sábado, 19 de junio de 2010

Un manifiesto hostil

Publicado para hoy 20 de junio


Derechos Humanos/ Desde las cárceles


Cubamatinal/ Por más que trato, no logro comprender cómo se cambia de un pensamiento político de extrema derecha a uno de extrema izquierda y viceversa. Desde esta prisión, día a día me comunico con hombres y mujeres consagrados al cambio democrático que esta Isla necesita sin odios ni exclusiones. Incluyo a la diáspora que sufre la ausencia de la patria desde los distintos puntos cardinales del planeta.

Por Pablo Pacheco Ávila

Prisión Provincial Canaletas, Ciego de Ávila, 17 de junio /PD/ Siempre he manifestado que disentir es un derecho y criticar también. Que todo aquel que renuncie a estas opciones, se convierte en marioneta del destino en esta vida terrenal. Unas personas a las que más que querer, admiro, contaron de la cruzada contra un sector de la disidencia dentro de la Isla, por firmar al igual que yo un documento a favor de la eliminación de ciertas restricciones que entorpecen las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos y Cuba.

La protagonista de esta nueva moda de la intolerancia desde Europa, redactó un torcido y repugnante comentario al cual considero tan hostil como el odio sin límites del régimen gobernante en la Isla hacia nosotros, los que no bajamos la cabeza y respondemos absolutamente a Cuba. Se trata de la escritora cubana Zoé Valdés, quien reside en París, Francia desde hace algunos años.

Es posible que la señora Zoé Valdés, malgaste su precioso tiempo al escribir contra nosotros en desconocimiento de la realidad del país y de los que aquí vivimos. Tampoco descarto que escriba sus artículos desde la mismísima Torre Eiffel. Mis hermanos de lucha y yo lo hacemos en cautiverio, desde diversos establecimientos penitenciarios y otros, marginados, asediados y perseguidos en la calle.

Ahora me encuentro en la Prisión Provincial Canaletas en Ciego de Ávila, de la cual es posible que no salga con vida, como ocurrió con el mártir y hermano de ideas, Orlando Zapata Tamayo. El código de responsabilidad de los seres humanos comienza por amar y respetar al prójimo como a uno mismo. Quien dijo este precepto es hito de compasión.

No es secreto que antaño, cuando Zoé Valdés era incondicional al régimen de La Habana, clasificaba entre las discípulas principales del incondicional al gobierno, Alfredo Guevara. No pretendo cuestionar el criterio de Zoé Valdés, los extremos para mí, siempre se juntan, no cabe la menor duda. Pero no puedo pasar por alto lo escrito por ella. ¡Es tan similar a lo publicado por el diario Granma y a los ataques infames de Randy Alonso, Reinaldo Taladrid, Lázaro Barredo y otros periodistas oficiales en la tristemente célebre Mesa Redonda! Cualquiera podría pensar que salen del mismo cerebro y de la misma pluma.

Primero, Zoé Valdés se vio inspirada por un sentimiento que desconozco y en peligro de extinción para el futuro de Cuba, al atacar con sus comentarios a la inteligente y valerosa bloguera Yoani Sánchez. Al poder vivir en un país donde los ciudadanos pueden escribir lo que les dicta su conciencia sin temor a la censura y mucho menos correr el riesgo de terminar en prisión, como ha sido el caso de cientos de presos políticos cubanos en los últimos años y los cuales aparecen mencionados por Zoé, considerados de forma irresponsable como traidores, no queda más opción: La mayoría de los que firmamos y también, los que no rubricaron el documento, podemos perfectamente prescindir de la lealtad de la escritora cubana.

Reconozco su talento, pero si este fuera usado racionalmente, estoy convencido que recogería muchos y más útiles frutos. Nosotros no somos responsables de que Zoé Valdés no pueda vivir en su patria junto a su pueblo y aportando su granito de arena por la reconciliación nacional y la democratización del país. Claro, desconozco si está de acuerdo.

No puedo finalizar estas líneas sin recordar a Zoé que en la historia de los últimos cincuenta años, no hubo un caso similar al del excepcional Guillermo Fariñas. A pesar de encontrarse en libertad, protagoniza una huelga de hambre que puede costarle la vida, para exigir la libertad de una veintena de presos políticos y de conciencia en cautiverio que sufren condiciones severas de salud, adquiridas en prisión. Esto, se debe respetar, aunque no comparto la opción de renunciar a los alimentos, como lo ha hecho el amigo Guillermo ‘Coco’ Fariñas. Me encantaría saber que hace Zoé Valdés por los presos políticos.

Para concluir, diré que firmé el documento por iniciativa propia. Si es necesario, lo vuelvo a firmar. Nuestra patria necesita oportunidades, opciones y no el inmovilismo político de las últimas cinco décadas. No está de más recomendar a esta intelectual cubana en la diáspora que se informe sobre las vicisitudes de los presos políticos cubanos. No te engañes Zoé, no todos los que aman este terruño están en disposición de dejar la estabilidad de su familia por defender y reclamar la democracia y la independencia de su país.

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