
Por Ramón Díaz-Marzo
Habana Vieja, La Habana,(PD) El consejo que le doy al dúo cubano “Buena Fe” es que comprendan que, dentro y fuera de la Isla, son figuras públicas y, cualquier expresión desafortunada puede dar al traste con sus carreras de artistas.
Esto que digo lo digo de buena fe, pues pienso que estos dos muchachos que se dedican a cantar canciones con buena fe, donde los mensajes directos e indirectos son de buena fe, o son muy jóvenes o han tenido una vida especial, muy diferente a la que ha llevado el resto del pueblo cubano, y no saben, no quieren saber o se hacen los locos.
En sus canciones hay una ausencia total de testimonio sobre el dolor del pueblo cubano; dolor que hemos soportado millones de cubanos por más de medio siglo. A la hora de componer sus canciones, desconocen o quieren desconocer, la hilera de cadáveres espirituales de artistas que tuvieron la misma intención (llegar a los escenarios y grabar discos) que, a diferencia de ellos, han quedado en el camino por una elemental falta de libertad de expresión y la ignorancia y tozudez de un grupito gobernante que siempre han identificado la cultura como una enemiga.
Sigan pues, estimados muchachos, cantando de buena fe sus canciones que ignoran la falta de libertad y el desgobierno de los hermanos Castro, y pónganse un candado en la boca, dentro y fuera de Cuba, a la hora de emitir un juicio tan desacertado como calificar a las Damas de Blanco de “PUÑETERAS”. Para que luego Israel Rojas no se disculpe y diga que la palabra “puñetera” es una expresión que “uso constantemente con mi hijo y es lo que más quiero en la vida”. Porque este dúo tiene que saber que las Damas de Blanco no son sus hijas.
Como a través de sus canciones dentro de 100 años ningún historiador honrado podrá entresacar lo que ocurría en Cuba en el tiempo que ellos vivieron, es mejor que se callen la boca. Y cuando viajen al extranjero y la prensa libre les pregunte respondan: “sin comentarios”. Se lo aconsejo porque ellos dos, especialmente Israel, el vocalista principal, no saben en carne propia ni han sufrido el recorrido doloroso del arte en Cuba bajo la batuta del anciano dictador durante 50 años.
A ellos, cuyas canciones no son nada del otro mundo, y personalmente siempre me resultaron oportunistas, repetitivas armónicamente, y por lo mismo aburridas e intrascendentes, les aconsejo que a la hora de opinar en política se pongan un candado en la boca, y sigan cantando sus canciones de buena fe.
ramon597@correodecuba.cu
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