miércoles, 7 de abril de 2010

CONVERSAR CON ÁLVARO MONTERO

Los hermanos Castro con más de 51 años produciendo ruinas


Por Tania Díaz CastroPublicado 2/04/2010

Santa Fe, La Habana, 1 de abril de 2010, (PD) Álvaro Montero es un abogado costarricense, que a pesar de ser disidente, vive en Costa Rica. Seguramente porque nunca ha sido desterrado ni ha tenido que refugiarse en una embajada. Sin embargo, a este abogado que escribe -como no podemos hacer los periodistas independientes de Cuba- en un periódico cubano, en Granma, órgano oficial de la dictadura castrista, Oscar Arias le cae como una patada en la barriga. Sobre todo que Arias estuviera en desacuerdo en que América Latina haya destinado casi 60 mil millones de dólares en gastos militares, precisamente en una región donde la pobreza afecta a 200 millones de habitantes.

El pasado 14 de marzo, este abogado simpatizante de tiranías con más de medio siglo de existencia, envió un artículo a La Habana donde a las claras se ve que nunca ha tenido que comer con una libreta de racionamiento, ni ha sido vigilado por vecinos miembros de organizaciones gubernamentales, mucho menos se ha visto obligado a participar de guerras ajenas o ha sufrido el fusilamiento de un familiar o amigo.

En pocas palabras: ha disfrutado de un país donde reina una buena democracia, sin gobiernos militares ni ejército.

Todo parece indicar que alguien debiera de aconsejar a este abogado escritor para que estudie a fondo lo que ha ocurrido en Cuba a partir de 1959: miles de fusilamientos, miles de presos políticos, un exilio con más de dos millones de habitantes, una deuda externa que aumenta por días y una crisis económica que nunca ha tenido fin.

A este abogado, al parecer de ideas demócratas, le importa un pito que en Cuba se encarcele a opositores pacíficos, que el sistema judicial lo controle el régimen, que la universidad sea para los revolucionarios, como ha expresado el régimen infinidad de veces, que la reforma agraria haya sido un fracaso y que nuestras viviendas se caigan a pedazos, sobre todo en la capital, porque los pocos recursos con que se ha contado se han empleado mal.

El fracaso del castrismo gusta a Alvaro Montero que, por cierto, debería vivir en Centro Habana, siempre y cuando tenga mucho cuidado de que no le caiga encima un balcón, como ocurre casi a diario.

Me emociona realmente esa democracia donde vive, cuando después de insultar y ofender a Oscar Arias en la prensa, no es llevado a una celda oscura de la policía política, como le ocurriera aquí si fuera cubano y escribiera lo mismo de Fidel Castro.

Nosotros, querido amigo, fuimos lacayos del imperialismo soviético y ya usted ha visto los resultados: se autodestruyó la URSS y Cuba quedó de igual modo destruida.

Sus críticas al señor Arias, en serio, me hacen hasta reír. Le critica que se haya reelegido como presidente, y se atreve a publicar aquí su artículo, donde un dictador se ha auto-reelegido durante más de cincuenta años.

Si en algo simpatizo con el señor Arias es porque ha luchado, como luchamos miles de cubanos pertenecientes al Movimiento de Derechos Humanos, por una transición pacífica cubana hacia la democracia. ¿Es delito eso? Pues sepa que esa lucha ha llenado las más de doscientas cárceles con que ha contado el castrismo durante varias décadas.

Usted, indudablemente, es un opositor igual que yo. Pero entre nosotros hay una gran diferencia. Usted es libre de escribir cuanto piensa y publicarlo en su país. Yo en cambio no puedo hacerlo. Eso sí, puedo leer lo que usted escribe en la prensa del país donde he nacido.

Escribe usted por su herida: haber perdido su programa televisivo. Yo, porque jamás hemos podido tener ni un mínimo de libertad. Libertad para hacer periodismo en nuestro país, libertad para fundar un partido político, libertad para no ser condenados a que nos llamen mercenarios en vez de opositores, aunque las casas se nos estén cayendo y solo podamos comer tierra.

Sí, trate de ver más allá del paisaje. Venga a vivir a Cuba. Pase unos añitos aquí, entre nosotros. No en Varadero o en el reparto aristocrático de Miramar donde viven los gobernantes, sino en Centro Habana, con el pueblo, donde los balcones se están cayendo y luego volveremos a conversar.

vlamagre@yahoo.com

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