viernes, 26 de marzo de 2010

UN VOTO POR LA VERDAD


Por Moisés Leonardo Rodríguez

Cabañas, Habana,(PD) No es de esperar que ante padres intolerantes y represivos los hijos sean sinceros. La confianza y el respeto a las opiniones discordantes son condiciones necesarias para que exista sinceridad entre las partes.

Esto es válido para el núcleo fundamental de la sociedad que es la familia, y también para la sociedad como un todo.

Aceptada esta premisa, se reduce a un ejercicio de retórica el artículo titulado “Un voto por la sinceridad”, de la periodista Yaima Puig Meneses, aparecido en el órgano oficial de los comunistas: el periódico Gramma.

Después de señalar la importancia de la palabra en las relaciones sociales, expresa lo que considera un parecer erróneo: “En nuestra sociedad, muchos piensan que es necesario coincidir en todas las opiniones o puntos de vista”.

No analiza que manifestar el desacuerdo es disentir y que en la isla el ejercicio del criterio disidente es oficialmente considerado como contrarrevolución, hacer juego al enemigo u otras calificaciones que apartan y acorralan a los disidentes.

En Marzo del 2003, 75 cubanos fueron sometidos a detenciones aparatosas y juicios parcializados y sufren largas e injustas condenas solo por ejercer los derechos que la periodista considera que no son ejercidos por otros cubanos por decisión personal.

Obvia además que desde años atrás Dagoberto Valdés, y más recientemente Yoani Sánchez, han sido vigilados, marginados y denigrados por la oficialidad y hasta sometidos a violencia, por el ejercicio público de sus criterios. Estos son solo botones de una muestra de miles de casos similares.

Dejar morir a Orlando Zapata Tamayo como consecuencia de su huelga de hambre de 83 días en reclamo del cese de los tratos crueles, inhumanos y degradantes y hasta torturas en las cárceles cubanas, no es precisamente un ejemplo de tolerancia ni del humanismo que supone la periodista oficialista en su bando.

Si Papa Estado es intolerante y represivo ante el criterio divergente de sus dictados, ¿cómo esperar confianza suficiente por parte de los hijos ciudadanos para su ejercicio? Esto es la causa de lo que algunos llaman erróneamente doble moral.

Se queja la periodista de que “hay quienes, luego de mostrar conformidad con algún comentario en público, hablan horrores y denigran de lo mismo que momentos antes alababan, tan pronto voltean el rostro”

Falta de sinceridad de los ciudadanos es lo que ella ve al andar por las ramas del árbol social. Lo que no menciona Yaima Puig es que en la raíz está el Estado, como un legítimo parásito que impide que el alimento de los derechos reconocidos y protegidos de los ciudadanos llegue a dichas ramas. Por eso están débiles y enfermas.

Miente al afirmar que la sociedad cubana esta “forjada sobre bases sólidas de compromiso y consenso”. Nuestra sociedad esta forjada desde hace cincuenta años sobre bases sólidas, sí, pero de inmovilismo, intransigencia y represión.

El único compromiso admitido es “con la revolución”, que ha sido reducida a los dictados de un grupo de poder que derivan de las decisiones unipersonales de su líder enfermo y las del sustituto actual.

El consenso ha sido sustituido por la incondicionalidad exigida a los gobernados a través de su dependencia total de los gobernantes en todos los aspectos de la vida.

Respeto el voto de Puig Meneses por la sinceridad. El mío lo doy por la vida en la verdad. Esta es la única que nos permitirá andar por “el único camino para hallar soluciones verdaderas entre todos.”
corrientemartiana2004@yahoo.com

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