martes, 30 de marzo de 2010

HOY EN EL CALENDARIO CUBANO 30 DE MARZO


Fuente en el patio del Teatro de Manzanillo


• Santos católicos que celebran su día el 30 de marzo:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

San Juan Clímaco, abad y Santa Margarita, virgen

- En el Almanaque Campesino de 1946:

San Juan Clímaco, abad, Quirino, mártir y Santa Margarita



El 30 de marzo en la Historia de Cuba

• 1894 -

- Expedición del “Alert” - Enrique Loynaz del Castillo en Actividad - José Martí envía a Cuba 200 fusiles rémington y 48,000 cápsulas.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 185-186 nos describe los acontecimientos del 30 de marzo de 1894 en la Historia de Cuba:

“Enrique Loynaz del Castillo era en 1894 uno de los cubanos de la nueva promoción que ardían en ansias de proseguir la obra libertadora de los padres. Sus progenitores habían colocado en el altar patrio sus vidas y fortunas en la guerra de los Diez Años. Al Mundo vino él, y en el Mundo creció, rodeado de mujeres y hombres que no se cansaban de pensar en la suerte de Cuba ni se atreguaban en el afán de coadyuvar a su independencia.

“Los propósitos insurrecciónales de Martí situaban a Camagüey en lugar sobresaliente. Los que conocían los avances de los trabajos realizados en el extranjero para precipitar una nueva guerra de Cuba contra el régimen colonial tenían que admitir la importancia de la cooperación de Camagüey a la lucha concebida y preparada por Martí. El esfuerzo emancipador debía ser obra de todas las regiones de la Isla, no menos de Pinar del Río que de Camagüey. Pero en el renovado empeño la participación de Camagüey, por sus legendarios antecedentes, entrañaba singular importancia.

“La aptitud revolucionaria de Enrique Loynaz del Castillo quiso coincidir con la capacidad guerrera de Camagüey en momentos en que las miras insurreccionales de Martí se aproximaban a la etapa de las arduas realizaciones. Loynaz midió la trascendencia que tendría el hecho de situar pertrechos bélicos en Camagüey con antelación al día en que allí debía reiniciarse la contienda contra el régimen colonial. Además, para Loynaz era Camagüey dominio suyo: en Camagüey ilustres deudos suyos habían ofrendado lo mejor de sus vidas a la causa patria.

“El 30 de marzo de 1894 fue uno de los días, plenos de agitación y peligro, empleados por Enrique Loynaz del Castillo para transportar armas y municiones desde Nueva York hasta Camagüey. El joven alterador aprovechó sus relaciones con el personal del Ferrocarril Urbano de Camagüey para adelantar su proyecto de introducir en la Isla aquellos pertrechos. Estos fueron despachados en el puerto de Nueva York con destino al de Nuevitas. El director del empeño siguió de cerca el importante cargamento. Cuando todo parecía marchar de perfecto acuerdo con lo ideado, ya en Cuba los efectos de guerra, la delación entró en juego. Loynaz no pudo salvarlos. Y sólo con la intrepidez privativa de su temperamento logró él eludir la persecución oficial y salir de Cuba para continuar trabajando por la transformación política de esta Antilla.”

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