martes, 20 de abril de 2010

A quién le habla Chávez


Beatriz de Majo
El Nacional / ND

Las encuestas que ve la oposición y las que examina el Gobierno contienen los mismos datos que evidencian la forma en que la revolución ha venido deslegitimándose ante el electorado. Del lado del oficialismo es ya protuberante el desapego creciente que se produce en el núcleo duro del chavismo de antaño de las ejecutorias de su líder máximo. Para el Gobierno, no poder revertir esa pendiente equivale no sólo a perder la comodísima posición de operadores solitarios que ostentan en el Congreso. Puede significar una catástrofe en las elecciones presidenciales.

opinan los foristas

Sólo ese temor visceral a todo lo que vendría adosado a la pérdida de ese protagonismo único tanto en la Asamblea como el Ejecutivo es lo que determina las actuaciones y el verbo del Presidente en las apariciones públicas de los últimos días, y es lo que explica las manifestaciones multitudinarias de poderío militar y de capacidad de congregación de juventudes milicianas armadas.

No cabe duda de que la siembra eficiente del miedo tiene un efecto paralizante y depresivo en la colectividad.

Pero mucho más que esta estrategia de inoculación de temor a la oposición, lo que mueve a las fuerzas oficialistas es detener el desangramiento que se produce en el seno del izquierdismo emocional, de los seguidores a ultranza de los postulados gubernamentales, quienes vienen consistentemente engrosando las filas de los disidentes blandos desde hace unos meses. Nadie tiene mejor conciencia que el Gobierno de que las condiciones de deterioro de la calidad de vida no van a variar en los meses que faltan hasta las parlamentarias ni hasta las presidenciales. Esto es válido para los de un lado y los del otro y para todos los estratos socioeconómicos. Ni el costo de la vida cederá, ni los hospitales serán mas eficientes, ni la electricidad será constante así llueva tanto que debamos construir un arca de Noe, ni la mortandad en barrios se detendrá. El Gobierno ha perdido arraigo por su desastroso desempeño en el manejo de los problemas del país, y la falta de soluciones la sufre tanto el “escualidismo” como el chavismo comprometido con el régimen.

No le queda otra al Gobierno, pues, que usar una estrategia efectista para cohesionar a los que le vienen quedando. Y esa es la que hemos visto en los últimos días: atemorizar, amedrentar, reprimir, mostrar poderío bélico, comprar armas, pelearse con Colombia y exhibir las alianzas con Rusia y con China. La revolución debe detener, por cualquier vía, el deslave revolucionario, el desaliento de las izquierdas que también presencian el destrozo de su posibilidad de surgir y de progresar. No nos equivoquemos: Chávez le habla a los suyos.

Nada de lo anterior ha ocurrido aún pero deben estar faltando minutos.

bdemajo@cantv.net

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