Un día como hoy, marzo 23, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
Comparta estas efemérides. Gracias.
PROHIBIDO OLVIDAR.
1959
El régimen cubano crea el Departamento de Seguridad del Estado, el temido y represivo G-2.
1960
Condenados el ex capitán Jorge Sotús a 20 años de prisión y el ex sargento Sebastián Ruíz a 8 años.
1961
Un Tribunal castrista de la Fortaleza de la Cabaña, en la causa 110 de 1961, sancionó a 20 años de prisión por un delito contra los poderes del estado a Alberto Álvarez Cueto.
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EI capitán Kiko Llansó en una operación brillante rescato a 12 supervivientes de las guerrillas que habían estado combatiendo el régimen en las lomas del Escambray, provincia de Las Villas y los trasladó a Estados Unidos. Algunos de estos hombres estaban heridos y sin parque. Entre los rescatados se encontraban Vicente Méndez y Edel Montiel quienes estaban heridos y Diosdado Mesa.
Enrique Encinosa. Cuba en Guerra. Página 63]
1962
En un enfrentamiento con el ejército castrista en la Finca La Ceba, Barrio Casilda. Trinidad. Las Villas mueren nueve guerrilleros de los cuales solo se han identificados los hermanos Rosendo y Mandy Montelier. En este choque fueron capturados heridos el jefe de la guerrilla Inoel Peña y Lino González, quienes fueron fusilados meses mas tarde.
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La guerrilla comandada por Osiris Borges Rojas tirotea un camión del régimen muriendo el chofer y su ayudante.
1963
El miembro de una de las guerrillas que operaban en la provincia de Matanzas, Luis Reyes Piloto, muere en combate en Bolondrón.
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Ramón Correa Coto, Luís Pérez de la Rosa, Roberto Pérez Alonso y Roberto Delgado López son condenados a la pena de muerte por fusilamiento, en la Causa 32/1963, Matanzas y fusilados en la finca "La Luisa" en Bolondrón, luego fueron sepultados en Unión de Reyes, Matanzas. Los cuatro pertenecían al grupo civil de abastecimiento a la guerrilla de Perico Sánchez.
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El guerrillero Francisco Hernández (Pancho) muere en la provincia de Matanzas combatiendo a las tropas castristas.
1967
El régimen castro-comunista clausura el Presidio de Isla de Pinos, después de que más de 13,000 prisioneros políticos padecieran un bestial sistema de represión y decenas resultaran asesinados.
1978
El preso político Pedro León Venegas muere en la prisión Combinado del Este de La Habana sin recibir atención médica.
1981
Owen Delgado Temprana, de 15 años de edad, muere como resultado de la golpeadura a que fue sometido en "Villa Marista", Seguridad del Estado de La Habana, donde fue llevado luego de que agentes del G-2 penetraron en la Embajada de Ecuador donde había tratado de asilarse con su familia. Varios de sus familiares fueron condenados a largas penas de cárcel. Ecuador insistió públicamente en que Cuba irrumpió en la embajada sin su autorización, pero un desertor de la Inteligencia cubana confirmó que la entrada fue aprobada.
[Fuentes: Testimony of uncles, February 2007. Testimony of former DGI officer, March 23, 2017. Hidalgo, 1994, p. 84. Bower, 1995, p. 19. Beruvides, 1993, p. 108. / Archivo Cuba.]
(Hay discrepancias en cuanto a la fecha, no en cuanto a lo que ocurrió.)
1990
Se inician las transmisiones de TV Martí.
2020
Adrián Leiva Pérez Supuestamente se ahogó al intentar reingresar a Cuba por la costa norte, pero las circunstancias de la muerte son sospechosas. Había participado activamente en el movimiento disidente de Cuba como periodista independiente y miembro del Movimiento Cristiano de Liberación. En 2005 se fue de Cuba a Miami temporalmente, para acompañar a su esposa mientras ella estudiaba en Estados Unidos. Alrededor de un año después, comenzó intentos de regresar a Cuba con la intención de reanudar su activismo por los derechos humanos. En 2008, pudo regresar legalmente con un permiso de visitante de 3 meses, pero el gobierno cubano lo deportó a Miami después de que expiró el permiso. En abril de 2009, intentó nuevamente llegar a la isla, pero fue bloqueado en el aeropuerto de Miami cuando el gobierno cubano notificó al fletador del vuelo que no se le permitiría ingresar. Desesperado por ver a su familia en Cuba, incluida su madre enferma y anciana, intentó regresar a bordo de un barco desde Miami el 22 de marzo de 2010. El 5 de abril, funcionarios del gobierno informaron a su familia que se había ahogado y les mostraron el cuerpo. Fue enterrado en Cuba con fuerzas de seguridad cubanas fuertemente armadas custodiando la ceremonia. Otros tres cubanos que iban en el barco fueron detenidos por guardias fronterizos cubanos.
Source: J. Tamayo, Man drowns in an attempt to return to Cuba, The Miami Herald, Apr. 7, 2010; M. Saludes, Sobre la extraña muerte de mi amigo Adrián Leiva, Miami, 5 abril 2010, www.cubanet.org
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Cuba y su Historia
Tema: El Niño Mensajero de los Presos Políticos Plantados
Invitado: Miguel Sánchez
Día y Hora: Domingo, Marzo 23, 4.30 pm
Director y Productor: Alberto Muller
Vice-Prodctora: Maite Rodríguez
Productor WLRN: Al Chicoy
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Vigilar y delatar
Inés Casal septiembre 6, 2021
Es verano de 1957. Estoy pasando una parte de mis vacaciones escolares en el pequeño apartamento de mi hermana mayor que vive con su esposo y el primer hijo de ambos en la barriada del Cerro, al oeste de la Bahía de La Habana. Mientras trata de dormir a mi sobrino, mi hermana se nota nerviosa. Yo no logro entender exactamente qué la tiene así. Apenas tengo nueve años.
Hemos terminado de comer y ayudo a recoger los platos de la mesa. Uno de mis hermanos, que ha estado disfrutando de una tarde familiar, se prepara para regresar a casa de nuestros padres. La sobremesa se extiende y mi hermana lo apremia: «No sigas demorándote, por favor. Ya sabes cómo está la calle».
Unas pocas horas después de la partida de mi hermano ya estoy acostada en un pequeño sofá en la sala-comedor del apartamento, pero no logro dormirme. Cada vez que cierro los ojos, veo terribles escenas en donde algún joven yace en un matorral, torturado y muerto. Sin apenas pensarlo, llego hasta la cama de mi hermana y le suplico que me deje dormir con ella.
La reacción inesperada de mi cuñado, que quiere regresarme en ese mismo momento a casa de mis padres, tal vez porque he interrumpido un momento íntimo entre ellos, me hace sentir mucha vergüenza. La sensatez y la comprensión de su esposa se imponen, y yo duermo esa noche acurrucada junto a ella.
De este incidente no se hablará en la familia, al menos en mi presencia. Pero yo seguiré recordándolo por mucho tiempo.
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Sobre todo a partir de la radicalización de la lucha en las ciudades y la llegada de los rebeldes a la Sierra Maestra, la dictadura de Fulgencio Batista —quien había tomado el poder mediante un golpe de Estado el 10 de marzo de 1952— arreció la persecución, las torturas y los asesinatos de jóvenes revolucionarios.
En varios lugares de la isla, y en particular en La Habana y en Santiago de Cuba, los buenos cubanos se rebelaban contra la tiranía y apoyaban a los rebeldes de la Sierra Maestra y a los combatientes del llano. Algunos jóvenes morían en las calles o en las estaciones de la policía, y las madres cubanas se manifestaban abiertamente contra esos crímenes.
Junto a los llamados «esbirros» de Batista, aparecía la figura detestable del «chivato», sujeto contratado por el gobierno para denunciar a posibles opositores. La gente los llamaba «33/33», porque ese era el salario mensual que recibían por sus delaciones: 33 pesos con 33 centavos.
El chivato actúa en las sombras, y trata de mantener una actividad normal en su vida cotidiana con el objetivo de no levantar sospechas. Casi siempre su actitud nace de la envidia y de una profunda insatisfacción personal, pero también, algunas veces, de la mera necesidad de dinero. Lo dijo José Martí: «Qué terrible enemigo para el logro de la virtud es la desesperada necesidad de dinero».
La gente despreciaba a los «33/33» y se cuidaba en extremo de ellos. Los partes de la guerra librada en la Sierra Maestra se oían a escondidas a través de la emisora clandestina Radio Rebelde y se comentaban en susurros entre familiares y amigos. Muchos cubanos preferían tener un hijo ladrón que un hijo chivato.
El informante, espía, soplón ha existido en todas las épocas y países. Algunos son agentes oficiales del Estado o de otros organismos creados para vigilar y delatar. Generalmente, se les estimula y se les premia económicamente, aunque algunos no necesitan reconocimientos y se sienten satisfechos cuando la persona a la que delatan se quiebra y se hunde.
Este tipo de individuo siempre es detestado por la mayoría de los ciudadanos, en cualquier lugar del mundo y en cualquier circunstancia, pero algo ocurrió en Cuba después del triunfo de los rebeldes en 1959 que trastocó totalmente la percepción y opinión sobre este espécimen en nuestro país.
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En octubre de 1960 se crearon los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y el chivato alcanzó otra connotación: era un revolucionario que tenía la responsabilidad histórica de descubrir a los enemigos de la Revolución. Pasó a ser el vecino que vigilaba al vecino, el colega que vigilaba al colega, el familiar que vigilaba al familiar. El «chivato revolucionario» debía saber en qué trabajaba su víctima, con quién se reunía, a quién le escribía, qué correspondencia recibía, qué comía, qué pensaba.
En el acto multitudinario del 28 de septiembre de 1960, y ante la exaltación de una masa homogénea y fanática, Fidel Castro expresó:
Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria, que todo el mundo sepa quién vive en la manzana, qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía; y a qué se dedica; con quién se junta; en qué actividades anda. Porque si creen que van a poder enfrentarse con el pueblo, ¡tremendo chasco se van a llevar!, porque les implantamos un comité de vigilancia revolucionaria en cada manzana…, para que el pueblo vigile, para que el pueblo observe, y para que vean que cuando la masa del pueblo se organiza, no hay imperialista, ni lacayo de los imperialistas, ni vendido a los imperialistas, ni instrumento de los imperialistas que pueda moverse.
El chivato pasó a ser un personaje aplaudido y recompensado por sus inestimables servicios a la causa revolucionaria y patriótica. Muchos le temían, pero no era detestado por todos. Sus acciones comenzaron a dividir poco a poco a las familias, a los vecinos, a los trabajadores, a los estudiantes, al país completo. Y proliferó el oportunismo, la envidia, la intransigencia y el odio. Y todo el mundo aprendió a desconfiar de todo el mundo.
Eliseo (Lichi) Alberto los describió con agudeza en su libro-testimonio Informe contra mí mismo:
El chisme adquirió metodología política. El correveidile (lo llamábamos «el trompeta»), una justificación histórica. El pueblo decía: «echar p’alante», «elevar el asunto», «levantar un papelón». Estoy convencido de que en muchos casos las autoridades ni siquiera daban curso a los memorandas redactados por ciudadanos comunes y corrientes que no podían contar algo de interés estratégico: los forenses de la informática no iban a perder el tiempo con la autopsia de un fiambre. En mi opinión lo que verdaderamente importaba era contar con un archivo comprometedor, no una reseña sobre el posible acusado, sino un arma contra el seguro confidente.
Posiblemente la primera gran tarea que los CDR cumplieron a cabalidad fue la petición que hiciera Fidel Castro, en vísperas de la invasión por Playa Girón en 1961, de recoger a todo aquel que «oliera» a burgués o, simplemente, pudiera significar un oponente de la naciente Revolución cubana. Miles de ciudadanos, a lo largo y ancho de todo el país, fueron retenidos durante varios días en lugares acondicionados para ello, hasta que pasó el peligro de una posible victoria de los invasores. Habían pasado poco menos de seis meses desde la creación de esa organización, pero en todas las cuadras ya se tenían las listas de los «enemigos» de la Revolución.
A partir de ahí muchos cubanos han sucumbido ante las denuncias de algún delator; muchas veces basadas solo en la mentira, la envidia, el odio y la venganza personal. Pueden haberse salvado de la muerte o la cárcel, pero todos arrastraron y arrastran el ultraje de la calumnia y el recelo de familiares o amigos. Porque es eso precisamente de lo que se trata: marcar, etiquetar, manchar la reputación, y dividir, sobre todo, dividir.
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La historia siempre nos pone en situaciones inesperadas. Y nos enseña que la cobardía, junto con una supuesta lealtad ideológica, puede llegar a límites insospechados y arrastrarte, como un torbellino, hasta la locura o el suicidio.
Mi vida, tan transparente como un vidrio sin rayaduras, ha transcurrido entre aciertos y desaciertos, entre esperanzas y decepciones, entre logros y tropiezos, entre sacrificio y bienestar. Nada excepcional, según creo; es así como ocurre con casi cualquier existencia. «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar».
No me canso de repetir que, tanto en lo familiar, como en el plano de las amistades, he tenido más ilusiones que desengaños. Pero, como diría mi sabio padre, nunca dejas de aprender a lo largo de la vida.
A raíz de los sucesos en la sede del Movimiento San Isidro (MSI), en noviembre de 2020, un grupo de artistas y muchos otros ciudadanos se personaron en el Ministerio de Cultura para exigir un posicionamiento ante las arbitrariedades cometidas contra los integrantes de ese proyecto. De ahí surgió el 27N.
A continuación, una escalada de odio y calumnias se abrió paso, con la complicidad irresponsable de muchos, en todos los medios estatales (los únicos legales en Cuba), intentando denigrar a los jóvenes que cometieron el delito de tener decoro y hablar sin hipocresía. Entre ellos estaba mi hijo.
El objetivo, como siempre, fue dividir a los cubanos.
El rostro más visible de aquella campaña, Humberto López, graduado en Derecho por la sede universitaria de Los Arabos, Matanzas, devenido periodista de la Televisión Cubana, no mostró demasiada preocupación por presentar evidencias claras que demostraran sus acusaciones; lo único que importaba era enviar un mensaje inequívoco de que, en un solo instante, y como chasqueando los dedos, el Estado puede convertirte en un paria.
Percibir las miradas huidizas de algunos vecinos, presentir las dudas de algún que otro familiar, encontrarme casualmente con una amiga que reacciona con nerviosismo al verme, esperar en vano las llamadas de otras para, tan siquiera, preguntarme qué ha pasado, cómo me siento, cuál es mi versión de la historia contada por los medios oficiales; todo ello me ha convencido de la gran verdad que encierra esta frase del dramaturgo y poeta inglés William Shakespeare: «Aunque seas tan casto como el hielo y tan puro como la nieve no escaparás de la calumnia». Sobre todo, si detrás de ello hay todo un aparato estatal muy bien montado para sojuzgar a un país, y si muchos de los ciudadanos están tan enajenados que confunden lealtad a la Patria con fidelidad a un gobernante y defensa de la soberanía nacional con bienestar de la familia.
Por desgracia, ya no tengo nueve años y ya no existe esa hermana mayor a quien abrazarme para olvidar mis pesadillas.
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Agente de la Seguridad del Estado vigila a la periodista Luz Escobar / Foto: 14ymedio