Publicado para hoy 25 de junio
Por Luis Felipe Rojas Rosabal
San Germán, Holguín, (PD) Entre represores y reprimidos en Cuba, algo ha venido a quedarse para siempre. No me gustan los axiomas, pero la dinámica de la represión parece haber cambiado definitivamente.
Reina Luisa, la madre de Zapata, se embarcó en la lucha por la liberación de su hijo desde los primeros momentos en que lo encarcelaron hace siete años. La lucha que libró en ese periodo acabó por dejarle tantas dolencias como al hijo torturado. En este tiempo ha sufrido deportaciones forzosas, fue embestida por un ciclista en las cercanías de la prisión especial de Kilo 8, en Camagüey, un ‘carterista’ robó su teléfono móvil. Además de las golpizas vistas a todo trapo, gracias a la presencia de la prensa extranjera en Cuba, ahora las turbas en Banes, su lugar de residencia, se encargan de golpearla e intentan humillarla.
¿En qué cambió la dinámica? El objetivo ahora no es Zapata, es Reina Luisa-testigo-acusador-demandante y vehículo de un juicio futuro.
Es cierto que debido a ser una sexagenaria es un blanco más débil de esa maquinaria de enfrentamiento militar armado que sabe matar, vejar y desquiciar a su contrario. En eso el G2 tiene un récord bastante alto. Pero esta veterana mujer ha convertido el caso de su hijo muerto en una bandera que ondea por toda la isla. Ahora su lucha no termina con la liberación de los presos políticos, como puede sucederle a la mayoría de sus colegas, las Damas de Blanco. ¿Hacia dónde van a girar los cañones contra Reina Luisa? ¿Hacia las decenas de personas que son detenidas cada mes cuando intentan llegar a Banes para apoyarla? ¿Hacia la tumba de Orlando Zapata en el viejo cementerio de La Güira, convertido en lugar de peregrinación? ¿Hacia los vecinos solidarios?
Estuve allí en la humilde casa, donde se afanaron en colar un café bien puro y rápido “por si vienen los segurosos y te deportan”, me dijo ella. Pude comprobar la triste misión de las turbas paramilitares: estar alerta todo el día ante la visita de cualquier extraño; acosar, ofender y golpear incluso a esta mujer cuando lo ordene el G2 a través de los primeros oficiales de enfrentamiento, mayores Douglas y Roilán Cruz Oliva.
La meta de Reina Luisa es la libertad de Cuba y sabe que sólo en caso de triunfar una verdadera democracia tendrá justicia institucional para el hijo muerto en prisión. Para ella el camino es largo y lleno de tropiezos, pero como toda lucha, su contrario (superioridad aparte) está obligado a seguirla y desgastarse igual a ella y mostrarse ante todos tal cual es. Esa es su primera victoria de madre dolida. Es una carrera de largo aliento, donde sus perseguidores también dejan parte de sus vestiduras y las máscaras que intentan cubrirles el verdadero rostro. Por ahora la hemos visto lucir espléndida y elegante en la arrancada.
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