sábado, 12 de junio de 2010

Cardenales, generales, dialogueros y disfrazados de todo imperio naciente o poniente.

Publicado para hoy 13 de junio


Cubamatinal/ Volví a ver la película de Spilberg “El Imperio del sol naciente”, la del niño inglés separado de sus padres por la invasión japonesa a China, formándose ideas sobre la vida desde las perspectivas de un campo de concentración.

Por Jaime Leygonier

La Habana, 11 de junio/ CihPress/ Es fuerte verla desde mi propio campo de concentración - caigo en el mismo error que el niño de la película, pues el campo no es mío, sino de “ellos”, en su caso los ocupantes japoneses, en el mío los hermanos Castro y Compañía que se conducen como ocupantes extranjeros de la patria de que enajenan a millones de cubanos.

Una escena merece reflexión particular: la de los ricos que van a un baile de disfraces de la alta sociedad y atraviesan en sus autos una multitud convulsionada por la guerra que se acerca y los arrastrará a todos, los de a pie y los de los autos.

Creen que a ellos no les tocará la desgracia, sus políticos los tranquilizan con declaraciones o ellos quieren tranquilizarse con la creencia de que sus políticos saben lo que declaran. La multitud grita se atropella, los policías los apartan a bastonazos para hacer calle a los autos de los ricos.

Los ricos miran por las ventanillas - y son mirados de la muchedumbre china - como seres de otro mundo, una señora va de payaso, otra de dama de tiempos de Luis XV, un señor de pirata, el niño como Simbad el marino. No saben que pertenecen al mismo mundo, que las cosas cambian y van mal y que la indiferencia con el sufrimiento ajeno se paga - o la cobran - con un alto precio.

Todos piensan que no llegará la desgracia o que escaparan de ella a tiempo, y, por supuesto, que no la merecen.

No pude menos que pensar en la Cuba de hoy. En la “muy positiva” y “novedosa” “mediación” de la Iglesia con Raúl Castro, que ahora empieza - o termina - como parto de los montes con que a 7 presos de conciencia los “acercaron” a sus “provincias de origen”.

En la camarilla de ancianos que porque combatieron a la dictadura de Fulgencio Batista y tiraron de la carroza triunfal de quien lo sustituyó con su propia dictadura más poderosa y devastadora para la Nación, Fidel Castro - hasta que se vieron obligados a encerrarlo para ocultar su estado de salud y continuar gobernando en su nombre - se auto titulan generales y héroes de la República, amos “revolucionarios” del destino de 11millones de compatriotas.

Los políticos extranjeros - cada uno con su cuento propio y todos con la misma canción de cuna para la opinión pública - que visitan a esos héroes sin hazañas y alguno hasta al gran secuestrado, Fidel Castro, y se besuquean con la Dictadura mientras proclaman su amor a la democracia y los derechos humanos y, por supuesto, a Cuba.

No mencionaré a la pirámide de funcionarios corruptos, medrosos, a los que ya se les cayó a pedazos el disfraz de creyentes en su gobernó y en el socialismo. Ni de la muchedumbre de chivatos y delincuentes que varias veces al año se disfrazan de fanáticos del Régimen en que no creen.

Ya desfilaron tantos disfrazados en su fiesta para ricos: Presidentes, cardenales, funcionarios de la O. N. U. ahora vendrá “sin ninguna relación con las conversaciones sobre los presos”(casualmente pasaba por el barrio) el cardenal Dominique Mamberti, para una “X semana social de la Iglesia”.

Semana cuya existencia ignorábamos los católicos - exagero, supongo que algún iniciado la conocería -. Los obispos que ríen con el general Raúl Castro no desean en sus “semanas sociales” a aquellos católicos que ponemos en peligro nuestra vida al laborar por el progreso de la sociedad pero que tenemos el grave defecto de carecer del poder político.

No estamos invitados - como el hada mala de “La bella durmiente” - privados de esas enseñanzas sociales de nuestra Iglesia, del magisterio de nuestros pastores que si se interesan una semana al año por lo social ¿no deberían, a quienes hacemos, instruirnos, alentarnos, reprendernos; dialogar con los opositores y la prensa independiente puesto que llaman al dialogo con “olvido de agravios” respecto al Gobierno que la persiguió y somete?

¿Puede ser seria una “semana social” que excluye a los luchadores sociales?

Pero demasiada violencia y demasiada miseria se acumula bajo el suelo de los disfrazados; natural que se les corra el maquillaje, su minué duró demasiado. ! Cuidado con el pueblo que mencionan tanto en el plano teórico pero de cuyas miserias consideran ineducado hablar!

Al pueblo, al que usan de cuando en cuando para crearse multitudes, telón de fondo para “lideres”, pero que jamás invitan a sus festines de sonrisas que llaman “dialogo”, se le acaba el arroz y la paciencia y cuando nadie lo espere puede aplastarlos sin darles tiempo a más discursos.

Mi apartamento tal vez no lo saqueen, porque es pobre y porque he servido a mis vecinos en lo que he podido. ¿Pueden decir lo mismo los habitantes del palacio arzobispal y los funcionarios revolucionarios?

Aun es tiempo, pero !cuidado con ignorar que el tiempo se acabó! !Cuidado con lo que se están buscando verbosos “Yo-no-fui”, bien intencionados “Yo-soy-bueno-pero-nada-puedo-hacer”, madamas Pompadour de los Castro que miran al pueblo a través de las ventanillas de sus autos: el odio acumulado es inmenso y la miseria tanta que sin el lujo de parecerse a los guillotinados de la Revolución francesa, serán masacrados como los de la Revolución de Haití.

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