 

1960.

El Movimiento Democrático de Liberación publicó un manifiesto llamando al pueblo de Cuba a la unidad para la guerra. Lo firmaron por la dirección nacional Raúl Martínez Ararás, Carlos Bustillo Rodríguez y Mario Fernández López.

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Un grupo de cubanos atacó el cuartel de Jatibonico dándole muerte al soldado Heriberto Felipe Hernández e hiriendo a otros. Fueron capturados Enrique Pajón, Oscar Suárez y Silvestre Morales.

1961

Una persona resultó herida al estallar un artefacto en la tienda "Fin de Siglo", en La Habana. 

1962: 

Antonio "Tony" Chao Flores "el americanito" y Hugo Rodríguez Soria son fusilados en La Cabaña. Tony desde que era muy joven se había destacado como un hombre de acción, se alzó en la Sierra del Escambray a principios de 1961; cuando la ofensiva del gobierno hizo insostenible la supervivencia de las guerrillas se desplazó hasta La Habana donde participó en diferentes misiones hasta que cayó prisionero gravemente herido con una pierna destrozada por la metralla y en muletas fue fusilado. La farsa de juicio le había sido celebrado el 8 de agosto.

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Luis Castillo, jefe de acción del Movimiento Demócrata Martiano (MDM) es fusilado en La Cabaña. 

1963

Juan Méndez González, miembro de una de las guerrillas que operaban en la zona de Aguada de Pasajeros, LV muere en combate contra la milicia castrista.

1965: 

Jorge Raúl Pereira Castañeda es fusilado en La Cabaña. El día anterior su hermano, José junto a Roberto Fernández Cobo y Roger Sabino Sopena Hinojosa habían enfrentado a un pelotón de fusilamiento. Fueron acusados de sabotaje y proporcionar información sobre los barcos mercantes al gobierno de los Estados Unidos. 

[Los archivos de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA da la fecha 8/9/1965 para este caso. Caso 82-XII]

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El miembro de la resistencia al castrismo, Andrés Marrero Delgado fue arrestado en su casa y murió mientras estaba detenido en la sede de la Seguridad del Estado en Villa Marista, presumiblemente por los golpes que le propinaron.  La familia vio el cuerpo en la funeraria con evidencia de contusiones y golpes en la cabeza. Había padecido una afección cardíaca. Dejó una esposa y tres hijos, de edades comprendidas entre 26, 23 y 20.

[Fuente: Archivo Cuba. Caso 5826]

1967: 

El opositor Carlos Manuel Cruz es asesinado en Alquizar, provincia de La Habana. 

1982: 

El ciudadano norteamericano Frederick Richard Carter es asesinado durante los interrogatorios en el G2 de La Habana. Fue arrestado bajo la acusación de estar participando en la contrarrevolución.

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141.- Tomás Urra Rodríguez, acusado de tener un pasado represivo como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el territorio especial turístico de Varadero (Matanzas), se encontraba al momento de esta denuncia residiendo en Miami, aparentemente luego de haber sido reclamado, al igual que su esposa y su otra hija, por su hija mayor residente en Miami, Mirielys Urra González.

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CÁRCELES DE MUJERES

Cubanet

Entrevista realizada en Miami por Jacobo Machover en agosto de 2006

PARIS, Francia (Jacobo Manchover) - Son cuatro mujeres, que cumplieron penas de cárcel que iban desde cuatro años a nueve años. Tres de ellas fueron detenidas en los primeros años de la revolución, en 1960 y 1961, la otra en 1992. A la mayoría les robaron su juventud. Todas se expresan sin odio, en presencia de Blanca González, madre de Normando Hernández, uno de los setenta y cinco presos de la «primavera negra» de 2003. Desde principios de la revolución, la represión fue la misma. Nunca ha habido ninguna pausa… A través de las generaciones, todas comparten la misma experiencia, el mismo dolor. El reclamo de justicia es una constante en ellas.

Lidia Pérez: En diferentes tiempos coincidimos tres de nosotras en las mismas cárceles, y otras veces no. Cuando una llega va al G2, a Villa Marista, la sede de la Seguridad del Estado, que es el lugar de los interrogatorios, el lugar de las torturas, donde te sacan por la noche, no te dejan dormir y te presionan.

Yo caí con varios miembros de un grupo de oposición al régimen. Nos cogieron y nos pusieron toda la noche en interrogatorios. Nos ponían en un cuarto muy frío o nos ponían una luz arriba, y nos hacían preguntas para desquiciarnos, con una pistola en la mesa. Así eran sus métodos de amedrantamiento, la noche entera. Casi todos fuimos condenados. Después fuimos trasladados hacia el vivac de Guanabacoa. Era lo que existía en 1961.

Manuela Calvo: Aunque no hubo mujeres fusiladas, tuvimos compañeras que recibieron torturas físicas. A veces las torturas morales son más fuertes que los golpes: las requisas que nos hacían, las separaciones. A cualquier hora del día se llenaban los pasillos de militares, y entonces nos quitaban las poquitas cosas que teníamos, por ejemplo para cocinar. Nosotras teníamos un ladrillo, le poníamos una resistencia y lo conectábamos para así poder comer algo caliente. Y esas cositas, todas, así como los libros, se las llevaban. Y después volvían a hacer lo mismo. Pero ésas no son las cosas peores. Las almohadillas sanitarias no nos las daban. La atención médica no nos la daban. Cuando yo tenía ataques de asma mis compañeras comenzaban a gritar para que vinieran a atenderme. Igual era cuando pasaba con otras presas: todos los pabellones, a gritos.

Las enfermeras que teníamos eran jóvenes. Las habían graduado en pocos meses, sin práctica alguna. Cuando venían a inyectarnos no sabian ni coger una vena. A una compañera se le infectó una inyección y se le pudrió una nalga, del hielo que se puso intentando remediar la infección. Le cabía una mano ahí, del hueco que se le hizo. Se salvó de milagro, porque no le daban asistencia médica. Después de nosotras protestar por dias, vinieron a atenderla. Hoy se ha quedado con un hueco.

La Internacional y Siberia

María Cristina Oliva:-Una de las amenazas más grandes era ponernos con las presas comunes. A un grupo de nuestras compañeras las pusieron de castigo en el mismo pabellón con las comunes. Lo que nos decían era que nos iban a poner con las presas comunes para que nos violaran. También nos obligaban a salir a trabajar. Pero, gracias a Dios, las presas comunes nos respetaban como políticas.

Manuela Calvo: Otra de las torturas era ponernos La Internacional, mañana, tarde y noche. Nos la ponían a todo volumen, tanto que a algunas de nuestras compañeras se les reventaban los oídos.

Un día, cuando estábamos en la prisión de Guanajay, nos castigaron porque se fugaron seis personas. De milagro, porque de allí no había quien pudiera fugarse. Cogieron a sesenta y cinco de nosotras y nos mandaron de castigo para las montañas de Baracoa, en el Oriente de Cuba, en el otro extremo de la isla. Nos montaron en un avión diciéndonos que íbamos para Siberia. Después, cuando nos bajaron en el aeropuerto de Santiago de Cuba, nos esperaban militares con las bayonetas caladas.

De la prisión de Guanajay nos habían sacado a golpes. No estábamos en el mismo pabellón, nos encontramos en el avión. Nos sacaron a golpes porque como nos dijeron que íbamos para Siberia no queríamos salir. Nos metieron en camiones blindados del Ejército y nos llevaron a un aereopuerto militar. No podíamos ver nada desde dentro de los camiones. Cuando llegamos pusieron frente a nosotras a estudiantes de secundaria básica para que nos gritaran “¡Paredón!” y nos insultaran y nos tiraran papeles.

Lidia Pérez: Allí nos tuvieron en pleno sol durante varias horas al mediodía. Nos dieron golpes también y montaron a algunas en los aviones. Otras tuvimos que esperar hasta el otro día.

Con nosotras iba una presa que había parido hacía sólo quince días. La bebita recién nacida iba con nosotras porque la madre no tuvo tiempo de avisar a la familia para entregársela.

Manuela Calvo: Cuando llegamos a Baracoa nos encontramos con una prisión muy antigua, construida en la época colonial. Y nos metieron en cinco galeras. Como estábamos tan lejos, la familia venía muy poco.

Ésa fue la época de la crisis de los misiles, en 1962, cuando dinamitaron las circulares en la prisión de Isla de Pinos. A nosotras, las sesenta y cinco, nos llevaron para Baracoa. Si pasaba algo nosotras éramos las escogidas para ser sacrificadas.

Después, luego de muchas protestas nuestras, nos trasladaron para la prisión de Guanajay otra vez. Nos llevaron de regreso en camiones y de pie durante veinticuatro horas. Nos aguantábamos y auxiliábamos unas a las otras. Cuando llegamos a la prisión, nos estaban esperando dos hileras de guardias, entre milicianos y reclutas del Ejército. Cuando bajamos comenzaron a darnos golpes, y nos desnudaron para revisarnos. Nos tuvieron de castigo un año, sin visitas y sin nada.

Carmen Arias: Yo estuve en una prisión de mujeres llamada “Manto negro”. Su verdadero nombre es “Prisión de mujeres de Occidente”. Fue construida por las mismas presas comunes y por presos también. Son muchos edificios que están conectados entre sí, todos se comunican. Son muy oscuros y en la distancia se ve como un manto, es como un manto negro que lo cubre todo, por eso es el sobrenombre. Así que uno se puede imaginar cómo es la cosa. Está en el Wajay, cerca del Cacahual. Era una prisión de comunes antes. Los guardias alentaban a las comunes para que agredieran a las políticas. Tambien existió una prisión de mujeres en una finca que había sido originalmente de una presa y que se llamaba “América libre”.

Lidia Pérez: En el Hospital psiquiátrico de Mazorra, había una sala para torturar a los presos con electroshocks y descontrolarnos a todos. En nuestro tiempo había casas en el Laguito donde torturaban a los prisioneros políticos antes de los juicios.

Luego, en la prisión, te enviaban a celdas pequeñitas con cuatro personas más, donde tenías que hacer tus necesidades delante de los otros, y sin agua, porque venía el agua una vez al día. Comíamos comidas podridas. Y el agua de beber teníamos que esperar una hora a que se asentara en las vasijas de tomar los líquidos porque salía tan negra que parecía Coca Cola. Y cuando teníamos castigos pasábamos hasta veinte horas sin comer.

Regalos de presos a mandatarios extranjeros

Manuela Calvo: A las presas políticas nos unieron con las comunes para quitarnos el estatuto de políticas, para poder decir que en Cuba no había presos políticos.

Todos los períodos fueron malos en Cuba, hasta en la calle. Pero, cuando ellos le dicen al pueblo que se prepara una invasión, entonces en todas las cárceles, en cualquier período cierran las visitas, no dejan pasar nada. En todas las etapas ha habido un momento en que se ha recrudecido la vigilancia y la represión.

En otras épocas le regalan algún preso a algún mandatario que viene, para hacer ver que todo está bien.

Carmen Arias: Yo fui uno de esos regalos a Bill Richardson, un congresista del Partido Demócrata de Estados Unidos. Richardson pidió una lista de quince presos y le dieron tres. Y en esos tres estaba yo. Me sacaron de la prisión directo para el avión tres oficiales de la Seguridad del Estado.Yo no sé por donde salí. Era una pista, sé que había una barrera donde había un miliciano que la levantaba y bajaba.

Anteriormente, varias comisiones de derechos humanos se habían interesado por mí. Una comisión integrada por varias organizaciones, France Libertés, la Federación Internacional de Derechos Humanos, Human Rights Watch entre otras, me vino a visitar. Yo era la única mujer a quien pudieron ver. Pero sus gestiones no dieron resultado conmigo.

Lidia Pérez: Yo me iba a casar cuando fui encarcelada. Así que la vida me cambió totalmente. Yo tenía dieciocho años. Ésa es la edad en que todo el mundo quiere estar con los amigos, en fiestas y esas cosas normales de la vida. A mí no me pudieron probar nada. Yo fui presa por anticomunista, por convicción.

Hay personas que tenían niños chiquitos cuando fueron a la cárcel. Otras que tenían hijos que no los conocieron durante años. Los hijos después más nunca les perdonaron porque consideraban que eso era un abandono. Hay muchas situaciones de mujeres en que los maridos las dejaron.

“Se repite la misma historia”

Blanca González:- Es triste escuchar a estas mujeres tan valerosas que en los años 1960 hayan tenido que pasar estas prisiones, pero la ha continuado Carmen en los años 1990. A lo largo de estos años se repite la misma historia. Ayer fueron ellas, hoy es mi hijo. Se sigue repitiendo lo de los años 1960, 1990, 2000.

Lo que pedimos nosotras es la liberación total de Cuba, que haya justicia, porque todo el que tenga las manos manchadas de sangre tiene que ir ante un tribunal y tiene que ser castigado como la ley lo permita. Nosotras no queremos venganza, pero sí una justicia legal ante un tribunal, que todos tengan que responder ante la ley de todos los crímenes y de todas las atrocidades que ellos han cometido. En el pasado como ahora es el mismo tratamiento y son las mismas condiciones inhumanas.

Resentimiento contra los países de América latina

Manuela Calvo: Hay distintas generaciones de presas pero todas tenemos un mismo ideal y todas luchamos por lo mismo: la libertad de Cuba, una patria igual a la que teníamos antes. Con todo lo que un pais debe tener, con elecciones. Venganza no queremos, pero justicia sí. Hay que llevar a los culpables a los tribunales, juzgarlos y condenarlos como corresponde. Se les podría perdonar el día en que haya arrepentimiento, pero si no hay arrepentimiento no se les puede perdonar.

Lidia Pérez: No queremos pena de muerte. Lo que le corresponda a cada cual. De acuerdo con la ley, que se castigue al que cometió un crimen.

Cuando esto caiga, estoy segura de que algunos de los que están allá van a coger la justicia por sus manos.

María Cristina Oliva: El resentimiento contra quienes lo sentimos es contra los países de América latina, que siendo nuestros hermanos, viniendo más o menos de la misma cultura, se desentendieron de los problemas que teníamos en Cuba, de la falta de libertad. Debieron apoyar más al pueblo cubano en sus ansias de democracia.

 

Pero con el pueblo cubano no tenemos resentimiento, porque ha sido la víctima. Los únicos culpables son Fidel Castro y su camarilla.

Carmen Arias: Los victimarios se han convertido en víctimas. Porque los hemos visto aquí, en Miami, los mismos generales y oficiales de ellos que han tenido que salir huyendo antes de terminar en el paredón de fusilamiento.

Cuando llegue el momento nadie sabe lo que va a pasar, porque cada persona es un mundo y no se sabe cómo va a reaccionar la gente.

Ahora, el que tenga las manos manchadas de sangre tiene que pagarlo ante la justicia.

Manuela Calvo Barrera- María C. Oliva Hernández-Cármen Arias Iglesias.jpg

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