sábado, 20 de marzo de 2010

CARTA A RAUL CASTRO


San José, Costa Rica, Marzo 16 de 2010

Comandante Raúl Castro:

Es probable que a estas alturas no te hayas dado cuenta de las consecuencias del heroísmo de Orlando Zapata. La historia demuestra que la permanencia prolongada en el poder distorsiona la visión de quienes lo detentan.

El Parlamento Europeo, que representa a casi 500 millones de personas, votó mayoritariamente por condenar su muerte, exigir la libertad de los presos políticos y la democratización de Cuba. En realidad esto es una condena para ti, para Fidel y al medio siglo de tiranía.

El sacrificio de Zapata ha reducido aun más esa minoría que el régimen ha mantenido engañada en el mundo. La campaña de mentiras que muchos han querido creer por demasiado tiempo va quedando al descubierto.

Los gobiernos que respaldan a la tiranía, como España y Brasil, son hoy cuestionados por muchos de sus compatriotas y por millones de ciudadanos del mundo democrático. Los gobernantes latinoamericanos que han callado los atropellos de la dictadura en Cuba, han quedado en el ridículo ante la denuncia del presidente Oscar Arias, un líder que ha demostrado tener valor y principios.

Hasta los medios de prensa internacionales, que se han comportado como rehenes de la dictadura en Cuba, en esta oportunidad no han sido tan cautelosos en el manejo de la muerte de Zapata, de la huelga de Guillermo Fariñas y de otros presos políticos en la isla.

Es probable que tú comprendas en algún grado las consecuencias de todo esto. Súmale la silenciosa condena del pueblo cubano y la indignación de la gente en la calle por ese crimen y por la calumnia racista con que ustedes trataron de justificarlo.

Miles de cubanos miembros de las Fuerzas Armadas, del Ministerio del Interior y del gobierno, repudian calladamente la muerte de Zapata y la grosera justificación del gobierno.

El pueblo cubano es el recurso más importante en el proceso de desarrollo económico, cultural y político de la Nueva República. Por no entender eso, todas tus seudoreformas han fracasado y seguirán fracasando.

Sin un Estado de Derecho no habrá un pueblo dispuesto a trabajar con fe, entusiasmo y confianza. Sin un gobierno legítimo, con leyes e instituciones independientes del capricho o de los intereses de quien gobierne, no habrá confianza ni garantías para el progreso de la Cuba del siglo XXI a que tiene derecho la juventud cubana.

No llegarán a Cuba los recursos financieros sin un régimen democrático. Ni los recursos financieros, ni las inversiones necesarias para revertir medio siglo de atraso, abandono, corrupción y despilfarro.

Un cambio sin democracia equivaldría a una piñata donde los privilegiados del poder y el capital extranjero se repartirían el patrimonio de Cuba. Ustedes creen que el pueblo se conformará si le reparten migajas. Piensan que así podrán continuar mandando mientras ellos siguen viviendo como ciudadanos de segunda categoría.

Tú y Fidel traicionaron la revolución democrática por la que luchamos en la Sierra Maestra. Tú y Fidel traicionaron al pueblo cubano y trataron de justificar esa traición con las promesas de la utopía comunista, que resultó un fraude de proporciones históricas.

El 21 de octubre de 1959 le dije a Fidel que el camino que tomaba llevaría a nuestro país al desastre y, por esa razón me hicieron pasar dos décadas en prisión, que viví con orgullo porque fui leal a mi pueblo y a los ideales democráticos de la Revolución. Una semana después de arrestarme, ustedes asesinaron al Comandante Camilo Cienfuegos.

Tu y Fidel mandaron a miles de compatriotas al pelotón de fusilamiento. Nunca sabremos cuántos cubanos fueron asesinados en secreto ni cuántos perdieron su vida en el mar en desesperados intentos por alcanzar la libertad. Cientos de miles de ciudadanos han pagado con largas condenas de prisión su amor a la libertad. Todavía hay un presidio político injustificado y brutal. Solamente Dios puede tener una compresión real del daño moral y del sufrimiento causado al pueblo cubano durante medio siglo.

Como si todo esto no fuera suficientemente vergonzoso, ustedes han estado seriamente involucrados en el narcotráfico y el terrorismo internacional.

Cuba está en la ruina material y tú y tu hermano han envejecido en el poder, queriéndole hacer creer a todo el mundo que el desastre es por culpa del “bloqueo” estadounidense. En realidad tú y Fidel despilfarraron los inmensos recursos que la URSS puso a su disposición por treinta años, como también hicieron con los préstamos de la cuantiosa deuda externa que tiene Cuba y los miles de millones de dólares que le han sustraído a Venezuela, con la complicidad del lacayo que tienen allí en el poder.

El heroísmo de Orlando Zapata ha despertado al mundo y ha cautivado al pueblo cubano. La indignación que ha provocado su asesinato es el principio del fin del castrismo. Tú puedes escuchar lo que te ha pedido Juan Juan Almeida, el hijo del comandante Almeida, e irte de Cuba porque eres el responsable principal de esa muerte.

Le vas a ahorrar a nuestro pueblo un sacrificio final y vas a dar la oportunidad de redimirse a los miembros de las Fuerzas Armadas, del Ministerio del Interior y del gobierno que quieren participar en un auténtico cambio de rumbo.

Fidel está fuera de la realidad y todos estamos presenciando su castigo en vida, pero tú puedes evitar correr la suerte de Ceauşescu, porque antes de que el pueblo te alcance, el propio ejército, en lugar de responsabilizarse ante la población con tu fuga, hará justicia contigo. Sálvate y salva a tu familia, todavía estás a tiempo.

Huber Matos
Comandante de la Revolución

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