martes, 13 de abril de 2010

Maracaibo y el 19 de abril de 1810


Ángel Rafael Lombardi Boscán
ND

En un acto que bien valdría calificar de mezquindad histórica por parte del Poder Central, la ciudad de Maracaibo, no está aún representada por ninguna estrella en el pabellón nacional. Y esto se explica porqué Maracaibo no acompaño a Caracas ni en el 19 de Abril de 1810 ni en la Declaración de la Independencia el 5 de Julio de 1811.

opinan los foristas

Maracaibo, doscientos años atrás, era una provincia con nexos más firmes con los territorios de la Nueva Granada, con los cuales colinda, que con los que se ubican en el centro del país. De hecho, luego de la unificación territorial y administrativa llevada a cabo por los borbones erigiendo la Capitanía General de Venezuela en 1777, Maracaibo y sus autoridades van a protestar las nuevas prerrogativas que convierten a Caracas en cabeza de todas las provincias unidas. Las rivalidades son de carácter comercial fundamentalmente aunque se les acompaña por otras que tienen que ver con las jerarquías administrativas e institucionales junto a sus distintas competencias. En pocas palabras, a los marabinos de ese entonces no les gustó estar un escalón más abajo que los caraqueños.

Si no como entender el encarcelamiento de los emisarios que los caraqueños envían al Occidente para que reconocieran al nuevo Gobierno surgido el Jueves Santo del año 1810. Quienes sí acompañaron a los de Caracas fueron trujillanos, merideños y tachirenses, por los mismos motivos que tenían los marabinos para desconfiar de los del Centro, sólo que el rival incómodo lo representaba Maracaibo que administrativamente ejercía predominio sobre los estados andinos.

El 19 de Abril de 1810 trajo una recomposición en las alianzas interprovinciales y creó las condiciones para el enfrentamiento posterior entre partidarios de la Republica y aquellos que defendían a la Monarquía.

Maracaibo y sus autoridades se mantuvieron leales a la Regencia y desconocieron el paso dado el 19 de Abril en Caracas. Esta “fidelidad” de los marabinos nos luce sospechosa, y por qué no decirlo, oportunista, ya que las noticias que en ese entonces se manejaban acerca del futuro de la Metrópoli no eran nada halagadoras. El acto de fidelidad de Maracaibo hay que entenderlo básicamente dentro de la disputa y rivalidad interior contra los de Caracas.

Lo cierto del caso es que Maracaibo y su Gobernador, Fernando Miyares, pasan a convertirse en cabeza de la contrarrevolución y coaligados con los corianos y guayaneses van a defender “patrióticamente” la causa realista en los venideros años del conflicto.

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