viernes, 12 de febrero de 2010

VERDADES TAPIADAS (II)



Por Osmar Laffita Rojas

Capdevila, La Habana, febrero 11 de 2010 (PD) Como resultado de las multitudinarias movilizaciones y la embriaguez provocada por la victoria de haber arrebatado al niño Elián de manos de sus captores, el gobernante puso en marcha una deformada versión de “Revolución Cultural”, la cual denominó “Batalla de Ideas”.

Los guardias revolucionarios de esta batalla fueron los “Trabajadores Sociales”, a los cuales les asignó un conjunto de tareas, entre las más impugnadas, el fallido plan de “Maestros Emergentes”, el control de la distribución y venta de combustible, la remodelación y dotación de equipos a policlínicos y hospitales y la entrega a la población de efectos electrodomésticos y enseres de cocina.

Para la ejecución y control de este plan, se nombró al hoy defenestrado Otto Rivero, Vice-Presidente del Consejo de Ministro, el cual con poderes omnímodos determinaba el destino de la producción material del país, sin que mediara pregunta alguna a los diversos objetivos de la derrochadora “Batalla de Ideas”.

Similares a este engendro de la Batalla de Ideas, también lo fueron el fracasado “Cordón de la Habana”, la incumplida zafra de los diez millones y una larga lista de planes absurdos, que generaron millonarios gastos. Hasta el presente, ninguno de los responsables de estos desastres económicos, ha rendido cuentas de su fracasada gestión.

Ante el monumental fracaso de la Batalla de Ideas, los actuales gobernantes han dado muestras de su capacidad de olvidar lo que les perjudica y optado por aplicar una vez más su preferida y escandalosa técnica del borrón y cuenta nueva, porque ahora resulta los culpables son otros y no ellos.

Este deliberado olvido se manifiesta en las asambleas que se realizan previas al congreso de la Juventud Comunista, previsto para la primera semana de abril de 2010. Algunas de ellas, han sido presididas por el octogenario Vicepresidente de la República. Este en sus intervenciones no se ha referido a la Batalla de Ideas. Tal parece que eso no ocurrió en Cuba, ni para bien ni para mal.

La Batalla de Ideas, que fue hasta hace poco la actividad fundamental y priorizada del gobierno cubano, en la que involucró a todo el universo de organizaciones oficialistas, era la herramienta política más emblemática del ex-presidente. De este de repente olvidado proyecto, en que se involucraron a miles de “trabajadores sociales, los llamado médicos del alma”, ya no se dice ni una sola palabra. Tal parece que esta batalla nunca se hubiese producido.

Este silencio, apunta que por los enormes daños ocasionados a la economía por este demencial proyecto, lo aconsejable fue pasar la hoja, como ha ocurrido en otras ocasiones. Los ejecutores de esta monumental irresponsabilidad, muchos de ellos ya no están en el gobierno y no es conveniente levantar las tapas de las cloacas y sentar en el banquillo de los acusados a los dilapidadores de tan cuantiosos recursos, que han sumido a la nación en la ruina.

El silencio de los nuevos gobernantes, al no juzgar a los responsable de esta fracasada Batalla de Ideas y no informar al pueblo de lo que realmente aconteció, los hace cómplices también de este colosal fracaso. Pone una vez más de manifiesto que a ellos nunca les ha interesado para nada lo que perjudica al pueblo y a la nación.

ramsetgandhi@yahoo.com

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