viernes, 21 de mayo de 2010

FLANCOS DÉBILES


Por Osmar Laffita RojasPublicado Hoy

Capdevila, La Habana, 20 de mayo de 20010 (PD) La batalla a la que ha convocado el presidente Raúl Castro con miras a revertir los graves problemas que hoy aquejan a las estructuras económicas del país, ha decidido apoyarse en el fracasado modelo centralizador verticalista de administrar los recursos de la nación.

Todo apunta que esta desesperada convocatoria, entre otras cosas esté motivada por los desbarajustes ocasionados a la economía por la cacareada “Batalla de Ideas”, a la que curiosamente la prensa oficial ya no se refiere para nada.

Una de las razones por las que el gobierno convoca esta nueva batalla es que en los últimos 7 años el sector de bienes ha decrecido en un 40%. El componente más importante, la agricultura, solo creció un 1%, lo cual ejemplifica la gravedad en que está sumida esa rama.

Este panorama se torna más crítico cuando se escucha decir a los moradores del bunker que la agricultura es “un asunto de seguridad nacional”. Pero esta afirmación se contrapone al hecho a que el pasado año se compraron en el exterior 400 mil toneladas de arroz, que pueden producirse sin mayores contratiempos en el país.

Tampoco se dan pasos dirigidos a disminuir la adquisición de alimentos en los Estados Unidos. Los alimentos que se distribuyen por la libreta de abastecimiento, representan una erogación de 939 millones de dólares anuales. Por ejemplo, el arroz y los granos, los principales componentes de la raquítica canasta básica, la agricultura cubana tiene grandes potencialidades para producirlos y de esta manera disminuir sustancialmente las compras de estos productos en el exterior.

El gobierno intenta darle un vuelco a esta realidad, debido que la actual estructura sectorial nada tiene que ver con la existente a finales de 1998, cuando el sector de bienes era el fundamental y la industria azucarera tenía un peso decisivo en el PIB.

En estos momentos, la economía cubana descansa en un poderoso sector de servicio, por tanto es lo que pauta el crecimiento, caracterizado por una cada vez menor presencia del sector de bienes en la estructura económica.

Un análisis ligero podía establecer una similitud con el comportamiento de las economías de los países desarrollados, pero de acuerdo a la acumulación, nos encontramos muy distante de ellos. Esos países han logrado convertir sus economías en que los servicios tienen un fuerte componente en el PIB, como resultado de un prolongado proceso de acumulación, debido a una alta tasa de productividad. En Cuba, ocurre lo contrario, la productividad en el sector de bienes es baja, a veces infrabaja. Muestra de ello, el año 2009 fue solo un 1% de crecimiento.

Si son los servicios los que pautan el crecimiento de la economía y el sector de bienes decrece día a día, esta contradicción solo se revertirá si se alcanza una elevada productividad a niveles realmente competitivos.

Una muestra de que esta batalla tiene flancos débiles, que ponen en entredicho la estrategia diseñada por el gobierno, son las informaciones aparecidas en la prensa oficial acerca de las trabas impuestas a las grandes cosechas como las del ajo y el tomate recolectada por cooperativistas y campesinos privados; el Ministerio de Comercio Interior les prohíbe la venta directa, originando injustificadas mermas que provocan que gran parte de estas producciones terminen destinadas a ser comida para cerdos.

Esta realidad se contrapone con los recientes discursos públicos de los ancianos gobernantes, en que plantean que es de vida o muerte perfeccionar la comercialización, para que los productos del agro lleguen rápidamente a los mercados y puntos de venta. Reconocen, pero sin proponer acciones efectivas, que las actuales trabas y decisiones burocráticas, frenan la distribución y venta de los productos de la agricultura.

Foto: Marcelo López

No hay comentarios:

Publicar un comentario