viernes, 12 de marzo de 2010

LA IMPORTANCIA DEL LUGAR DONDE ADQUIRIMOS UN LIBRO (Dedicado al Cte. Huber Matos)


Por Ramón Dìaz MarzoPublicado Hoy
Dedicado al Comandante Huber Matos

La Habana Vieja, marzo 11 de 2010, (PD) Lo que vemos en las películas, cuando abordan el tema de los lugares malditos, es real. Según la Teosofía, y creo en ella, los ELEMENTALES existen. ¿Qué es un ELEMENTAL? Es una forma de vida fantasmal, una huella dejada en el tiempo por hechos materiales o espirituales que tienen vida relativa según sea la fuerza o intención con que ocurrió.

Todo lo que hacemos, física y mentalmente, queda registrado en una “realidad” paralela a la nuestra. De ahí la insistencia por parte de los Maestros y Conductores de la Humanidad de tener calidad de pensamientos, pensamientos limpios. De ahí que se sepa que cuando maldecimos o emitimos una visión satánica de la vida generamos una fuerza que regresa a nosotros. Y no sólo regresa a nosotros, y al lugar donde fue originado, sino que puede alcanzar a cuantas personas nos rodean si los ELEMENTALES fueron creados con poder.

Por eso Cristo vino a la tierra a establecer un nuevo pacto con el Hombre. Perdonar es el único modo de salvarnos de los elementales negativos que los demás, por ignorancia, nos hagan padecer o sufrir.

“La Cabaña”, fortaleza militar construida por los españoles, presidio durante la Revolución del 59, es un lugar maldito. Allí en las primeras décadas de la Revolución fueron miles los prisioneros que pasaron por sus mazmorras, torturados y fusilados. El dolor y el sufrimiento de esos condenados aún perdura, y pasarán muchos años antes que la huella fantasmal de tanta atrocidad desaparezca, atrocidad que le fue encargada de dirigir al actual mito internacional conocido como el “Ché”.

La “Feria Internacional del Libro en La Habana” desde hace años se celebra en este lugar maldito. Las pobres gentes que no conocen de ocultismo compran los libros célebres de la historia de la literatura, libros que se escribieron para reconfortar al espíritu y hacernos mejores, y no saben que cuando reciben en sus manos esos libros manchan de sangre sus manos con el dolor y el sufrimiento de la vida de miles de los condenados que por allí pasaron, unos para despedirse de este mundo, otros para dejar la mejor parte de su vida, sin que ello signifique que fue en vano.

La rueda de los acontecimientos nos mantiene encadenados al karma negativo porque no sabemos perdonar. Los que logran la difícil tarea de aprender a perdonar nunca perdieron su tiempo, antes al contrario, crecieron como seres humanos y están mejor preparados que cualquiera de nosotros para enfrentarse al Creador, que es el único que sabe, aunque nos haya dado libre albedrío, el principio y fin y el objetivo de vida de cada uno de nosotros.

Aunque todos estamos aferrados a la vida, aunque nos cuesta trabajo intelectual creer que más allá de la muerte existe la verdadera vida, no puedo negarme rotundamente a negar que Dios existe y que esta vida es sólo un tránsito, una preparación, para formar parte de la conciencia universal.

Por tanto, sea cual sea el sufrimiento, el destino que nos tocó o traíamos “de fábrica”, sólo el Creador sabe lo que se ha propuesto con cada uno de nosotros, aunque a veces nos parezca injusto.

La vida es un juego complejo, una obra de teatro en serio, pero jamás será lo definitivo. No obstante hay que ayudar al Creador haciéndonos mejores cada día. Y una forma de hacernos mejores es aprender, prepararnos para comprender lo que las costumbres y la ignorancia nos esconden.

La maldad no existe. ¿Cómo puede otorgársele maldad a una pobre criatura llamada hombre aunque sea un asesino, un déspota, si lo comparamos con una estrella, con una galaxia? ¿Qué puede ser más complejo e importante en el Universo: un ser humano o una galaxia?

Si estamos vivos, si vivimos, hay que darle gracias al Creador todos los días. Sólo Él sabe por qué estamos aquí. Pero nunca estará de más ni sobrará tener conocimiento. Aunque una estrella es más compleja que un hombre o un conjunto de hombres, hay que tener conocimiento sobre los hombres que practican la maldad, y lo que han hecho, y en cuál lugar lo hicieron.

Por eso, les recomiendo que en la próxima vez que vayan a la Feria del Libro de La Habana se lo piensen dos veces. ¿A quién que conozca lo que pasó en los campos de concentración de los Nazis, se le ocurriera por estos días concurrir a ese lugar si a alguien se le ocurre que ese sería el mejor lugar para organizar una Feria del Libro Alemán?
ramon597@correodecuba.cu

Foto: Ana Torricella

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