viernes, 21 de mayo de 2010

LA POBREZA DE LAS NACIONES


Por Moisés Leonardo RodríguezPublicado Hoy

Cabañas, provincia Habana, 20 de mayo de 2010, (PD) Si algún legado ha de dejar a las generaciones venideras los que traicionaron las bases y el programa original de la revolución cubana es la forma de hacer pobre a una nación.

Ese programa original contemplaba los problemas de la educación, la salud, la tierra, la vivienda y la industrialización.

Conforme al mismo, se universalizó y brinda, de forma aparentemente gratuita, educación a todos los ciudadanos. ¿Por qué entonces esta inversión social no se traduce en el crecimiento de la riqueza nacional?

La educación sólo produce riquezas cuando sus egresados tienen por destino un marco laboral y económico que estimula y recompensa de forma inmediata y justa el desarrollo de las capacidades adquiridas, la iniciativa y la disciplina laboral y el cumplimiento de las funciones en cada puesto de trabajo.

En Cuba esto no ocurre porque el destino de los graduados del sistema educativo es un marco centralizado, tanto en lo económico como en lo político y lo social, y además jerárquicamente manipulado a favor de un grupo de poder y no de la armonización de los intereses particulares de los ciudadanos con los intereses sociales.

La salud tampoco debe politizarse. Es una rama, como la educación, en la que deben ser determinantes los criterios de sus especialistas por encima de las creencias y pertenencias de los individuos que las integran.

La dirección central y los más altos niveles estructurales de estos sistemas deben ir acompañados de una gran descentralización. Las decisiones no pueden tomarse todas en los altos niveles, siempre ignorantes de las especificidades de cada zona particular.
Los funcionarios deben ser los mejores especialistas y no los más incondicionales a un proyecto político. En la isla se hace todo lo contrario.

La vivienda es otro de los fracasos de los líderes de la revolución traicionada. La centralización excesiva y el bloqueo a toda iniciativa particular por el estado en este campo han incrementado la proporción de los individuos sin el derecho a una vivienda adecuada a niveles sin precedentes. Oficialmente se reconoce un déficit de un millón de viviendas, Se culpa del decremento del fondo habitacional fundamentalmente a los desastres naturales, en particular ciclones, y al omnipresente cruel bloqueo imperialista mientras se oculta el impacto decisivo en ellos de las desastrosas políticas públicas en este campo.

Otra meta de la revolución original fue la industrialización del país. Este proceso no puede comenzar por destruir toda la infraestructura, los conocimientos y destrezas acumulados en las industrias existentes en un momento dado.

En Cuba se desmontaron en solo unos meses de 1968, durante la denominada Ofensiva Revolucionaria, todas las pequeñas y medianas empresas que hacían de la isla la exportadora de calzados de primera calidad, del azúcar, el café y el mejor tabaco, entre otros muchos renglones.

Se producía en la isla gran parte de lo demandado por consumo interno de productos agroindustriales para una población de 6 millones de personas.

La destrucción creativa es necesario tenerla en cuenta. Es decir, retirar la empresas no eficientes y las tecnología obsoletas para que den paso a las más eficientes por sus modernos equipos y tecnologías, pero nunca de golpe un borrón y cuenta nueva.

La pretendida sustitución de los frutos de la iniciativa privada por el sistema gastronómico y comercial estatal han derivado en caldo de cultivo idóneo para la corrupción, el maltrato al consumidor y la insatisfacción de la demanda en cantidad y calidad.

El abastecimiento suficiente del mercado interno en productos del agro y sus derivados comenzó a decrecer desde los primeros momentos de la toma del poder por los gobernantes que aun lo detentan.

La Brigada Invasora Che Guevara destruyó durante la década de los setenta casi toda la riqueza boscosa del país con el descabellado plan de disponer de más tierras para la siembra. Esto desbrozó el terreno para el surgimiento del marabú y otras malas yerbas que aun se enseñorean en nuestras fértiles tierras acompañando una escasez de alimentos sin parangón en nuestra historia.

Se brindó alimentación a la población artificialmente sobre la base de los subsidios soviéticos hasta la década de los noventa. A partir de ahí la realidad de nuestra incapacidad productiva tomó cuerpo en la crisis que ya dura 20 años.

Por otro lado, perderá una gran fuente de riqueza la nación que margine, separe, acorrale y desprecie a parte de sus creadores intelectuales por cualquier motivo, ya sea por religión, ideología, política, preferencias sexuales o cualquiera otra.

Si se suman los valores añadidos y las riquezas adquiridas en terceros países por los intelectuales y artistas cubanos de la diáspora se podrá comprender plenamente el enunciado anterior.

Si le queda alguna duda de cómo se empobrecen las naciones, le recomiendo que consulte a alguno de los más destacados especialistas de todo el mundo en la aplicación práctica de estos remedios peores que las enfermedades. Uno de ellos agoniza en Cuba y los otros se encuentran en plena faena en Venezuela y Bolivia. Ver para creer.

Foto: Marcelo López

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