jueves, 3 de junio de 2010

No se dejen confundir


Opinión - CAMPANADAS, columna de la licenciada Amelia Doval

Las Damas de Blanco al frente de la Iglesia de Santa Rita de Casia
El arma de mayor calibre que debe poseer un pueblo es el conocimiento. Solamente con ello entenderá la necesidad de luchar.

Comprender la historia significa tener memoria, acumular momentos que son los que crean el camino a la identidad. Los cubanos no son un socialismo ruso malgastado que transitó del feudalismo a una inventiva social-destructiva sin más opción que el fracaso. Tampoco un ejército de improvisados ciudadanos a los cuales la patria les tomó por sorpresa.

Escribir sobre los acontecimientos que hacen el recorrer de los años, con toda la fidelidad posible es un deber de quienes acumulan la información. Las nuevas generaciones necesitan del acervo cultural y socio político acumulado para definirse concretamente.

Al pasar de los años, cuando el curso de la vida sea otro, las nuevas generaciones entenderán a través de los libros que la lucha contada por los juglares de estos tiempos, llamados trovadores, es tan solo una parte de una batalla librada en el silencio pues la opresión sella los labios, adormece el alma y ata las manos, para lograr oscurecer la conciencia. Contar la historia desde la visión de los participantes más cercanos le da veracidad, marcando el sello de autenticidad en el mensaje.

Con una longitud de 1250 Km y más de 11 millones de habitantes, Cuba, por todas las cosas que padece, podría parecer un volcán en erupción ante los problemas sociales mas no es así. Una economía desgastada a su máxima expresión, con una división interna entre habitantes de diferentes zonas, sumado a un casi inexistente sistema de comunicación, periodistas que apenas pueden servir con la palabra y una televisión al servicio estatal hacen mínima la comprensión por parte del pueblo de la situación existente más allá de sus limites personales.

En un país donde el agua limita las fronteras externas mientras la incomunicación demarca las internas y el desconocimiento hace lo propio imponiendo las frontera mentales, las demostraciones de inconformidad con el Gobierno se hacen casi imperceptibles ya que la gran mayoría está absorta en los afanes de la vida diaria ante las carencias materiales y alimenticias. No obstante, esos problemas existen movimientos de lucha contra la opresión y por los derechos humanos y toman fuerza.

Antes de 1959, la madre de dos jóvenes cubanos comenzó su denuncia ante el asesinato de sus hijos haciendo una peregrinación que demostraba su luto interno. Frank y Josué País quedarían en los libros, su madre y las Damas de Negro serían la antesala de una historia.

En los años 80, se constituyó en Santiago el grupo conocido como "Madres Seguidoras de Mariana", las que solicitaban una amnistía para los presos políticos, empeño en el que se destacó María Antonia Escobedo actualmente exiliada.

En el año 2003, después de la ola represiva conocida como la Primavera Negra de Cuba, surgen las "Damas de Blanco",con Gisella Delgado, esposa del disidente Héctor Palacio, a la cabeza inició un largo y tortuoso camino a la emancipación total de la mujer cubana y por consiguiente de la libertad de Cuba.

Laura Pollán, esposa del periodista encarcelado Héctor Maseda, tomó las riendas del grupo en el 2006 y le dio un vuelco total aglutinando un mayor número de personas y haciendo acciones cívicas por las calles de La Habana. Es a partir de este momento que las Damas de Apoyo entran a jugar un papel importante en esta lucha. A las primeras les une el amor filial a los suyos a las otras la conciencia patria arraigada en sus corazones.

Una reconciliación entre las Damas de Blanco y de Apoyo fortalecería la agrupación propinándole una bofetada en pleno rostro al régimen castrista que, como Fouché, se alimenta de patrañas e intrigas. Damas de Blanco, Damas de Apoyo no se dejen confundir.

dovalamela@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario