domingo, 18 de abril de 2010
¿Que Revolucion hay, hoy en Cuba?
Por: Pedro Pablo Alvarez
En: Destacados
19 Abr 2010 Las Damas de Blanco, familiares de 75 opositores cubanos encarcelados en 2003, fueron hostigadas ayer por partidarios del Gobierno que se concentraron en los alrededores de la casa de su líder, Laura Pollán, y les gritaron consignas e insultos. Hoy, los seguidores del régimen de Castro las acorralaron de nuevo y las insultaron en la calle durante más de dos horas, hasta ser desalojadas por las fuerzas de seguridad.
¿Que Revolucion hay, hoy en Cuba?
El presidente Raúl Castro, jamás imagino que la cosa se pondría tan difícil. Tantas promesas incumplidas se han transformado en el boomerang que ha provocado el descontento mayor en la población cubana en los últimos años. Si a todo esto unimos los escándalos de corrupción que rodea a la cúpula gobernante, así como el descredito producido por la muerte de uno de los implicados, en raras circunstancia que no han sido esclarecidas, provocan un estado de incertidumbre que coloca a la dictadura en un callejón sin salida.
La campaña represiva emprendida contra indefensas mujeres que día a día reclaman la liberación de familiares injustamente encarcelados en la Primavera Negra de 2003, la muerte del activista de Derechos Humanos, Orlando Zapata Tamayo y la firme actitud mantenida por Guillermo Fariñas en su huelga; donde reclama la liberación de 26 de los presos políticos más enfermos, han provocados una reacción mundial a favor de los que dentro de Cuba abogan por una sociedad más libre y democrática, donde se respeten los derechos fundamentales de todos los cubanos.
La intransigencia sigue presente en la política del régimen. Desconocer las necesidades de los cubanos los hace cada vez más impopulares, con esta actitud están cavando su propia tumba y la de la ideología que les dio fundamento por más de medio siglo para gobernar el País. Claro está, unido a esta doctrina una férrea y total militarización de la sociedad, donde la represión y el terror resultaban sus mejores armas. Hoy pretenden seguir gobernando aplicando estos mismos métodos, pero los tiempos son otros, sus aliados naturales se sienten engañados y frustrados y no están dispuesto a seguir apoyando a una dictadura que no está dispuesta a dialogar y reconciliarse con su pueblo.
Raúl quiere demostrar la intención de hacer algunos cambios, y ha ordenado entregar los salones de Barberías y Peluquería a los trabajadores como muestra de que existe la voluntad de liberalizar la fuerza de trabajo. Lo que se requiere son verdaderos pasos que demuestren la voluntad del régimen de dar sus derechos al pueblo a poseer su pequeña y mediana empresa, sin que el gobierno les tenga que decir cómo y de qué forma tienen que producir. Para esto tiene que existir leyes que garanticen el respeto a la propiedad privada de los medios de producción y un mercado libre donde funcionen las regla de la oferta y la demanda. Este sería un primer paso, que junto a la liberación de los presos políticos, pudieran preparar el camino hacia una real y verdadera democracia en Cuba.
Las actuales señales que las autoridades del gobierno dan y trasmiten al mundo no son la de personas cuerdas y sensatas. La Nación cubana está necesitada de una política que acabe con el odio y el rencor entre los cubanos. Basta ya de echar a fajar al pueblo entre sí por absurdos ideológicos, hoy no se puede hablar de revolucionarios y no revolucionarios. ¿Qué revolución hay, hoy en Cuba? La Revolución no se hizo para torturar y dejar morir cubanos en huelgas de hambre y mucho menos para tirar a turbas embravecidas en contra de indefensas mujeres. Es necesario que los gobernantes de Cuba se den cuenta del daño terrible que le están haciendo al futuro de nuestra Patria.
A continuación algunas noticias de la realidad cubana actual:
Vuelve el acoso a las Damas de Blanco
ABC.es - EFE | LA HABANA - Domingo , 18 de abril de 2010
Las Damas de Blanco junto a la casa de su líder, Laura Pollán, en La Habana, hostigadas por partidarios del gobierno / EF
Las Damas de Blanco, familiares de 75 opositores cubanos encarcelados en 2003, fueron hostigadas ayer por partidarios del Gobierno que se concentraron en los alrededores de la casa de su líder, Laura Pollán, y les gritaron consignas e insultos. Hoy, los seguidores del régimen de Castro las acorralaron de nuevo y las insultaron en la calle durante más de dos horas, hasta ser desalojadas por las fuerzas de seguridad.
Las mujeres tenían ayer una de sus reuniones habituales en la casa de Pollán, en el centro de La Habana, y no habían previsto una marcha callejera, pero salieron a protestar tras un incidente cuando una de ellas llegaba al lugar. De inmediato comenzó el hostigamiento, dijo a Efe Berta Soler, una de las portavoces del grupo.
Soler denunció que desde la noche del viernes la seguridad del Estado organizó un “operativo” en torno a la vivienda, con agentes vestidos de paisano y policías que cerraron el paso por algunas calles y desviaron el tráfico.
Según relató, un hombre no identificado agredió a una de ellas cuando intentaba llegar a la reunión y, tras ese incidente, unas 25 mujeres salieron a la calle para protestar ante los agentes que había en los alrededores.
Soler añadió que enseguida “aparecieron” decenas de personas con banderas cubanas y las obligaron a regresar a la casa, donde las rodearon y les gritaron consignas como “pin pon fuera, abajo la gusanera” y “no van a salir”.
La semana pasada las Damas de Blanco, premio Sajarov del Parlamento Europeo, denunciaron que la policía no permitió la marcha que habitualmente realizan los domingos, tras asistir a misa en una iglesia de La Habana, y las obligó a regresar a sus casas.
Además, indicaron que un oficial de la seguridad del Estado les aseguró que no podían desfilar sin tener un “permiso” de la policía. “El Gobierno está desesperado. Las cosas no van a ser fáciles, pero nosotras vamos a seguir saliendo”, dijo a Efe Soler.
Las Damas de Blanco, que se identifican por vestir de este color como símbolo de paz, tienen por tradición realizar reuniones, protestas y marchas en las calles de La Habana para reclamar la liberación de sus familiares, condenados a penas de hasta 28 años de cárcel.
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El «Guatón» ha roto con Fidel
ABC.es - LIBIO PÉREZ. CORRESPONSAL EN SANTIAGO
ABC - Marambio, conocido como «Guatón», reside ahora en Santiago
«El cariño y la lealtad no tienen punto de quiebre», solía repetir el empresario chileno Max Marambio sobre su relación con Fidel Castro y el régimen comunista. Pero la ruptura se produjo el pasado diciembre, cuando la Fiscalía Nacional -que depende del presidente Raúl Castro- inició una investigación por corrupción contra las dos compañías que Marambio tenía en la isla.
El empresario, conocido como «Guatón» (barrigudo), no viaja a La Habana desde noviembre y de momento no podrá regresar. Mucho menos después de que el gerente de su empresa Río Zaza, el ingeniero chileno Roberto Baudrand, muriera de un ataque cardíaco el martes pasado mientras tenía una orden de arraigo. Otros dos altos ejecutivos de sus compañías permanecen encarcelados y son investigados por sobornos y movimiento ilegal de capitales.
Marambio cerró sus dos empresas en Cuba y perdió más de 20 millones de dólares que el régimen le retenía desde el año pasado. Así dio por terminadas sus operaciones en la isla, a la que llegó por primera vez en 1966. Tenía apenas 17 años cuando acompañó a su padre, el entonces diputado socialista Joel Marambio, en un viaje a Cuba en el que conoció a Castro.
«Las armas de ayer»
En su libro autobiográfico «Las armas del ayer», prologado por el Premio Nobel Gabriel García Márquez, Marambio relata que Castro le preguntó qué quería estudiar, a lo que el joven respondió: «Arquitectura». Castro, haciéndose el desentendido, retrucó: «Excelente, porque acá necesitamos agrónomos». El chileno se quedó en La Habana e inició estudios de agronomía.
A partir de ese momento, la vida de Marambio es como una novela de espionaje. Como la mayoría de los jóvenes extranjeros que estudiaban en Cuba en la década de los 60, Marambio recibió instrucción militar en los campos de entrenamiento de Pinar del Río. Pero dejó sus estudios inconclusos para regresar a Chile cuando comenzaba la campaña que llevaría a Salvador Allende al gobierno en 1970.
Ya en Chile y con el nombre de guerra de «Ariel Fontana», se integró a las filas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que organizó el dispositivo de seguridad del debutante presidente socialista. La formación del Grupo de Amigos Personales (GAP), como fue bautizada la escolta presidencial, recayó en Marambio por instrucciones de Miguel Enríquez, jefe del MIR. Enríquez murió en en 1974 -un año después del derrocamiento de Allende- en combate con las fuerzas del general Pinochet.
El 11 de septiembre de 1973, cuando cayó Allende, Marambio se refugió en la embajada cubana en Santiago y combatió contra los militares que intentaron invadirla. Tras diez meses de encierro pudo viajar a La Habana. En Cuba ingresó en las Tropas Especiales del Ministerio del Interior, donde alcanzó el grado de coronel después de participar en operaciones encubiertas en América Central y África. Algunas de ellas fueron en apoyo a las guerrillas, pero la mayoría correspondían a operaciones financieras para burlar el embargo.
Con los De la Guardia
Max Marambio realizó «misiones» junto a los gemelos y oficiales de las Tropas Especiales Antonio y Patricio de la Guardia, quienes en 1989 fueron enjuiciados por corrupción y recibieron la pena de muerte, el primero, y 30 años de prisión, el segundo. El episodio significó el fin de las operaciones encubiertas para un grupo de oficiales de Interior y Marambio pasó a dirigir una empresa que triangulaba productos.
Más tarde formaría su propio holding, International Network Group, con más de 36 empresas y filiales en Cuba, España, México, Ecuador y Chile. Su fortuna ya ascendía a varias decenas de millones de dólares, era propietario de coches de lujo, un yate y un helicóptero que usa para sus traslados en Santiago.
Casado con una de los dueños de la mayor aerolínea de Chile -la misma de la que era socio el presidente Sebastián Piñera-, fue el jefe de la campaña de Marco Enríquez-Ominami, hijo de Miguel Enríquez, el mismo que le entregó la misión de cuidar a Allende. Hasta diciembre pasado, todo empresario que quisiera hacer negocios con Cuba recurría a Marambio, pero eso se acabó. Su cariño y la lealtad con los Castro y la revolución llegaron al punto de ruptura.
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